JUNÍN (Enviado) La segunda de las 30 marchas del “Sí, se puede” con las que Mauricio Macri intenta una remontada histórica en su afán por quedarse otros cuatro años en la Casa Rosada pasó casi desapercibida en esta ciudad de más de 100 mil habitantes gobernada por Cambiemos y enclavada en el corazón de la patria sojera del noroeste bonaerense. “Se puede dar vuelta la elección”, alzó la voz el Presidente desde la Plaza Fuerzas Armadas del microcentro, arrancando el aplauso de las aproximadamente cinco mil personas presentes. Sin embargo, su visita y el esfuerzo motivacional no lograron alterar la rutina cotidiana que, a cien metros del escenario, seguía su curso.
El evento, que arrancó cerca de las 18 y se extendió por unos 45 minutos, fue el cierre de un periplo que inició un rato antes, acompañado por la gobernadora María Eugenia Vidal, con la inauguración de un tramo de la autopista en construcción sobre la Ruta 7, que une Junín con Luján, una obra reclamada desde hace décadas por lo juninenses. Llegaba a la cabecera de este distrito con esa credencial bajo el brazo. Ni eso alcanzó.
El movimiento del centro comercial que conforman las calles Sáenz Peña y Rivadavia, a espaldas del escenario sobre el que hablaron el intendente Pablo Petrecca primero y Vidal y Macri luego, acaso sea la postal del (no) impacto que provocó la llegada del mandatario: todo siguió su curso, la gente paseaba por el centro, el tránsito no fue restringido y los niños jugaban en la plaza aledaña acompañados de sus padres.
Junín fue uno de los epicentros bonaerenses de la protesta del campo en épocas de la 125. Siempre reticente al kirchnerismo, es una de las intendencias que Cambiemos busca retener pese a la mala performance en las PASO. Necesita una remontada histórica: la suma de los postulantes del Frente de Todos alcanzó 50,76% de los votos, contra el 39,99% de Petrecca, que busca la reelección. A contramano de lo que sucedió en la mayoría de los distritos, a Macri le fue mejor que al candidato local.
Gran parte del público que vivó a Macri y Vidal este lunes por la tarde llegó de distritos aledaños. Pergamino, Rojas, General Viamonte y Chacabuco, ciudades ubicadas en un radio de 110 kilómetros. De las declaraciones que recabó Letra P entre los presentes surge un dato inequívoco: el motivo fundamental de la asistencia al acto fue el rechazo a la pasada gestión y, fundamentalmente, a la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner. “Hay que apoyar a Macri para que no vuelva Cristina (…) No podemos volver para atrás. Los otros se robaron todo. Es cierto que estamos mal, pero hay que confiar”. Los dichos de Cecilia, docente y esposa de Alberto, contratista agropecuario de Rojas, resumen las respuestas que decenas de asistentes al acto dieron a este portal al ser consultados sobre el motivo que los llevó hasta allí.
Luego de un corto discurso del intendente Petrecca a modo de presentación, fue el turno de Vidal. “Nos decían que era imposible que nuestros hijos dejaran las drogas y nosotros nos peleamos con los narcos”, fue la frase con la que logró la ovación. La mandataria volvía a Junín luego de algunas semanas, en tiempos de guerra fría con el Presidente, cuando les dijo a comeciantes de la zona que no podía hacer nada más, que todo lo que estaba a su alcance ya lo había hecho. Fue la respuesta al ruego de comerciantes de la zona atrapados por la crisis, muchos de los cuales debieron bajar las persianas.
En lo que significó el segundo acto de campaña junto a Macri luego del gélido distanciamiento –el primero fue el martes pasado en Florencio Varela, durante la inauguración del Metrobus-, Vidal apeló a la épica. “Muchos dicen que esto no se puede dar vuelta, dicen que ganar es imposible, pero nosotros sí que sabemos de imposibles. Sabíamos en 2015 y no nos rendimos y estamos acá”, dijo. “Es tiempo de que este equipo salga a la cancha”, gritó, y volvó a recibir el apoyo de los presentes que blandían banderas argentinas y en varios tramos corearon su nombre.
Desde la Circunvalación, un anillo perimetral que encierra el casco urbano de Junín, hasta el corazón de la ciudad, donde se desarrolló el acto, un policía por cuadra anticipaba el camino que recorrería Macri. En la zona aledaña, un vallado y un cordón de uniformados cerraban el paso a los asistentes y ordenaban a decenas de vendedores ambulantes, que vendían banderitas argentinas y otras con la inscripción del Sí, se puede, a 100 y 200 pesos, según el tamaño.
La entrada del mandatario a la ciudad fue tranquila, solo llamaron la atención los autos y camionetas de alta gama con vidrios polarizados de la custodia presidencial. La segunda parada de la caravana motivacional a la que convocó para dar vuelva el resultado del 11A parece tener convocatoria y éxito dispar según el lugar. Lejos de lo ocurrido en Belgrano la semana pasada, la visita a Junín pasó sin pena ni gloria para el candidato presidencial que necesita recortar una diferencia de 15 puntos.