MEMORIA & BALANCE

La bomba de los precios

Mientras los proveedores aumentaron casi 50% desde las PASO y la devaluación de Fernández puede impactar más, el Gobierno busca contener subas que afecten a sectores bajos. Negocian congelamiento.

En paralelo a la deuda, el problema de la inflación marca los tiempos de la primera parte del gobierno de Alberto Fernández. Cuando el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, les preguntó a los empresarios del consumo por qué los precios habían subido más que la devaluación desde las PASO hasta hoy, ya sabía el detalle de los aumentos, una especie de colchón virtual que los proveedores se hicieron para contener lo que, creían, podía ser un congelamiento de precios. Los CEOs de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) le dijeron que fueron alzas de los proveedores. Unos días después, se pusieron a revisar listas de agosto a diciembre.

 

Marcó del Pont. AFIP hará compensaciones a sectores bajos. 

 

 

Desde las primarias, hubo aumentos promedio del 50% en toda la góndola y algunos picos más altos como en pañales, donde reina una concentración fuerte de empresas como P&G y Kimberly Clarck. Allí las subas llegaron al 60%. En bebidas, otro caso emblema, las subas fueron de casi el 40%.

 

A esta dinámica desbocada, por encima de la marcha del dólar, se suman otros dos factores de riesgo para la nueva administración. El primero y más urgente, el 31 de diciembre vence el IVA cero que el gobierno de Mauricio Macri impuso como una forma de intentar recuperar votos post primarias. El segundo y más allá de las lecturas del oficialismo sobre el paquete de ley de emergencia, el ajuste y la devaluación que quedó firme luego de los impuestos a la compra de divisas opera casi como un trampolín para nuevas alzas en las góndolas. Siempre considerando los usos y costumbres históricos de los que producen bienes básicos en la Argentina.

 

 

Fernández le pidió a Funes de Rioja, de la COPAL, que moderen los precios. 

 

 

Para esos dos problemas parece haber varias soluciones en danza, algunas técnicas y otras más bien políticas y voluntaristas. Cuando caiga el IVA cero a 14 categorías de productos básicos, habrá un esquema confirmado para contener esa caída que el Gobierno trabajó con los técnicos de la AFIP, que ahora conduce Mercedes Marcó del Pont. Hay un punto en la Ley de Emergencia denominado Reintegro para los Consumos en Sectores Vulnerables. Le da al fisco la atribución de “devolverle” a los beneficiarios de AUH y jubilaciones mínimas hasta $700 por mes en compras de alimentos, bebidas y limpieza. El número surge de un cálculo que se hizo sobre el gasto en alimentos que hacen los hogares de menores recursos. El trabajo asevera también que, en promedio, hay por hogar dos beneficiarios de planes, lo que redundaría en una devolución de $1.400 por familia. Eso alcanzaría a cinco millones de personas y no sería inmediato. Es una especie de compensación por el IVA sin llamarse así, para evitar que el gobierno nacional vuelva a tener un conflicto con las provincias por un impuesto que es coparticipable. “Es un beneficio para sostener la demanda”, aseguran en la AFIP. El plan de Fernández para contener precios también apunta a que un mayor consumo dinamice las ventas y haya un rebote visible en las compras de todos los días.

 

 

 

En Economía y en Desarrollo Productivo, las carteras que conducen Martín Guzmán y Kulfas, respectivamente, van por otros carriles que apuntalen aun más las alzas por descongelamiento del IVA y por devaluación. Están pensando en un esquema compartido entre el Estado y los empresarios para afrontar el impuesto al consumo. Que cada uno compense una parte. Además, la mano política se ve en lo que se vislumbra como un acuerdo de congelamiento de precios de alimentos que ya está en negociación. Se lo pidió Fernández al titular de la Coordinadora de Productores de Alimentos (COPAL), Daniel Funes de Rioja, en la última reunión de la mesa contra el hambre. Contener o congelar los precios tal como hicieron los laboratorios.

 

 

Kulfas y la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, con los super de ASU. 

 

 

Este punto es el más complejo porque está en juego el futuro de un Precios Cuidados más ambicioso. También vence a fin de año el plan de precios de referencia y el Gobierno quiere potenciarlo con primeras marcas, más publicidad y mayor impacto. Para eso necesita que los empresarios acepten sumar productos de calidad, en un tira y afloje que tiene a los aumentos como telón de fondo. En este contexto, Desarrollo Productivo ya puso el ojo en que no haya subas atribuibles a la devaluación del 30% al dólar, que lo llevó por encima de los $80. Es una tarea más que compleja, pero un test de si funcionará o no el pacto social que arranca formalmente en enero y depende de la voluntad de todos los sectores, que deben ceder algo para que pueda concretarse.

 

Martín Menem y Karina Milei.
Javier Milei en una exposición de maquinaria agrícola, uno de los pocos sectores industriales con expectativas

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