El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, flexibilizará el acceso al Certificado de Homologación de Autopartes de Seguridad (CHAS), luego de ceder al lobby importador autopartista. La medida facilita las importaciones de piezas en competencia desleal con la industria nacional, debilita al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y suma incertidumbre a la seguridad vial.
“Van a flexibilizar el CHAS, no lo van a eliminar, por lo que van a entrar más importaciones y van a ganar mercado autopartes de precios más bajos, pero de dudosas prestaciones”, advirtió un empresario del sector autopartista consultado por Letra P.
Sturzenegger ya anunció la eliminación del CHAS, que es una certificación de calidad que realiza el INTI de las autopartes que ingresan exclusivamente para el mercado de reposición y que intervienen en los sistemas de seguridad (activos y pasivos) de los automóviles.
Es una medida en sintonía con la apertura comercial que propone el gobierno de Javier Milei y que, como en el rubro alimentos, tiene la intención de ayudar a contener la inflación con el ingreso al país de componentes más baratos.
Son las piezas que aparecen como tercera opción en los comercios y que, en tiempos de recesión y necesidades, se imponen en el mercado.
Primero, el original; después el sucedáneo de menor valor con respaldo del fabricante original; y, finalmente, el proveniente -en la mayoría de los casos- de países asiáticos y cuyo precio está muy por debajo de los anteriores.
“Desconocemos quién asesora al ministro para definir la eliminación del CHAS, pero fueron muy inexactos”, dijo a Letra P Juan Cantarella, gerente de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC).
La entidad se manifestó oficialmente en contra de la eliminación del CHAS que quiere Sturzenegger y también de la apertura de las importaciones. “Lo barato sale caro”, expresó en un comunicado AFAC.
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Federico Sturzenegger agrande el déficit comercial del sector autopartista
AFAC representa a los fabricantes de piezas y componentes para el mercado de equipo original, repuestos y exportación del país. Engloba a 18.000 personas trabajadoras en más de 400 empresas autopartistas radicadas en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Ciudad de Buenos Aires.
En la industria automotriz instalada en Argentina trabajan más de 45.000 personas.
El sector autopartista está golpeado por la recesión local y también por el aumento de las importaciones. AFAC informó que el primer semestre de 2024 las industrias del sector tuvieron un déficit de u$s4.060 millones y las exportaciones nacionales cayeron 1,8% respecto de 2023, cerrando el periodo en u$s635 millones.
El lobby importador va por todo
A quienes les interesa abrir más las importaciones son megaempresas como el grupo Tenneco, SKF, Wega, NKG, Valeo, Mahle, Bosh y Dayco; firmas con respaldo y garantía en el sector.
También hay empresarios nacionales como el grupo Corven, que lidera el santafesino Leandro Iraola, quien juega de los dos lados de la frontera. Es el primer fabricante de amortiguadores de Latinoamérica y también, un gran importador de productos asiáticos: autos, motos y camiones, neumáticos, autopartes y motopartes.
El tercer grupo, y el que más preocupa en términos de las características técnicas de las piezas que puedan ingresar al país, son las importadoras que tienen conocimiento de los mercados asiáticos y que aprovechan las ofertas de todos los rubros, a la pesca de "contenedores random". Todo el sector está con las alarmas encendidas.
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Los controles del INTI con el desregulador Federico Sturzenegger
AFAC detalló que la mayoría de los países del mundo certifica la calidad y la eficiencia de las autopartes de seguridad. Lo hace Brasil, Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y Australia, con parámetros de regulaciones internacionales de Naciones Unidas.
"Los procedimientos del INTI para obtener el CHAS se volvieron muy lentos y eso se está corrigiendo actualmente; pero de ninguna manera hay que eliminar todo”, planteó Cantarella.
La barrera del CHAS
El CHAS funciona también como una barrera “para arancelaria”, una herramienta más que usan los países para regular el ingreso de productos importados que podrían afectar la industria local.
En el sector autopartista se sabe que, por ejemplo, Brasil tiene una oficina para la homologación de piezas importadas en el Mato Grosso. Hasta ese lugar de la Amazonía tienen que ir una empresa argentina para que le aprueben el ingreso de una autoparte al país vecino.
El gobierno libertario está abierto a la importación. Lo confirman tanto el secretario de Coordinación de Producción, Juan Pazo, y su par de Industria y Comercio, Pablo Lavigne.
“Para la Argentina la mejor secretaría de Comercio es la que no existe y deja fluir", graficó Lavigne.
Cantarella se queja de este ideario mileísta. “No se puede hacer una apertura indiscriminada del sector, si no le bajaste la carga impositiva a los fabricantes locales. Antes de la apertura, tienen que mejorar la competitividad local”, explicó el referente del sector.