La dificultad con la que se había topado el presidente Mauricio Macri para fidelizar el voto de la patria sojera en la provincia de Buenos Aires logró ser revertida con creces en la elección general del último domingo, luego de una campaña en donde se reforzó el mensaje que interpeló directamente al núcleo duro del electorado macrista, relacionado con la producción agropecuaria en territorio bonaerense, el cual fue apuntalado con desembarcos territoriales en lo que se denominó la marcha del #SíSePuede, tour que en la jurisdicción que administrará hasta el 10 de diciembre María Eugenia Vidal tuvo cinco ciudades elegidas: Mar del Plata, Bahía Blanca, Olavarría, Junín y Pergamino.
Con algunos de esos bastiones del interior bonaerense en riesgo de ser perdidos a manos de candidatos del Frente de Todos, en Juntos por el Cambiemos excavaron allí en los últimos dos meses y medio en la épica que supo calar hondo en el segmento de la población que registra un fuerte antecedente de animadversión hacia el kirchnerismo desde la protesta ruralista de 2008 por la 125.
Así, a diferencia de lo sucedido en las Primarias, donde la imagen presidencial en caída puso en peligro la cruzada reeleccionaria de los intendentes PRO, en las generales el crecimiento del jefe de Estado fue significativo en esos distritos visitados –en la mayoría de ellos incluso creció más que la gobernadora Vidal y el postulante local-, factor que representó un impulso –y no un obstáculo, como en agosto- para la mejora en la performance de la boleta municipal.
El crecimiento macrista osciló entre los 8 y 10 puntos en estos cinco distritos, el más voluminoso de ellos registrado en el corazón de la patria sojera, Pergamino, donde superó la barrera del 50% y su candidato local, el intendente Javier Martínez, merodeó los 60 puntos.
En Junín, Cambiemos logró sortear una parada difícil. En agosto, la alianza gobernante había quedado más de 10% abajo en el orden local con relación a la sumatoria de la interna del Frente de Todos en la que se había impuesto el ex intendente Mario Meoni. Sin embargo, las cosas se invirtieron este domingo. Pablo Petrecca –uno de los intendentes amarillos alineados a Jorge Macri- obtuvo más del 52%, contra el 42,92% de Meoni.
En Olavarría, en tanto, no impactó el hecho de que el acto presidencial haya sido días después del cierre de la planta histórica de Loma Negra en ese distrito. Allí, el presidente saliente creció 9% y su candidato local, el intendente Ezequiel Galli, logró retener el poder municipal con un crecimiento superlativo: del 38,52% en agosto al 50,57% este domingo.
El macrismo también pudo salir victorioso de una elección incierta hasta último momento como en Mar del Plata, donde el Presidente eligió cerrar la gira del #SíSePuede junto con uno de sus delfines de antaño, el ex ministro de Seguridad porteño Guillermo Montenegro, que alcanzó la intendencia tras aumentar la base de votos obtenida por Cambiemos en agosto –interna mediante- con una estrategia que apostó a desembarcos territoriales de la gobernadora Vidal (con un alto caudal de votos en esa ciudad que fue ratificado en octubre) y a focalizar en la experiencia de Montenegro en CABA en tiempos de kirchnerismo y mostrar que Mar del Plata cuando tuvo intendentes de otros signos políticos a los de la Gobernación “pudo avanzar”, deslizaron en su entorno durante la campaña en la que habían descomprimido el impacto negativo de la imagen presidencial: “Mauricio no complica acá. En las PASO hubo solo tres puntos de diferencia con Vidal y está creciendo”, había asegurado al cerrar septiembre. Lo números ratificaron ese diagnóstico previo.
En Bahía, prácticamente no hubo corte entre Macri y el intendente Héctor Gay, que logró retener el sillón de mando municipal luego de unas PASO que lo habían dejado muy cerca del candidato de Todos, Federico Susbielles. Este domingo, Juntos por el Cambio superó la barrera de los 50 puntos en todas las categorías, empujando el triunfo seccional también en la Sexta.
