Absorto, desconcertado, pero “dispuesto a colaborar”, el peronismo mira desde afuera el manejo de la crisis más profunda que atraviesa el Gobierno desde que Mauricio Macri desembarcó en la Casa Rosada. Sectores dialoguistas y duros coinciden en su voluntad de “evitar” un colapso institucional, pero critican la falta de reacción política para contener el desborde económico.
Hasta los gobernadores más duros con el oficialismo pasaron este jueves por Balcarce 50 con ánimo negociador. Por distintos motivos, en el Ministerio del Interior estuvieron el formoseño Gildo Insfrán, la santacruceña Alicia Kirchner y el riojano Sergio Casas, tres mandatarios a los que el Ejecutivo nunca anota en el grupo de los dialoguistas.
Pese a que este miércoles, después de la reunión en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), los gobernadores Alberto Rodríguez Saá (San Luis) y Carlos Verna (La Pampa) hablaron del “fracaso” del Ejecutivo nacional, la mayoría de los mandatarios que participó de esa cumbre coincide en la necesidad de actuar con “prudencia” y asegura que estaría dispuesto a acudir en auxilio del Gobierno si el Presidente los convocara.
“Queremos ayudar, queremos que el Gobierno nacional tenga presupuesto. Por eso hay negociaciones. Hay que consensuar”, dijo al salir del CFI el tucumano Juan Manzur. “La oposición tiene que colaborar. Tenemos nuestra mirada crítica pero es importante que nos pongamos de acuerdo”, reforzó este jueves el salteño Juan Manuel Urtubey.
Con matices, en el peronismo coinciden en un diagnóstico: creen que “el problema que tiene el Gobierno es político, no económico”, y que está signado por la tozudez del presidente Macri, identificada en la persona del jefe de Gabinete, Marcos Peña. Además, consideran que la única forma de enviarles a los mercados una señal de estabilidad es con una convocatoria amplia al peronismo “racional”, que encarnan los gobernadores.
La idea tiene el impulso del ala política del Gobierno, que encarnan el ministro del Interior, Rogelio Figerio, y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. “Lo que hay que remover es la duda respecto del programa económico. Hay que despejar la idea de que puede volver el kirchnerismo. Y para eso necesitás acordar con el peronismo”, dicen en esos sectores del macrismo. Sería casi un co-gobierno, en el que algunos se animan a incluir un escenario de elecciones anticipadas.
Con el dólar en plena escalada, la negociación por el Presupuesto 2019 pasó a segundo plano. Las conversaciones que la semana pasada mantuvieron los ministros de Economía de las provincias con emisarios del Gobierno nacional para avanzar en la letra de la ley terminaron enterradas por la volatilidad cambiaria.
“Hablar de variables económicas no tiene sentido en este contexto”, dicen en el interbloque Argentina Federal. Entre los diputados del espacio hay distintas miradas respecto de qué hacer con el proyecto que enviará el Ejecutivo. Un grupo que responde a los gobernadores más dialoguistas considera que el peronismo tiene que aportar los votos que el oficialismo necesita para aprobar el Presupuesto y evitar cualquier tipo de acusación oficial de “desestabilización”, mientras que otros diputados se niegan a levantar la mano en lo que, consideran, será un “ajuste feroz”, que no quieren convalidar.
Aun así, entienden que el escenario más conveniente para las provincias será el de llegar a un acuerdo por el texto y no provocar que el Gobierno prorrogue el Presupuesto 2018, con el recorte que eso implicaría en un contexto de inflación desatada. En ningún caso quieren ser los que enciendan la mecha de una explosión que, consideran, el Gobierno propició solo y no sabe desactivar.