ROSARIO (Corresponsal) Unas 200 mil personas y el Monumento a la Bandera fueron testigos de la potente y definitiva postal de la unidad del peronismo. Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner cerraron la campaña secundados por los gobernadores, candidatos de fuerte referencia nacional, como Sergio Massa, e intendentes del Frente de Todos, en un acto de alto contenido político y simbólico.
Fernández arribó el martes por la noche a Rosario y el miércoles tuvo agenda desde temprano. Se reunió con comerciantes, empresarios e industriales y luego con la cúpula de la Bolsa de Comercio de Rosario. Como cuando visitó el centro norte de Santa Fe, quien le armó la agenda con esos sectores presumiblemente esquivos fue el gobernador electo Omar Perotti, una suerte de socio inesperado en el cierre de la campaña, no por su aval, sino por el tono clave y contundente que adoptó.
Mientras el Monumento se poblaba de militantes en un peregrinar interminable, el candidato presidencial de Todos encabezaba la firma de un acta compromiso junto a gobernadores, actuales y electos, más candidatos, sumando en total representantes de 19 provincias. La foto, en el patio de la Facultad de Derecho, era por demás elocuente. El corolario de la campaña opositora tenía a Fernández en el centro rodeado de los mandatarios. Quién lo hubiera pensado.
“El más federal de los porteños”. Así se definió Fernández, mientras le ponía el gancho a lo que propuso desde el vamos. Le alcanzó para contener y agrupar a todos los mandatarios. Primero había que cerrar filas adentro y después venía el resto. Y en ese tren, no es casual que lo haya hecho en Santa Fe. Recibió la idea del propio Perotti, quien le sugirió estampar un compromiso a futuro para cada distrito. Axel Kicillof y Juan Manzur. Gildo Insfrán y Matías Lammens. Ganadores y todavía candidatos, todos, se sentaron orgullosos al mismo convite, no hubo rezongues.
Para cuando terminó el breve acto el Monumento ya se veía colmado. Movilizaron hasta gremios e intendentes de la provincia de Buenos Aires, como el caso de Gabriel Katopodis (San Martín). Los jefes comunales y las y los legisladores tuvieron su lugar en una tribuna lateral. Los gobernadores hicieron la previa en una carpa detrás del escenario. Los periodistas, a unos 80 metros del lugar central.
Una fiesta popular se vivió en el Parque a la Bandera. Los vendedores ambulantes se hicieron el día ante semejante espera. Banderas, remeras, imanes, calcos, el libro “Sinceramente”. Hay un mundo de souvenirs sin fronteras en la esfera peronista, especialmente de Cristina. La presencia de la fórmula se matizaba con el “vamos a volver” en primera línea, seguido del “Alberto presidente”. Los parlantes acompañaron con rock nacional y algo de trap durante toda la tarde.
Antes de las 19, los gobernadores y candidatos ocuparon sus banquetas. Fueron presentados uno a uno y Kicillof -largamente- y Perotti fueron los más aplaudidos. Segundos después hicieron su aparición los Fernández. Los recibieron cual salida de Boca en la Bombonera, bombas de estruendo, bengalas de humo, papelitos.
Una medida y emocionada Cristina metió autocritica y lamentó el quiebre interno en el peronismo del pasado. “Fueron dividiéndonos para llegar al poder y hacer lo que nadie esperaba”, remarcó, mientras asentían varias cabezas detrás de ella. La ex presidenta le auguró una “tarea espléndida” a su tocayo. Ovacionada, mantiene intacto el idilio con sus fans. Eligió no extenderse y delegó el protagonismo en el candidato.
Fernández arrancó eufórico, de entrada. Veía confirmada su creación. Tenía a la ex presidenta de ladera y al conjunto de gobernadores peronistas, también. "Cristina, yo y todos estos gobernadores sabemos qué intereses representamos”, remarcó, y una y otra vez ponderó a los mandatarios, porque junto a ellos “hay que construir otra Argentina”. Lo definió a Perotti como un “gran amigo” y les prometió que serán parte de la “conducción del país que viene”.
También los tenia muy cerca a Sergio Massa y Felipe Solá, dos que no son mandatarios, pero cumplieron y cumplen un rol en la unidad en la diversidad que alcanzó el peronismo. Bien lejos estuvieron del kirchnerismo en los últimos años, pero hoy están bien alineados para enfrentar al adversario, el presidente Mauricio Macri.
Al borde de la afonía, se permitió el éxtasis final. "Me han llenado el alma, tienen de mí el total compromiso. Si alguna vez me ven claudicar, salgan a la calle y recuérdeme que les estoy fallando", bramó para cerrar. Se bajó del escenario después de haberse prestado a selfies, envíos de besos y abrazos y algún que otro ensayo de baile. Lo mismo hicieron Cristina y los gobernadores. Todos. Y juntos.