Inflación y sincericidios
Caputo, que mostró el dudoso gusto de acudir a la AmCham Summit con un pin de las banderas de la Argentina –que se supone que es su país– y de Estados Unidos –que se supone que no lo es–, cometió un sincericidio.
"Imaginen a alguien que llega raspando a fin de mes. Uno le está contando que este modelo es mejor que el otro, entonces sacamos Precios Justos, sacamos la ley de Abastecimiento, la ley de Góndolas y de repente va al super y las cosas salen 50% más que en Estados Unidos. ¿Ese es el modelo? No puede estar bueno", reconoció.
No. No está bueno y todo indica que la teoría monetaria no explica todos los misterios del universo.
Vale la pena retener el dato del 50% de sobreprecio de ciertos artículos respecto de los que rigen en la principal potencia económica del mundo.
En la definición mencionada, Caputo también reconoce haberle dado al Círculo Rojo mucho, demasiado acaso, al extremo de dejar desnudo al ciudadano al que se le vende un relato que no se verifica en la realidad. En ese punto, decide hablar con el corazón y también con las armas en la mano.
¿Armas de de verdad o de juguete?
Según el funcionario, los supermercadistas le "reconocieron que habían priceado sus productos imaginando un escenario (cambiario) caótico, que no se dio. Saben que sus productos están desfasados y su respuesta fue 'los vamos a bajar'. Ahora, bien, en el mientras tanto, hay precios, y algunos obedecen a canasta básica, que realmente no pueden estar ahí", explicó. Por eso presiona, casi como un populista, por "correcciones".
Además decidió anunciar una apertura importadora de alimentos, bebidas, artículos de tocador y limpieza. Esto, que deja indiferentes a los grandes empresarios que reconocieron haberse ido un poco a lo más alto del mástil de la carabela –en definitiva, les da lo mismo abastecerse de proveedores locales o de afuera–, apunta a los industriales responsables de la oferta.
¿Primera guerra entre el gobierno ultraderechista y una fracción del Círculo Rojo a la que se le ha permitido darse una recomposición desenfrenada de márgenes de ganancia en detrimento de sus costos salariales?
¿Guantes o casco?
Abrir importaciones es una medida de mercado y nada habría para reprocharles por ello a Milei y Caputo desde el punto de vista de la pureza ideológica. Sin embargo, es inocultable que el ministro parece un "kirchnerista de buenos modales" cuando cita al empresariado para reclamarle que baje sus precios.
¿En qué consiste la apertura importadora? Como una baja de aranceles dependería de una gestión ante un Mercosur que Milei parece haber olvidado, la medida –anunciada por Manuel Adorni– está dada por ciertas reducciones impositivas y un acortamiento de los plazos para la entrega de divisas que al resto de los importadores se le retacean.
La Unión Industrial Argentina (UIA) se quejó en un comunicado. "Mientras los productores nacionales deben pagar en cuatro cuotas mensuales y con impuesto PAIS los insumos necesarios para la fabricación, los importadores de bienes terminados estarán exentos de impuestos y tendrán acceso total a las divisas necesarias en un solo pago a 30 días", dijo no sin razón.
Problemas y problemas
La apertura de las importaciones para esos productos no sería problema para las grandes cadenas de supermercados. Sí, en alguna medida, para grandes proveedores, cuyas estructuras les permitirían importar, aunque podrían enfrentar problemas en sus operaciones locales. La dificultad, en tanto, sería más palpable para las pymesque compiten como pueden en un ambiente hostil y oligopólico.
Por esta razón, en paralelo a la megarrecesión que provoca el Caputazo, el empleo será una de las grandes variables a seguir en los próximos meses.
De cualquier forma, ver para creer: ¿realmente la recomposición de las reservas de los últimos meses alcanza para una gran apertura importadora, aun cuando no está normalizada ni siquiera la compra de insumos extranjeros vitales para la producción?
Acaso veamos chasquibum para los grandes y algún misil para los chicos. Nada nuevo bajo el sol paleolibertario.
Un plan (en parte) anti-FMI
Caputo sigue concentrado en el canje de deuda –que cerrará este jueves y ya registraba el martes una adhesión del 77%–, destinado a despejarle el año de vencimientos, alivianarle la consecución del equilibrio fiscal y apurar la salida del cepo. En paralelo, sus últimas movidas financieras parecen reflotar las reyertas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que signaron su eyección en tiempos de Mauricio Macri. ¿Sigue Caputo un programa que, en aspectos centrales, se da de bruces con las recomendaciones del organismo?
La receta del gobierno de ultraderecha contra la inflación tiene, como la sal, dos anclas: una, la recesión y el asesinato de los ingresos populares y el consumo; dos, el atraso del dólar, que se elevó 118% en el inicio y que desde entonces se actualiza al ritmo del 2% mensual, absurdo en vista de la inflación vigente.
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Javier Milei y Toto Caputo en búsqueda de un acuerdo con el FMI
Como mencionó Alejandro Bercovich, el Fondo acaba de ratificar su vademécum conocido en Egipto, país al que le concedió una extensión crediticia de 8.000 millones de dólares a cambio de una devaluación de la moneda local y de un aumento de las tasas de interés.
Al revés, en Argentina –que busca 15.000 millones de dólares no sólo para salir del cepo, sino también para apurar la competencia de monedas dolarizadora–, Caputo pisa el billete verde y baja aún más las tasas para seguir licuando los pasivos del Banco Central y su contracara, los plazos fijos de los ahorristas.
Las encrucijadas del plan económico
La consultora LCG ratificó este martes que se dio una nueva aceleración de la inflación en la primera semana de marzo: 3,6%, lo que "evidencia que la desaceleración se viene amesetando". Para peor, recuerda, este mes reflejará "el ajuste de otros regulados –gas, prepagas, combustibles, colegios– y una estacionalidad que suele jugar en contra". Por eso, "esperamos un nivel similar (de inflación) al de febrero".
Si esa es la primera encrucijada de Milei-Caputo, la segunda está dada por la mencionada baja de las tasas de interés, adversa a las recomendaciones del FMI. Eso tiene "quizás como objetivo señalizar una nominalidad más baja, pero (…) podría poner presión sobre los dólares libres". Dicho y hecho: los tipos de cambio negociados en bolsa interrumpieron este martes su desplome reciente y rebotaron entre 4,5 y 6,5%, estirando la brecha que se intenta terminar de comprimir.
La tercera y el dólar
La tercera encrucijada se vincula con otro tema tratado y reprochado por el Fondo: el atraso del dólar frente al avance de los precios, cosa imposible de negar cuando el propio Caputo alude a una Argentina más cara que Estados Unidos, país cuya moneda se pretende adoptar.
"Quedará pendiente ver cómo se soluciona el atraso de dólar oficial desde diciembre, (dado) que ya se consumió 60% de la ganancia de competitividad lograda con la devaluación", señala LCG.
"Probablemente una nueva corrección traiga aparejada una nueva presión sobre precios. Desde LCG esperamos inflación de 240% anual medida a diciembre, con picos de 380% hacia mitad de año".
Esas eventuales devaluación e inflación de segunda vuelta dejarían, después de todo el ajuste, la motosierra, la licuadora y el dolor de estos meses, una vuelta a las fuentes empeorada. Si 2023 dejó una inflación del 211,4%, 2024 dejaría una del 240%, aunque alegarán que con precios sincerados. Eso sí, también con jubilaciones, salarios e ingresos populares destrozados.
Inflación rebelde, anclas livianas, riesgo de correcciones peludas… ¿y vuelta a empezar? La política oficial navega en aguas turbulentas.