LA QUINTA PATA

Javier Milei, de la economía de guerra a la campaña de guerra

El Presidente encuadró las elecciones como una batalla entre el bien y el mal. Los roles, sin embargo, se confunden. Una cadena que es indicio de debilidad.

El discurso del viernes de Javier Milei fue política tradicional pura: al inicio, el tema que lo motivó; en el medio, el control del daño que le provoca vetar causas que él mismo debe admitir como "nobles", y al final el pedido del voto en las elecciones. De la economía de guerra, el país pasa a una campaña de guerra.

El propio recurso de la cadena nacional da cuenta de dos cosas: una, de un estado de preocupación en el oficialismo; dos, que la palabra del Presidente, por sí misma, ya no tiene la influencia del pasado ni siquiera en el bastión de las redes sociales.

Justo antes de que comenzara su intervención, los canales de aire registraban un rating combinado de 19,2 puntos, casi dos millones de personas. Que la cadena haya oscilado, sumando las señales de noticias, entre los 28,1 puntos iniciales y un piso de 26,1 no parece un problema grave, pero la aparente orden oficial de que la medidora Kantar Ibope haya dejado de mostrar durante su transcurso los números desagregados y sólo haya ofrecido el global denota inseguridad.

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La guerra santa de Javier Milei

Lo electoral suele estar lleno de términos provenientes de la guerra; campaña, búnker y otros. Eso es lo que quedó establecido en la cadena del viernes a la noche, para lo cual era necesario seguir el manual: establecer –recordarles a los frágiles de memoria, los insatisfechos del momento– el objetivo inicial de la ofensiva; reconocer los sacrificios que ha demandado hasta ahora; pedir paciencia ante el futuro sin plazos de "sangre, sudor y lágrimas"; definir al enemigo; anunciar un contraataque contra él y renovar una narrativa que, como en toda guerra, convierte a la verdad en su primera víctima.

Embed - Cadena nacional completa del presidente Javier Milei

Hay que reconocer que, al menos en esa alocución, Milei cumplió su frágil promesa de no recaer en el ya poco eficaz recurso del insulto. Sin embargo, cualquier narrativa hace agua cuando la realidad hace agua, no se cuenta con herramientas para atender "causas nobles" y no se puede ofrecer, siquiera, un horizonte reparador de mediano plazo.

Como se dijo, el oximorónico jefe de Estado anarcocapitalista estableció en el inicio su motivación para convocar al ágora. "En el último mes, hemos presenciado un nuevo espectáculo lamentable en la política argentina, el Congreso de la Nación impulsó un conjunto de leyes dirigidas a destruir el superávit fiscal que tantos esfuerzos nos ha costado a todos los argentinos", dijo.

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La Cámara de Diputados y el Senado se han convertido en poderes prácticamente inmanejables para Javier Milei en las últimas semanas.

La Cámara de Diputados y el Senado se han convertido en poderes prácticamente inmanejables para Javier Milei en las últimas semanas.

Javier Milei y las "causas nobles"

En tanto, en el tramo central, explicó por qué no puede dejar de vetar leyes que atienden causas tan "nobles" como la reinstalación de "la moratoria previsional, aumentar el salario de docentes y las pensiones por discapacidad". El tema es que no-hay-plata.

Según el mandatario, ese conjunto de leyes supone "un gasto anualizado de prácticamente 2,5% del PBI". Contabilidad hipercreativa… Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), la suma de lo votado –y vetado– en términos de aumento a los jubilados, prórroga por dos años de la moratoria previsional y emergencia en discapacidad implicarían un costo fiscal de 1,49% del producto bruto interno.

¿No-hay-plata? Por lo pronto, se podría hurgar en el 3,54% del PBI en gasto tributario, la suma de desgravaciones, beneficios y subsidios que, además de reducir el IVA para ciertos productos de primera necesidad, entregan recursos públicos a sectores prebendarios y tratan a unicornios del sector tecnológico como si fueran startups.

En la misma línea, Milei dijo en su cadena que, para financiar esos gastos –otra vez: según el Presidente, "nobles"–, "si en vez de recurrir a la emisión monetaria recurriéramos a la suba de impuestos", se "destruiría el potencial de crecimiento económico". Son elecciones: en tanto muchas de esas desgravaciones dispuestas resultaron socialmente regresivas, la narrativa –¿repetida o recreada el viernes?– expone su naturaleza.

La bicicleta de Toto Caputo y J.P. Morgan

Por otro lado, sí-hay-plata para financiar la bicicleta financiera echada otra vez a andar por quienes lo acompañaron en la noche del viernes: José Luis Daza, Toto Caputo, Santiago Bausili y Pablo Quirno. Rara causalidad: todos ellos fueron ejecutivos de importancia en J.P. Morgan, que acaba de volver a posicionarse en pesos para hacer carry trade aprovechando las megatasas recesivas destinadas a contener el dólar a toda costa. Es notable la habilidad de ese gran banco de inversión para subirse y bajarse siempre justo a tiempo de la bicicleta que desde hace décadas empobrece al país.

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Para evitar los desbordes de los "degenerados", Milei propuso que el mismo Congreso dispendioso vote, en atención al mantenimiento del equilibrio fiscal, una ley que convierta a sus miembros en delincuentes toda vez que aprueben gastos sin el correspondiente recorte del gasto público. La iniciativa es políticamente pueril y constitucionalmente absurda.

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En ese segmento, el mandatario reflotó uno de los mecanismos con los que suele practicar una suerte de hechizo sobre un sector sensible de la sociedad. Al adoptar un discurso excesivamente técnico buscó presentarse como "el que sabe", intentando legitimar los sacrificios que impone su política como un efecto inevitable de "lo que hay que hacer" y ocultando, de ese modo, su contenido de clase.

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Las elecciones y el arte de la guerra

Toda guerra tiene un objetivo, que Milei le recordó al acaso creciente grupo de argentinos que descubre que esa promesa debía ser un paso en el camino hacia una vida de mayor calidad, no un fin en sí mismo. "Queridos argentinos: como todos saben, esta gestión asumió la Presidencia de la Nación con un mandato económico claro, terminar con la inflación y generar las condiciones para que la Argentina crezca de forma sostenida en el tiempo", señaló. La mejora de los ingresos y los servicios públicos llegaría, se supone, por derrame, cuando seamos Irlanda al final del siglo XXI o inicios del XXII…

"La inflación se ha desplomado, pasando de una tasa interanual del 300% cuando asumimos a una tasa interanual del 25% y va camino a desaparecer para mitad del año que viene", prometió, colando la campaña.

Asimismo, debe haber un enemigo. De hecho, el campo de batalla ya está claramente definido en términos de lo que los respectivos contendientes definen como "crueles y desalmados", por un lado, y "degenerados fiscales" por el otro.

Los resultados determinarán con qué éxito, pero lo cierto es que Milei trata de correrse del lugar en que lo ponen: "Mi tarea no es parecer bueno, es hacer el bien, incluso si el costo es que digan que soy cruel. Rectificar una hipotética injusticia presente, pero al costo de rifar nuestro futuro una vez más, es lisa y llanamente hacer el mal". Curiosa aplicación de la doctrina de la razón de Estado.

¿Javier Milei es el Joker?

El nudo del mensaje, en tanto, se hizo transparente en el final. "Por suerte, para todos los argentinos, las próximas elecciones de octubre van a dirimir esta paradoja de una vez por todas. Y se podrá elegir un nuevo Congreso que nos permita avanzar a mayor velocidad con cambios que el país necesita. Son ustedes los que van a definir quién resiste más, la fuerza imparable del cambio o el objeto inamovible", parafraseó al Joker de Batman: El Caballero de la Noche. Increíble: quien le escribió el discurso lo equiparó a un personaje desequilibrado, maltratado de niño y que disfruta de hacer el mal y sembrar el caos.

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A su vez, temeroso de lo que puedan restarle a la Alianza La Libertad Avanza (ALLA) –entre el partido violeta y el disuelto PRO– armados como Provincias Unidas o Hechos en la Segunda sección electoral de la provincia de Buenos Aires, sostuvo que "no hay terceras vías en esta encrucijada". Será "libertad" o kirchnerismo.

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Javier Milei, Karina Milei, Patricia Bullrich, lugartenientes libertarios y examarillos vestidos de violeta resumieron, solitarios, en La Matanza el principal eje de la campaña bonaerense: macartismo anti-K y desvirtuación de la consigna

Javier Milei, Karina Milei, Patricia Bullrich, lugartenientes libertarios y examarillos vestidos de violeta resumieron, solitarios, en La Matanza el principal eje de la campaña bonaerense: macartismo anti-K y desvirtuación de la consigna "nunca más".

Si la política deviene actividad bélica, desnaturaliza su esencia. De hecho, su corazón es desactivar la guerra, que, como dijo Carl von Clausewitz, surge cuando la primera queda obturada.

Entonces, ¿por qué la dirigencia, toda ella, no termina de asumir que el equilibrio fiscal ya no es una opción, pero que es necesario asegurarlo de modo consensuado y socialmente sostenible, atendiendo las "causas nobles" que Milei elige ignorar?

Que el Congreso se lance a votar leyes reparadoras, que el Presidente las vete y que todo el juego de la política consista luego en las canonjías que un grupo de "héroes" o tránsfugas consigan para pasarse mil veces de bando y sostener los vetos o bajarlos es lo inevitable en un país gobernado por un mandatario que eligió pasar dos años sin Presupuesto.

Las elecciones son importantes, pero no son guerras. Si así se las presenta es porque se señala, implícitamente, que habrá bajas en el camino.

Javier Milei y Toto Caputo.
Un abogado a la derecha, por favor

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