LA QUINTA PATA

El plan de Javier Milei y Toto Caputo, las amenazas y una ventana de oportunidad

Inflación, soja, dólar, tarifas y salarios. Segundo semestre y tolerancia social. ¿Qué sería triunfar o fracasar? La segunda vida de la dolarización.

¿Qué riesgos enfrenta su plan y qué ventana de oportunidad tiene para llevar a una nueva Argentina, cuyo reflejo en el agua encanta a algunas personas y espanta a otras?

Estos días traen una paradoja. Por un lado, liquidación mediante de la cosecha gruesa, los dólares fluirán –aunque resta conocerse en qué medida– a las reservas del Banco Central, lo que le daría al Gobierno su mejor temporada financiera hasta fines de junio. Por el otro, el Caputazo pega duro en la sociedad con una megainflación agravada por la devaluación de diciembre, la intencional licuación de ingresos que aquella hace posible, tarifazos inefables y, encima, un posible retorno del impuesto a las Ganancias sobre los salarios –ya no tan– altos.

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El índice de precios al consumidor (IPC) del mes pasado quedó por encima del 10% pronosticado por el ministro de Economía, pero por debajo del 12,5% proyectado por las principales consultoras, que no terminan de tomarle el pulso, en ese ítem al menos, a la mileinomía.

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El futuro del plan de Javier Milei y Toto Caputo

Si los números finos de los analistas no son tan finos, sí vale prestar atención a la tendencia que imaginan para los próximos meses, en baja, pero bastante parecida a un escalón demasiado ancho para la paciencia social al menos hasta septiembre.

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Disclaimer: esa escalerita que baja del penthouse al piso 190 –el porcentaje previsto para el año–, no contempla dos posibles escenarios disruptivos: un evento cambiario –léase megadevaluación– y algún tropiezo fuerte en términos de gobernabilidad. Ese ítem es crucial para la legitimación de la narrativa oficial.

Fernando Morra, viceministro de Economía en la gestión de Martín Guzmán y director de análisis macroeconómico en Suramericana Visión, le dijo a Letra P que, aun dentro del dígito tan deseado, "la inflación podría encontrar un piso difícil de perforar en los próximos meses debido al impacto que las subas de tarifas tendrán sobre los costos, salarios que en algún momento deberían recuperar parte del terreno perdido y las expectativas en torno al tipo de cambio".

A favor, por así decirlo, juega la "alta tolerancia del Gobierno a la recesión como elemento de moderación de los precios", añadió.

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Toto Caputo encuentra en Javier Milei, otro economista, un fuerte apoyo político para aplicar su plan de severo ajuste presupuestario.

Toto Caputo encuentra en Javier Milei, otro economista, un fuerte apoyo político para aplicar su plan de severo ajuste presupuestario.

Este punto ilustra otro costado de la paradoja del segundo trimestre: números fiscales positivos –crudamente logrados y creativamente presentados– conviven con una tolerancia social que las encuestas tratan de medir en su alcance temporal, pero que en el fondo es un albur.

El piso de la inflación

Juan Martín Graña, economista e investigador del Conicet, coincide en diálogo con este medio.

"Seguramente, la inflación va a encontrar un piso difícil de romper porque desde ahora va a cambiar su perfil. El Gobierno celebra la 'inflación de supermercado' porque es la que baja más rápidamente por la caída de consumo, pero ahora va a empezar a subir la de servicios, no sólo por las tarifas, sino por lo que cobre el plomero, el peluquero, etcétera, algo que tarda más en reaccionar en la medida en que los aumentos de precios les llegan a quienes los prestan".

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Se trata, entonces, de tarifas de servicios públicos, salarios y dólar. Si esos son los protagonistas del culebrón, ¿cuál será el desenlace?

Los ajustes tarifarios, desmedidos según analistas que no son necesariamente populistas o progresistas, recién comienzan a pegar duro y generarán una presión sobre los costos de las empresas que, incluso en un contexto de aguda caída del consumo, tarde o temprano se reflejarán en los precios.

"Está en duda la viabilidad de los ajustes y no sería extraño que, en unos meses, el Gobierno se diera cuenta, como ahora con las prepagas, de que se le fue mano con la aprobación de subas que resultan exorbitantes", dijo Jorge Lapeña, titular del Instituto Argentino de Energía General Mosconi, en una nota que Antonio Rossi publicó en Letra P.

Asimismo, "falta todavía la discusión salarial, que en algún momento, desde el fondo del pozo, podría empezar a generar aumentos por encima de la inflación y empujaría la estructura de costos hacia arriba", advirtió Graña.

Además, resta "que se defina qué va a pasar con el tipo de cambio. Incluso sin pensar en un evento (devaluatorio) catastrófico, en algún momento el Gobierno va a tener que liberar el cepo y ciertas regulaciones, y la brecha tan chica de hoy (entre los tipos de cambio paralelos y el oficial) va a empezar a ampliarse. Si mantuvieran el 2% de actualización mensual del dólar oficial, las expectativas empezarían a correr: '¿cuándo van a corregir?'", completó.

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En efecto, la desproporción entre los movimientos de los diferentes tipos de cambio y el IPC en lo que va del año es impactante.

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Fuente: Rava Bursátil.

Fuente: Rava Bursátil.

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Una clave, de acuerdo con Morra, es lo que ocurra con el ritmo de liquidación de las exportaciones de soja, que en el arranque de la temporada alta se muestran algo más morosas que las de maíz. Si el tipo de cambio –en franco proceso de atraso respecto de los demás precios de la economía– no resultara suficientemente atractivo, siempre estaría el recurso del silobolsa, que permite ahorrar en un recurso que, más allá de las oscilaciones de su cotización, equivale a dólares.

La compleja dinámica de la economía de Toto Caputo

Si la liquidación de divisas resultara razonable, la fiesta financiera se prolongaría al menos hasta fin de junio. Por otro lado, el Gobierno sigue buscando activamente los 15.000 millones de dólares que afirma necesitar para eliminar los controles cambiarios.

El Presidente ya tiene claro que no hay ni habrá billetes verdes suficientes para dolarizar tal como lo había prometido en la campaña, a la ecuatoriana, reemplazando de un saque todo el circulante y los depósitos en pesos. La eyección temprana de Emilio Ocampo fue una muestra clara de eso, así como el reemplazo de la retórica vieja por una nueva, la de la libre competencia de monedas. Así, cuando hoy dice "domar" a sus adversarios mostrando lo que ha pasado con el tipo de cambio, que se ha desinflado y no escalado a niveles de hiperinflación como se pronosticaba, omite –pícaro– que lo que cambió fue todo su enfoque económico.

Lo que prima hoy –él mismo se ufana de eso– es la licuación de todo lo que sea pesos, desde las jubilaciones y los salarios hasta los ahorros. Eso se evidencia en su idea de reducir al mínimo la base monetaria y de que la economía se remonetice con los "dólares del colchón", un atajo que, así planteado, podría traerle al país problemas internacionales y otros bien palpables por la infiltración de dinero de origen ilícito.

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Dado entonces el combo de tarifazos desmesurados, salarios por los que se pedirá a gritos en la calle e incertidumbre cambiaria, es probable que la desinflación encuentre un piso de hormigón duro en una franja que iría del 8 al 6%.

"Entre los, salarios, las tarifas y las expectativas, hay una tasa de inflación mínima. Que el Gobierno termine el año en 5% o 6% mensual sería un éxito en sus propios términos, pero hay que poner el foco en el desastre económico y social que eso generaría", analizó Graña.

El atajo de la dolarización

Ante ese escenario, corto para las expectativas de quienes sostienen, pese a todo, el apoyo a la actual administración, basta con escuchar a Milei: la competencia de monedas, camino indirecto y tortuoso a la dolarización, se alza en el horizonte. Esa reforma monetaria, para la que bastarían una pocas normas que induzcan la celebración de contratos en divisas duras, podría ser el revulsivo que termine de darle un golpe a la inflación, regenere expectativas y hasta le abra a la ultraderecha un futuro electoral prometedor en 2025.

¿Llegaría ese escenario con un nuevo toque cambiario de importancia? ¿Qué pasaría, entonces, con una nueva ronda de remarcaciones y con el replanteo de la puja distributiva? En este sentido, ¿sería posible aplicar el nuevo esquema con ingresos populares tan devaluados, cristalizando una matriz de distribución del ingreso social y políticamente explosiva? Habría que ver qué tiene Javier Milei en la cabeza.

La posibilidad de la dolarización también podría modificar las perspectivas sobre un rebote económico que, en las condiciones estrictamente actuales, no puede esperarse prometedor ni duradero. Como se supo en los 90, dolarizar la economía de algún modo estabiliza los precios y recrea el crédito, lo que, aunque genera niveles de desempleo cada vez más elevados, resulta por, algún tiempo, reactivador para sectores relevantes.

Un tema aparte es el cepo que eso establece para la puesta en marcha de políticas destinadas al desarrollo, el problema que le impone al despliegue industrial y la vulnerabilidad extrema que consagra frente a cualquier tipo de shock exógeno.

El ejemplo ecuatoriano resulta, en el contexto sudamericano, muy claro sobre la menor perspectiva de crecimiento de largo plazo de las economías dolarizadas.

Javier Milei y Karina Milei: ¿El Jefe es el jefe?
20 de marzo de 2024. El secretario de deportes y turismo, Daniel Scioli, los diputados Hector Baldassi y Juliana Santillán, el subsecretario de Deportes Julio Garro y el empresario Guillermo Toffoni, en una reunión para avanzar en la reglamentación de las sociedades anónimas deportivas (SAD). Foto: Noticias Argentinas.

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