El proceso que terminó en la sanción de la ley anti tarifazo obligará a barajar y dar de nuevo en la relación entre el Gobierno y el peronismo federal, que busca capitalizar la victoria para consolidar su construcción pero sin potenciar la crisis política, que mira con preocupación. Mientras Mauricio Macri endurece su discurso público, otros actores del oficialismo intentan recomponer los puentes, a pocos meses de que comience la negociación por el Presupuesto 2019, que marcará la dimensión del ajuste.
En el Senado y en los distintos grupos de Whatsapp que comparten dirigentes de las diferentes expresiones del campo peronista, los 37 votos que marcó el tablero el jueves por la mañana se festejaron como una victoria decisiva. No le había resultado fácil a Miguel Ángel Pichetto reunir la mayoría que necesitaba para sancionar la ley. En el interbloque Argentina Federal se sintieron las presiones del Gobierno y, a último momento, el jefe de la bancada vio tambalear el éxito cuando perdió de manera inesperada el acompañamiento de la sanjuanina Cristina López Valverde y supo que el puntano Adolfo Rodríguez Saá abandonaba el edificio, mientras otros legisladores recibían llamados y Cambiemos amenazaba con dejar la sesión sin quórum, algo inusual en las reglas de convivencia del Senado.
Además de los actores legislativos, otros dirigentes del peronismo siguieron vía telefónica las negociaciones del Senado minuto a minuto: Sergio Massa y Florencio Randazzo, El líder del Frente Renovador y el ex ministro del Interior habían estado todo el día reunidos en las oficinas que el chivilcoyano tiene en el Palacio Raggio junto a sus dirigentes de confianza. A la madrugada, celebraron el conteo de votos.
Pero, más allá de las presiones de la Rosada, en el frente interno también hubo una tormenta. En el interbloque Argentina Federal - y en especial en la figura de Pichetto - “cayó muy mal” el ruido que introdujo la propuesta alternativa del gobernador Juan Manuel Urtubey, que provocó el voto en contra de su hermano Rodolfo Urtubey y generó dudas entre otros senadores.
Pese a los dos factores, el triunfo dejó la idea de que el espacio se “consolidó” y logró mandar las señales que buscaba tanto a la Rosada como a la sociedad. Después de la votación, piensa cómo “ordenar las reglas de juego” para empezar a resolver el tema de la candidatura presidencial para 2019 mientras mantiene la idea de “colaborar” con el Gobierno, aunque buscando el equilibrio que no implique que Balcarce 50 les “transfiera el costo político del ajuste”.
“Si se cae todo, los primeros perjudicados son los gobernadores”, repiten en el peronismo federal, que ahora busca poner otro tema en agenda: el pedido de transferencia de los servicios de Edenor, Edesur y AySA a los gobiernos de la Ciudad y de la provincia de Buenos Aires, donde efectivamente prestan servicios.
En el interbloque Argentina Federal creen que ése podría ser un tema que recomponga el diálogo, ya que “al Gobierno le vendría bien para reducir el déficit y en el interior están muy interesados”. Sin embargo, en la Rosada saben que eso perjudicará a María Eugenia Vidal y a Horacio Rodríguez Larreta, cabezas de los principales distritos que gobierna Cambiemos. El tema está en discusión.
Mientras, luego de la pausa que pusieron por la crisis cambiaria y el pedido de auxilio al FMI, los senadores y los diputados de Argentina Federal tendrán una nueva edición de la serie de encuentros que se inauguró el 6 de abril en Gualeguaychú. La cita será en Tucumán, la última semana de junio.
RECOMPONER O ENDURECER. En tanto, el oficialismo debate cómo continuar la relación. El ala política, que en el Congreso representa Emilio Monzó, entiende que fue un error haberle dado todo el crédito de la ley anti tarifazo a Cristina y dejar “sin juego” al peronismo federal, al que necesitan nuevamente en la mesa para negociar al menos en los siete meses que quedan hasta fin de año.
“Perdieron la política. Devaluaron al presidente de la Cámara. Dejaron de lado a un hombre que tiene una clara formación política, que había trabajado eficazmente en la construcción de consensos”, definió Pichetto en su discurso de cierre, en alusión a Monzó, que ahora, de regreso en la mesa de decisiones de Macri, promueve la vuelta al diálogo con el peronismo “racional”.
Otros actores de Argentina Federal se sumaron a los reclamos. El presidente del interbloque de Diputados, Pablo Kosiner, protestó por “los agravios al peronismo” y el senador cordobés Carlos Caserio le pidió al oficialismo que “no juegue con fuego”.
La tensión quedó expuesta y ahora los negociadores de ambos sectores esperan que, luego de la votación de la legalización del aborto, el 13 de junio, el Mundial distienda el clima antes de la negociación por el Presupuesto, en la que el oficialismo necesitará contar con la ayuda del peronismo, al que el Presidente calificó como “irresponsable”.