La faz de los precios parece ser el único ítem de la iniciativa económica que se mueve con medidas, por fuera de la negociación de la deuda. En los últimos días, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, junto a la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, mantuvieron sendas reuniones con supermercados y proveedores para reactivar Precios Cuidados.
El gobernador y Costa, autores del plan. En 2014 llegó a ser una canasta de 500 productos.
La idea –según supo Letra P- es revivir el programa a los niveles que tenía cuando nació en 2014, de la mano de Axel Kicillof y Augusto Costa. Así, el programa que vence en enero tendrá productos de mayor calidad, primeras marcas, nueva señalización y más controles al abastecimiento. Los grandes supermercados nucleados en la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) y la Coordinadora de Productores de Alimentos (COPAL), se mostraron dispuestos a participar. En este marco, el Gobierno empezará reuniones y charlas con empresas en forma individual para saber qué productos aportarán. En la época de oro de Precios Cuidados, según la consultora IPSOS, el programa llegó a representar el 22% de las ventas totales de los supermercados y una canasta de 500 productos. Por esta razón y ante la crisis de ventas, los comercios quieren que tenga más participación, incluso para generar un ancla de precios y una referencia.
Lácteos. Se incrementará la oferta.
En el último encuentro con Copal, se quedaron después de hora los empresarios del sector lechero. La idea allí es ampliar el rubro lácteos, casi abandonado en la gestión de Cambiemos, quedando sólo en yogures y leche. También habrá una articulación de productos de calidad y saludables, en línea con el lanzamiento y la puesta en marcha de plan contra el hambre.
Lo que tiene una negociación más ardua es la difusión de la publicidad del plan, que desapareció en el gobierno de Mauricio Macri. Los propios super pretenden que el Estado use los medios para difundir los Precios Cuidados, y que estén mejor señalizados en las góndolas. Pero el punto más relevante será el control: en la era K, cuando saltaba una alerta de faltante en el sistema, se llamaba a las empresas para que cumplan y respeten el acuerdo. En los años de Macri, se comunicaban con el supermercado para saber qué había ocurrido, sin ir al proveedor.