BIO. Nació el 25 de mayo de 1950 en Buenos Aires. En su juventud militó en la izquierda peronista y en 1978 se instaló con su familia en Valle Hermoso, una localidad situada en el departamento de Punilla, Córdoba, después de haber pasado por Rosario. En esa provincia inició su carrera política en el PJ, junto a Juan Schiaretti y José Manuel de la Sota. Fue director de la Administración Nacional de Seguros de Salud, senador provincial -antes de la reforma de la Constitución de Córdoba, en 2001, que eliminó la Cámara de Senadores y creó la Legislatura provincial-, ministro de Obras Públicas del primer gobierno de De la Sota, en 1999, y su jefe de campaña en el intento presidencial del "Gallego", en 2003. Ese mismo año fue electo diputado nacional por Córdoba. En 2007 asumió como ministro de Gobierno de Schiaretti. En 2013 fue electo nuevamente diputado nacional, junto a Schiaretti y, dos años después, asumió como senador nacional. Es presidente del PJ de Córdoba.
Caserio recibió a Letra P en su despacho del Senado (Foto: AGLP)
-¿Cómo hace el peronismo federal para posicionarse como alternativa electoral para 2019 desde el lugar de garante de gobernabilidad en el que se ubica? ¿Puede no ser socio en el ajuste?
-Más allá de lo malo de la palabra ajuste, hoy estamos en una situación que no tiene alternativas. Es simple: si nosotros no acompañamos, el país va a explotar rápidamente. Y volver a una crisis como la de 2001 no va a solucionar la situación, la va a empeorar. Después de esas crisis, la recuperación de la sociedad es muy lenta, sufren los más vulnerables.
"Este gobierno ya tiene que hablar de gestión propia. Se supone que ya tomó medidas para solucionar los problemas de la herencia recibida y los hechos demuestran que no dieron resultado. Si algo no se le podía criticar al gobierno anterior era que el país estaba desendeudado."
-¿Pero coinciden en que la solución es el ajuste?
-Nosotros no gobernamos, no tenemos que aportar las soluciones. Lo que vemos es la situación que tenemos, ya hay un acuerdo con el Fondo y ya mandaron la plata. Entonces, algo hay que hacer. El déficit fiscal es insostenible, pero es responsabilidad del Gobierno nacional. Las provincias estamos en menos del 1% del PBI, mientras que ellos están en un 6%. Ellos quieren que parezca que el déficit fiscal es de todos y no es así. Ahora, creo que si no votamos un Presupuesto en el que haya achique, esto explota. No es la medida que yo tomaría pero es la medida que hay y la toma el Gobierno. Lo peor que nos puede pasar desde el Congreso es querer gobernar, la gente no nos eligió para eso. No creo que estemos en condiciones de no darle una herramienta como el Presupuesto, en tanto y en cuanto sea razonable. Los gobernadores pondrán límites. Si el esfuerzo es solo nuestro y la Capital y la provincia de Buenos Aires siguen recibiendo subsidios, no lo votaremos.
-El punto, entonces, es dónde se recorta.
-El recorte se va a tener que hacer. Si no se soluciona el déficit fiscal, esto va a ser un problema. Nosotros apuntamos a un país productivo, nunca hubiésemos implementado las políticas de este gobierno, pero de nada sirve que yo haga ese análisis. La gente quiere que el Gobierno le dé soluciones. A lo mejor el hecho de ser serios y responsables a la hora de que alguien que votó la gente tenga herramientas hoy puede parecer que no da rédito político, pero en el mediano plazo sí.
"El Gobierno está cerrado en sus propios criterios y en el fondo siempre utiliza el latiguillo de que los peronistas tenemos la culpa de todo"
-¿El peronismo federal está pagando un costo político a corto plazo?
-No lo sé. La gente no está castigando a los gobernadores. En Córdoba, donde Cambiemos tuvo muchos votos, a la gente no le gusta que nosotros trabemos al Gobierno o lo tratemos de voltear. Y ojo, cuando vos no votás algunas cosas pasás al otro lado: hoy sos socio del ajuste y mañana te convertís en los que voltearon al Gobierno. El peronismo tiene como un estigma. Pareciera que cada vez que a un gobierno no peronista le fue mal es porque nosotros lo volteamos y yo creo que eso es algo que hay que cuidar mucho. Si no votamos, ellos no gobiernan. Eso es algo que nos marcan. Nosotros pensamos que sería muy malo que el Gobierno reconduzca el Presupuesto 2018. Si no participamos de esto, el ajuste va a ser mayor.
-¿Están esperando que Macri convoque a los gobernadores?
-El Presupuesto lo hace el Gobierno, no nosotros. Si quiere negociar algo, nos llamará. Nosotros no esperamos nada. El problema es del Gobierno, que tiene la responsabilidad de demostrarles a sus votantes que puede gobernar y sacar el país adelante. Hasta ahora es todo declamativo, reuniones prácticamente no hubo. Y pareciera que hay ciertas diferencias internas en cuanto a ese tema. Los que tienen que mover son ellos. Nosotros desde el primer día dijimos que si ellos querían sacar al país adelante era bueno que existiera una política de consenso. Nunca lo consideraron, el Presidente cree que eso es una cuestión corporativa. Está en su derecho. Pero hoy, después de tres años, estamos en la misma situación.
-¿Ahora es tarde para esa convocatoria?
-No sé, tampoco veo que tengan voluntad. El Gobierno está cerrado en sus propios criterios y en el fondo siempre utiliza el latiguillo de que los peronistas tenemos la culpa de todo. Nosotros nos hacemos cargo de nuestra historia, de nuestros errores. Siempre en el peronismo tuvimos la responsabilidad de decirlas cosas cuando no estuvimos de acuerdo. Por eso yo siempre diferencio el kichnerismo de la otra etapa. Con (Néstor) Kirchner siempre pudimos hablar, intercambiar ideas. Se manejó más desde la política, siempre se terminaba llegando a un consenso.
-Diferencia el kirchnerismo del cristinismo.
-Creo que hay una diferencia notoria. Hubo una renovación interesante desde el punto de vista de los dirigentes, pero a lo mejor no con el pensamiento doctrinario que tenemos los peronistas. No es una crítica.
Siempre hemos tratado de que el peronismo, que históricamente no se sabía si era de izquierda o de derecha, porque era un movimiento, no rompiera el equilibrio. Cada vez que rompimos el equilibrio tuvimos gravísimos problemas. En la década del 70 y también con el menemismo.
-Habla de la incorporación de La Cámpora.
-Sí, creo que medio se abandonó el criterio del dirigente avezado, territorial, que tenía una experiencia valorada más allá de lo técnico. Se pensó en cambios que nunca fueron demasiado parte de nuestra política. Siempre hemos tratado de que el peronismo, que históricamente no se sabía si era de izquierda o de derecha, porque era un movimiento, no rompiera el equilibrio. Cada vez que rompimos el equilibrio tuvimos gravísimos problemas. En la década del 70 y también con el menemismo. Además, creo que uno de los graves problemas del gobierno anterior fue el modo arbitrario de tratar la política, tratar como enemigo al que no acepta lo que digo. Fue doloroso. Porque a este gobierno no le importa lo que opinás, pero no es peronista. Al anterior no le importaba lo que opinabas, pero era parte de tu propio partido. Fue difícil. Nunca hubo un lugar para debatir. Yo fui miembro del partido muchos años, traían un documento ya hecho, lo leíamos y nos íbamos. Y el acoso que sufrimos en Córdoba fue muy duro. Si hubiese habido más consenso seguramente las cosas hubieran salido mejor.
-En ese sentido, en la reunión de Gualeguaychú, el peronismo federal planteó la necesidad de armar una alternativa de centro.
-El peronismo es una fuerza de centro que, de acuerdo a las circunstancias internacionales y nacionales, se va moviendo un poco para acá o para allá. No creemos en la Revolución Bolivariana, estamos en la antítesis. No voy a decir que los que están en Unidad Ciudadana no son peronistas porque no sería justo. Sí pienso que las diferencias que tenemos son muy profundas y eso hace muy difícil pensar en estar juntos. La sola decisión que tomaron en la provincia de Buenos Aires, de armar un partido propio para evitar una interna que tenían ganada, demuestra la voluntad de ellos de siempre ir por afuera del peronismo tradicional. Nosotros tenemos otra mirada. Creo que tenemos cosas valiosas, un núcleo de gobernadores y de dirigentes con experiencia que pueden hacer un gran aporte. Eso evidentemente va a terminar en una cuestión electoral. Pero hoy la crisis es tan grande que es muy complicado pensar estrategias.
-¿Qué se hace con el caudal electoral que mantiene el kirchnerismo?
-El peronismo siempre estuvo manejado por liderazgos. Así se creó el movimiento. Evidentemente el sector de la ex presidenta tiene un liderazgo, que es el de ella. Nosotros hoy no lo tenemos, pero creo que de a poco se va a construir. Me da la sensación de que la decisión final de estrategia electoral la van a terminar tomando nuestros candidatos. Luego la discutiremos hacia adentro. No tiene mucha vuelta: vamos juntos a una PASO o vamos separados. Y en ese caso, el que salga segundo peleará en segunda vuelta y va a tener muchas chances de ganar. El Gobierno nacional no tiene fuerza para ganar una elección en primera vuelta.
-¿Quiénes imagina que podrían ser los candidatos de su sector?
-Me da la impresión de que va a terminar siendo algún gobernador. Ser exitoso y conocido donde vivís es el ABC de la política.
"...los peronistas de Córdoba en general lo apoyamos a Daniel. No trabajamos para el macrismo.
-¿Usted votó a Scioli?
-Sí, por supuesto..."
-También está Sergio Massa.
-Hay que ver si a Sergio le interesa ser parte del peronismo, no hay que descartar a nadie. Pero me parece que los gobernadores están en primera fila, salen punteros. Yo le tengo aprecio a Sergio, soy el único senador del país electo por la lista de Massa. Pero a lo mejor en estas circunstancias tenga que volver a desandar el camino y ser, por ejemplo, candidato en la provincia de Buenos Aires. Ni él ni nosotros ni nadie va a ganar la próxima elección si no tenemos fortaleza en ese distrito. Es la fuerza que hoy tiene Unidad Ciudadana y que nosotros tenemos en el resto del país.
-De la Sota también dice que quiere volver a ser candidato.
-De la Sota nunca abandonó la idea de ser candidato. Al no repetir la gobernación de Córdoba, aunque podía haberlo hecho, en 2015 apostó a lo nacional. El tema es que en Argentina alejarse dos años es complicado. Schiaretti, De la Sota y yo somos amigos, nunca nos vamos a pelear, vamos a priorizar siempre ganar Córdoba, nunca va a haber una interna para ganar Córdoba. Pero eso no significa que pensemos igual. Hoy José está de algún modo relacionándose con sectores del kirchnerismo. Es legítimo que lo haga, pero no es lo que yo pienso.
-¿Se reunió con Cristina Fernández?
-No creo. Sí está tratando de ser un nexo, se reúne con intendentes, con Verónica Magario. Yo también hablo con ella, somos todos peronistas. Pero no creo que ése sea el camino para nosotros.
-Macri consiguió más del 70 por ciento de los votos en Córdoba en el ballotage. En función de eso, ¿cómo evalúa la elección 2019 para el peronismo cordobés?
-Ellos tuvieron un poco de suerte en Córdoba, nosotros se la facilitamos y la política de Cristina para la provincia la terminó de facilitar. Los cordobeses no la quieren a Cristina porque fue muy dura innecesariamente, hizo todo lo posible para que nos fuera mal. Eso hizo eclosión en el motín policial que tuvimos en 2013, cuando la policía paró 48 horas. El día del motín José (De la Sota) había ido a recibir una distinción a Panamá, no estaba. Schiaretti y yo habíamos venido a Buenos Aires a asumir como diputados. Llamamos al Gobierno nacional, hablamos con (el ex jefe de Gabinete, Jorge) Capitanich y “Coqui” enseguida nos dijo: “sí, manden la Gendarmería”. Pero la orden que vino de arriba fue “a los cordobeses ni agua, que se cocinen su propia salsa”. Para la sociedad cordobesa fue tremendo. Nosotros obviamente lo hicimos público. A eso se sumó la decisión que tomaron José (De la Sota) y Sergio (Massa) de decir que su voto en las elecciones no era para Scioli, aunque los peronistas de Córdoba en general lo apoyamos a Daniel. No trabajamos para el macrismo.
"El que salga segundo peleará en segunda vuelta y va a tener muchas chances de ganar. El Gobierno no tiene fuerza para ganar en primera vuelta."
-¿Usted votó a Scioli?
-Sí, por supuesto. No tengo vergüenza en decirlo. El día que no vote a un peronista no votaré a nadie. Aparte siempre pensé que Daniel no era Cristina, por más que esperamos muchas veces actitudes distintas de él. Muchos peronistas no querían votar a ninguno de los dos pero votaron en contra de Cristina. Por eso sacaron el 70 por ciento. Ya en la última elección sacaron 50 por ciento y nosotros, el 30. El electorado de Córdoba es difícil, no vota masivamente la publicidad, mira mucho la gestión. Ninguna elección está ganada antes, pero creo que si Schiaretti repite tendría grandes chances de volver a ser electo.
-¿Qué análisis hace de estos dos años y medio de gestión de Macri?
-El Gobierno siempre tuvo una estrategia más electoral que institucional para gobernar. Los primeros dos años de gestión estuvieron signados por las elecciones a legisladores nacionales. Lo entiendo, necesitaban mejorar la performance para garantizarse tener que acordar menos con la oposición. Pero lo hicieron de una manera tan electoralista que después la gente se dio cuenta de que las cosas que plantearon no eran ciertas o no estaban consolidadas. Lamentablemente, creo que sigue igual. Esta discusión interna que tienen, de si hablan o no con el peronismo, está basada en una cuestión electoral.
-Cree que están pensando en 2019.
-Sí. Ellos dicen que uno de los mayores problemas que heredaron es el de los subsidios. Entonces, no puede ser que sigan subsidiando a los habitantes de los lugares donde ellos gobiernan, la Capital y la provincia de Buenos Aires. Es una maniobra electoral. Puede ser legítimo, es político, pero la situación es grave. Si no se asumen las cosas y siguen pensando que todo es por la culpa de un gobierno que terminó hace tres años no vamos a salir. El Presidente hace unos días hizo su primera autocrítica en tres años, pero siempre queda la sensación de que la salida de ellos es echarle la culpa al peronismo.
-¿Cuánto considera usted que hay de herencia recibida y cuánto de errores de la gestión de Cambiemos?
-Este gobierno ya tiene que hablar de gestión propia. Se supone que ya tomó medidas para solucionar los problemas de la herencia recibida y los hechos demuestran que no dieron resultado. Si algo no se le podía criticar al gobierno anterior era que el país estaba desendeudado. La deuda, viéndola per cápita en relación al PBI, era la más baja del mundo. Evidentemente eso es una fortaleza que heredaron. Yo nunca estuve de acuerdo en creer que la salida de la Argentina eran los acuerdos con Venezuela ni en el cepo. Ahora bien, este gobierno abrió el país, cambió la política económica y tiene los mismos problemas de dólares. Recibieron un país desendeudado y lo endeudaron muy rápidamente. Usaron mal una herramienta que los hubiera podido sacar de la crisis. Pensar que se podría salir con el dinero especulativo fue un gran error y la responsabilidad es de ellos. Todos sabíamos que el mundo estaba cambiando, que las grandes potencias volvían al proteccionismo, que las tasas de la Reserva Federal iban a subir, no era un secreto. Es inexplicable que no hayan visto que iba a pasar.
Un dictamen propio para la ley de aborto
Respecto de la votación sobre la ley de interrupción voluntaria del embarazo, el próximo 8 de agosto, Caserio explicó a Letra P que los tres senadores por Córdoba -Laura Rodríguez Machado (PRO), Ernesto Martínez (PRO) y él- están elaborando un dictamen propio en el que propondrán cambios al proyecto que se aprobó en Diputados. En particular, pondrán el foco en la cuestión presupuestaria, pedirán cambios en lo relacionado con la objeción de conciencia y propondrán cambiar el plazo de 14 semanas de embarazo a 12. "La idea por ahora es votar nuestro propio dictamen. Apostamos a que haya sensatez en discutirlo. Quiero dejar claro que estamos por la despenalización y por la legalización. Pero los que están por el 'sí' creen que esto es todo o nada. Esperamos que haya una negociación, un acuerdo, que discutamos", dijo.