Los festejos de la noche del 16 de junio en la ciudad de Santa Fe luego de ser elegido gobernador fueron para Omar Perotti la culminación de una etapa y el inicio de la construcción de una sólida relación con el futuro presidente argentino. Su silencio de aquella noche hizo dudar a algunos de su apoyo a Alberto Fernández, pero con el tiempo se transformó en un actor clave en la echura del candidato con el que este domingo, si las urnas confirman los resultados de las PASO, el peronismo volverá a conducir. Este jueves, durante el acto de cierre de campaña en Mar del Plata, terminó a los abrazos con el exjefe de Gabinete de Néstor Kirchner. Diez puntos de diferencia le sacó Fernández a Mauricio Macri en Santa Fe en agosto. Perotti apuesta ahora a estirar la ventaja. Lograrlo lo dejaría mejor posicionado en la lista de responsables del triunfo y, por ende, obtener una paga mayor.
Fiel a su estilo, medido, huidizo, híper hermético, el rafaelino construyó su vínculo con el ex jefe de Gabinete, lo solidificó, lo recibió de brazos abiertos en la provincia y lo acompañó cuando se lo pidió. Pero el presente no solo obedece al rol de Perotti, responde también al trabajo de todo el peronismo santafesino. “Unidad en la diversidad” es el concepto que se repitió a diestra y siniestra en Santa Fe y luego se reclamó replicar a nivel país.
Una postal de ello fue el cierre de campaña previo a las PASO en Rosario, al pie del Monumento a la Bandera, junto a Fernández, Cristina Fernández de Kirchner, gobernadores y candidatos. Unas cien mil personas contemplaron el momento.
En el medio, Fernández lo llenó de mimos al todavía senador nacional. Recordó cuando con el ex presidente Kirchner ponderaban el “modelo Rafaela”. Lo definió como “un amigo” y observó varias coincidencias entre ambos.
El rafaelino vio la oportunidad y jugó su chance. Siempre tuvo como prioridad el pago chico, la provincia que gobernará a partir del 10 de diciembre, y apostó por convicción, pero también por necesidad.
Y confía, en función de la relación que armó con el candidato, en que Santa Fe tendrá un lugar preponderante en la escena nacional. Viejas demandas y nuevos reclamos están en el radar del rafaelino y hay “un amigo”, futuro presidente, que puede concretizarlos.
El rol de Santa Fe también tomó vuelo. A la chance de que Perotti se convierta en una suerte de líder de los gobernadores se le sumaría el lugar que María Eugenia Bielsa tendría en el gabinete nacional. La arquitecta lideraría un área dedicada a la Vivienda y el Hábitat y, si bien se la reconoce por su capacidad técnica, también recibiría un premio por participar del armado que le permitió al PJ recuperar Santa Fe tras doce años de socialismo.