La economía de Vidal

Horóscopo 2019: de la provincia quebrada a un cóctel explosivo

Tendrá la carga de deuda más pesada. Riesgo bonaerense en 1100 puntos. 31 mil trabajadores privados menos. Caída del 10,5% en la operación portuaria. Consumo en baja y cosecha récord en duda.

Más allá de las encuestas de imagen y de los múltiples escenarios que diversos actores del Gobierno ensayan en torno lo fructífero -o no- que resultaría desdoblar el calendario electoral en la provincia de Buenos Aires, existen otros números que se asientan como oscuros nubarrones sobre el horizonte de la economía bonaerense, variables preocupantes que deja el turbulento 2018 y que interpelarán a la gobernadora María Eugenia Vidal en el decisivo 2019.

 

En la jurisdicción administrada por la dirigente más taquillera de Cambiemos, los indicadores negativos se filtran en las planillas que miden el termómetro de una macro en estado febril. Desde un stock de deuda –compuesto en un 74% por obligaciones en moneda extranjera- que se sacude ante cada coletazo cambiario, hasta la crisis en rubros industriales clave que se traducen en 31 mil puestos de trabajo registrados menos en el ámbito privado al cierre de este año.  

 

EL GLOBO DE LA DEUDA. El reciente informe que el Ministerio de Economía publicó acerca de la evolución de la deuda pública bonaerense al segundo trimestre de este año, ya tiene olor a naftalina. Allí se marcó que, al 30 de junio de 2018, la deuda pública de la provincia ascendía a 382.710 millones de pesos. El stock de deuda, compuesto en más de un 70% por bonos con ley internacional –en moneda extranjera-, se calculó con el tipo de cambio registrado al cierre del primer semestre (dólar a $28,85 y euros a $33,69).


 


Pero si se toma el tipo de cambio que el Gobierno prevé para 2019 (con un dólar a $40), el volumen de la deuda es mucho más significativo. Con esa referencia -moderada para muchos analistas, que vaticinan un valor de la divisa muy por encima de lo proyectado oficialmente-, solo en lo que refiere a los compromisos por bonos en moneda extranjera, la Provincia tendrá que desembolsar más de $76 mil millones, según consignó Letra P.

 

A eso hay que agregar los compromisos por préstamos de agencias multilaterales de crédito, los efectuados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y los préstamos del Gobierno Nacional, además del flamante financiamiento vía ANSES. Sumando todo eso, los vencimientos de 2019 estarían superando holgadamente los $120 mil millones, cifra muy superior a los $84.342 millones que la Provincia calculó para el año próximo, tomando los tipos de cambio del 30 de junio pasado.

 

Pero lo que plasman las proyecciones de vencimiento es que en 2019 se posa la mayor carga de compromisos de los próximos años, entre amortizaciones e intereses, como así también un perfil de deuda atado en su carga a los movimientos del billete verde. Sobre esto posó sus críticas la ministra de Economía bonaerense del último periodo sciolista, Silvina Batakis: “Ellos no solo incrementaron mucho la deuda sino que le cambiaron el perfil. Hasta 2015, el 70% de la deuda estaba nominada en pesos, mientras que ahora el 62% está nominado en dólares. Y no es lo mismo que la deuda sea en pesos a que sea mayormente en dólares. Que haya habido una devaluación del 100% es meterle la mano en el bolsillo desde la macroeconomía a los bonaerenses para que la gobernadora consiga el mismo dólar que necesita en vez de con 20 pesos, con 40”, dijo en diálogo con Letra P.



Más allá de los montos (atados en gran medida al movimiento del dólar), las proyecciones marcan que en 2019 está la carga de deuda más pesada.

 


“Cuando mirás el presupuesto para 2018, se hicieron los cálculos de servicios de deuda con un dólar de $18,75 a diciembre. Entre esa cotización y los $39 es todo erogación nueva para la Provincia”, subrayó.

 

Aunque en 2019 Vidal podrá endeudarse por $65.800 millones en los mercados y por 8.500 millones vía organismos multilaterales, la puerta hacia el financiamiento externo aparece a priori tan cerrada como este año, en el que tuvo que completar su programa financiero colocando tres bonos en ANSES por $28.400 millones a tasas promedio del 9,75%. El panorama para salir a los mercados internacionales asoma aún más oscuro si se tiene en cuenta un dato poco mencionado: el elevado nivel de riesgo provincial.

 

RIESGO PROVINCIA EN 1108 PUNTOS. Mientras que en los últimos días el riesgo país volvió al centro de la escena al alcanzar los 830 puntos, este indicador -que mide la probabilidad de que un Estado pueda o no cumplir con los vencimientos de su deuda- alcanzó cifras aún más significativas para la provincia de Buenos Aires. “Hoy el riesgo Provincia está en más de 1100”, detalló en la semana Batakis a este medio .
En este sentido añadió que “cualquier gobierno sub soberano (las provincias) no puede tener el mismo riesgo país que el soberano, siempre tiene algo más. No hay muchos datos, es difícil encontrarlos, pero en informes de consultoras financieras internacionales que leí, decía 1108 hace una semana. Está teniendo una diferencia de tres puntos (porcentuales) respecto del Gobierno Nacional, algo que es bastante habitual, pero cuando el riesgo crece a nivel nacional, se dispara un poco más la diferencia. Cuando baja el riesgo país a nivel nación y se ubica en cuatro o cinco puntos (porcentuales), la diferencia no es de tres puntos, es mucho más chica”.

 

DESEMPLEO EN ALZA. La crisis golpeó fuerte en materia de empleo en la provincia, lo que se reflejó con nitidez en los últimos datos del mercado laboral del INDEC, relativos al tercer trimestre de 2018. En términos interanuales, tanto los distritos del conurbano como los principales bastiones del interior bonaerense registraron un incremento de la desocupación. En el Gran Buenos Aires, permanece en dos dígitos (11%), mientras que la capital provincial exhibió cifras récord (10,3%) y Mar del Plata se constituyó en el segundo conglomerado del país con mayor porcentaje de parados (11,8%).

 

Esta situación tiene su correlato en la significativa merma del trabajo asalariado registrado en el sector privado bonaerense. De acuerdo con el último informe del Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación, en octubre la provincia de Buenos Aires registró una caída de 1,7% en este sentido. Así, pasó de tener 1.962.900 trabajadores privados en blanco en 2017 a 1.931.600 en 2018, lo que representa una merma superior a los 31 mil asalariados.

 

“La crisis se siente más fuerte en el sector textil y en curtiembres, pero también tenés problemas fuertes en metalmecánica. La industria automotriz en la provincia está teniendo mucha capacidad instalada ociosa; es una de las ramas que más capacidad ociosa tiene”, enfatizó Batakis al respecto.
 

 

INDUSTRIA GOLPEADA. En los primeros dos tercios del año, la industria manufacturera bonaerense acumuló un caída global de 0,2% con respecto al mismo período del año pasado. En tanto, en agosto, la tendencia fue más acentuada: 4%. En ese mes, se registraron fuertes desplomes en rubros como textiles y cueros (-15,8%), productos químicos (-18,1%) y caucho y plástico (-16,6%). Otro rubro que se mostró en baja es el de la industria del tabaco, ya que en agosto la producción de cigarrillos presentó una baja interanual de 4,9%, respecto de igual mes de 2017. Asimismo, acumuló en el período enero-agosto una retracción de 8,8% comparado con los mismos meses del año anterior.

 


En lo que refiere a los indicadores desagregados, el desempleo femenino muestra una persistente tendencia creciente en la provincia gobernada por una mujer. Al sumar los seis conglomerados bonaerenses que estudia el INDEC, la tasa de desocupación femenina trepa al 12,5%, más de un punto por encima de lo que exhibía en ese mismo período de 2017.

 

En el conurbano, el porcentaje de mujeres sin trabajo fue del 10,4% en 2016 al 11,4% en 2017 y al 12,6% este año, casi tres puntos por encima de la tasa de desempleo masculina (9,8%). Más complejo es acceder al mercado laboral para las mujeres de hasta 29 años: 22,8% de ellas están sin trabajo en el GBA y casi un 30% en La Plata (cuando en 2017 el indicador era de casi la mitad: 15,2%).

 

Según lo que remarcó oportunamente a Letra P la coordinadora de la carrera de Relaciones del Trabajo de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), Florencia Partenio, esta situación tiene su correlato en un “proceso de precarización general y retiro del Estado en programas que acompañaban estos sectores más castigados y que implican un aumento de carga global de trabajo que las mujeres asumen todos los días, que es trabajo no remunerado: el doméstico y el cuidado en sentido amplio: hijos, hermanos (red de cuidado familiar) persona con discapacidad o enfermedades crónicas”.

 

A MAL PUERTO. Uno de los principales termómetros del comercio exterior bonaerense radica en el entramado portuario del distrito. Sumando todos los puertos provinciales, durante los primeros nueve meses de 2018 se manipularon 36.416.901 toneladas de mercadería, lo que representó una caída del 10,57% respecto a los volúmenes operados durante el mismo período del año anterior, mientras que el movimiento de navegación fue de 6.372 embarcaciones ingresadas a puertos, lo que significó una merma de 5,71%.


 


De acuerdo con planillas del Ministerio de Producción bonaerense, el volumen de mercaderías exportadas cayó un 12,10%, mientras que lo que creció fue la importación, con una variación del 5,66%.

 

Analizado por rubros, las caídas más importantes se registraron en carga general, vehículos y maquinarias (-64,7%) y cereales y oleaginosas  (-22,76%). La significativa contracción de las exportaciones de productos primarios que evidenció la provincia este año (-17% en el acumulado enero-septiembre), como así también la contracción en volumen de las manufacturas de origen agropecuario (-10,6) fueron factores que determinaron variaciones negativas en los movimientos de puertos fuertemente identificados con el mercado de granos como Bahía Blanca (-19,25), Coronel Rosales (-15,83) y Quequén (-15,62).

 

Más allá de las variables macroeconómicas que impactan en el pulso portuario bonaerense, son un común denominador de la mayoría de estas terminales los reclamos por mayor inversión y demora en obras de infraestructura que redundarían en un crecimiento de la operatividad. Ejemplo de ello es lo sucedido este año en el puerto de San Nicolás, el que estuvo paralizado varios días ante una bajante del río que expuso la falta de dragado.
 

 


El principal apuntado por la desinversión en la materia es el ministro de Producción Javier Tizado, quien viene promoviendo el esquema de consorcio de gestión para el puerto nicoleño, algo que los trabajadores consideran  una “privatización encubierta” que se traduciría en “un retiro del control del Estado” para dejar la operatividad del negocio completamente en manos privadas. Asimismo, el sindicato de portuarios (Sutap) advirtió recientemente irregularidades en el manejo de subsidios que Tizado entregó al consorcio del puerto de Mar del Plata. Mientras, el titular de la cartera productiva promete brotes verdes: "Tengo garantizadas inversiones por 1.200 millones de dólares en el puerto de Bahía Blanca", dijo Tizado a Télam esta semana.

 

¿COSECHA RECORD? “Cuando el campo se recupera, llega a la ciudad”, dijo Vidal semanas atrás, en una de sus incursiones por el interior bonaerense, en la que fundamentó -en sintonía con el Gobierno nacional- sus esperanzas de reactivación económica de la mano de una cosecha récord: “Hay un 20% de superficie más de trigo sembrada”, ponderó en septiembre. Pero las heladas tardías registradas en las últimas semanas modificaron las expectativas. En varios puntos del sudoeste bonaerense ese fenómeno golpeó fuerte, por lo que Agroindustria nacional ya bajó las expectativas de cosecha en 300 mil toneladas.

 

En distritos como Lobería, hay productores que están sembrando soja detrás del trigo golpeado por la helada. Esto, sin contar el malestar que existe en algunos dirigentes ruralistas por el corte de beneficios vía tarjeta Procampo, que luego se buscó paliar con tasas blandas para créditos en dólares, algo que también fue cuestionado por los pequeños productores que en muchos casos se juegan su economía en esta campaña.
 

 


Al cuestionar que el Gobierno pose sus expectativas de reactivación en la próxima cosecha, Batakis arremetió con un particular ejemplo: “En el Banco Central de Inglaterra hay una veleta. Hace 600 años, cuando se reunían para saber cómo iba a ser el año económico en Inglaterra, iban afuera, se quedaban un rato mirando la veleta para ver desde dónde venía el viento y tratar de estimar si ese viento iba a venir con humedad, con lluvia, con sequía, para tratar de pronosticar cómo iba a ser el año. Eso pasaba hace 600 años. Cuando muchos dicen que este Gobierno nos lleva al siglo XVIII, digo que no, que nos lleva al siglo XVI, porque no puede ser que estemos viendo si va a haber sequía o lluvia para ver si la cosecha de soja va a ser buena o no”.

 

“Buenos Aires es la provincia más industrializada y la que hasta 2015 generaba el 55% del valor agregado industrial del país. Bienvenida nuestra actividad agropecuaria, pero por ejemplo, después de un G20 supuestamente exitoso, en el que la mayordomía fue muy buena, China ya no nos compra harina de soja, nos compra el poroto, porque hacer la harina genera puestos de trabajo allá. Europa no nos compra más biodiesel, porque ellos lo subsidian”.


 


CONSUMO EN BAJA. Las ventas minoristas también reflejaron números a la baja. Según la Federación Económica de la provincia de Buenos Aires (FEBA), 81% de los comercios no fueron rentables, mientras que en agosto el sector minorista no logró pagar 170.000 cheques (34.000 más que un año atrás).

 

Esa merma alcanzó en 2018 a productos de primera necesidad como la leche. Según dio cuenta el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), en febrero las ventas de lácteos en supermercados del conurbano conformaban más del 29% del total país. En octubre, bajaron al 26,5%. Lo mismo sucedió en el resto de la provincia: de abarcar el 13,8% del total de ventas en febrero, a caer dos puntos: 11,9%.

 

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