Todo curso de Economía 1 ofrece a los estudiantes una fórmula básica para modelizar el comportamiento de la actividad: Y=C+I+G+X-M. Y es el producto bruto interno (PBI), C el consumo, I la inversión privada, G el gasto público y X-M, el saldo comercial. Todas esas variables son los vectores posibles del crecimiento, lo que lleva a preguntarse qué pasará este año y acaso algo más allá con cada una de ellas.
Toto Caputo: motosierra y licuadora
El gasto público será otra imposibilidad hecha de motosierra y licuadora. El Presidente odia a John Maynard Keynes y por ello no encuentra inconveniente en llevar a cero la obra pública y las transferencias a las provincias y liquidar, posponer o licuar toda otra forma de erogación de un Estado en el que tampoco cree. Ese es y será otro motor detenido.
Queda entonces la esperanza del saldo comercial, exportaciones menos importaciones, ítem en el que sí se pueden esperar novedades: las importaciones sufrirán debido a la detención del consumo y la actividad industrial, lo cual no es bueno; pero sí lo es que las exportaciones de soja superarán este año las de 2023, derrumbadas por la sequía.
Motivos de alivio: la creatividad de Toto Caputo
Aunque la ola de calor del verano recortó las proyecciones de una supercosecha y los precios internacionales no ayudan, he ahí un cierto motivo de esperanza, sobre todo por compararse con la vara bajísima del año pasado. Ese sería, veranito financiero inducido y contabilidad fiscal creativa de Toto Caputo aparte, la causa de un rebote modesto a nivel agregado y, acaso, de patas cortas. Un rebote de gato muerto.
Voluntarista, Milei dibuja la curva del futuro en forma de ve, lo que implica una caída inicial vertiginosa y profunda, pero una recuperación igualmente veloz y empinada, destinada a recuperar lo perdido en poco tiempo y a superar el punto de partida gracias a una recuperación duradera del crecimiento sobre una base macro saneada.
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La ve que promete Javier Milei.
Los economistas más críticos, que no le conceden al Gobierno ni siquiera la evidencia de que la economía debía ser liberada de cepos, ciertas regulaciones excesivas y desequilibrios fiscal y monetario, sólo conciben una salida tras el fondo de la recesión en forma de ele: desde el pozo, una interminable paz de los cementerios.
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La ele y la paz de los cementerios que niega Javier Milei.
Dado lo dicho, es probable que esta sea la situación de los renglones industriales, comerciales y de servicios, vinculados al consumo doméstico, cuya mejora el Gobierno patea para el futuro caprichoso en el que la economía vuelva a crecer. Sin embargo, la incidencia relativa de los factores expansivos como las exportaciones y la baja base de cálculo que dejará el primer tramo recesivo del año abren la puerta a una recuperación estadística, acaso breve y dependiente de nuevos incentivos para prolongarse. Así, a la caída pronunciada, seguirían un rebote modesto y el peligro de una meseta más baja que el punto de partida inicial. Algo así como el símbolo invertido de la raíz cuadrada.
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La raíz cuadrada al revés: caída brusca y meseta baja.
Javier Milei propone, los economistas disponen
"A la pregunta de si estamos ante un escenario en el cual la economía crecerá en forma de ve, la respuesta es no", le dijo a Letra P el economista Gustavo Reija.
"Eso es así porque hay que introducir en el análisis los efectos que el programa de los efectos del programa de ajuste está provocando sobre el sector real de la economía", indicó, en el que todo va cuesta abajo.
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Javier Milei y la motosierra.
captura de redes
Por esa causa, "en enero y febrero, la recaudación de todos los impuestos que están relacionados con el nivel de actividad han caído en términos reales", explicó acerca del efecto depresivo del Caputazo. "Esos menores ingresos obligarían a una mayor reducción del gasto, el que, a su vez, repercutiría en un nuevo descenso de la actividad y de la recaudación, llevando a una dinámica insostenible", vaticinó.
Martín Kalos, director de EPyCA Consultores, piensa en una economía que registrará en lo sucesivo dos velocidades, con sectores saliendo en ve y otros en ele.
Una actividad dislocada
"Habrá sectores a los que les irá bien y que, de hecho, ya les venía yendo bien, como los de la energía y la minería, a los que se suma el complejo agrícola después de la sequía", enumeró. "Sin embargo, ese cierto rebote se verá opacado por el desempeño negativo de la industria, la construcción y el comercio, atados al consumo interno", siguió.
"El promedio nos da recesión", concluyó. Emergen la raíz cuadrada al revés y un 2025 de incertidumbre.
Claudio Caprarulo, director ejecutivo de Analytica, le dijo a este medio que "lo que se espera para el año es caída, en todos los trimestres, porque a la crisis económica se sumó una social y una política, lo que no ayuda. 2025, a esta altura, es ciencia ficción".
Lo anterior es un punto fuerte de la argumentación del especialista. La reedición del proyecto de ley ómnibus es un albur, pero su retiro en febrero implicó también el del capítulo fiscal, lo que hizo caer todo el peso del ajuste en la motosierra y la licuación del gasto, receta de efectos todavía más recesivos. Y eso fue efecto de una crisis de la política.
Motor se busca
"Casi todos los componentes de la actividad van a la baja, casi nada tracciona. La inversión, que el año pasado creció por la falta de destino para los pesos que estaban en poder de las empresas y por el atraso cambiario, ahora tiene pocos incentivos por el impacto de la caída del consumo sobre la industria. Acaso podría haber lugar para alguna incorporación de tecnología que reemplace mano de obra, pero el impacto de eso en el crecimiento se daría en el margen", añadió.
"Sí podría ayudar la inversión en sectores escindidos de la demanda interna, como la minería, los hidrocarburos y el campo, pero, nuevamente, con un limitado impacto general", insistió Caprarulo.
El futuro, la "ciencia ficción" sobre la que el analista se resiste a especular, tiene un elemento de incertidumbre de corto plazo: la erosión de la inflación sostenida sobre el tipo de cambio devaluado en diciembre o, lo que es lo mismo, la inflación en dólares evidente y que se agudiza por el desplome de los tipos de cambio paralelos.
¿Un cisne negro o blanco?
"Hacia adelante aparecen nuevos desafíos ya que, con una inflación acumulada del 76% en los últimos tres meses, el tipo de cambio real efectivo de exportación se aprecia semana a semana y liquidar divisas en este contexto empieza a perder atractivo. El Gobierno pronto deberá tomar decisiones para incentivar la liquidación de la cosecha gruesa: ¿devaluación en abril o baja de retenciones con el costo fiscal asociado?", se interroga Analytica en su último informe.
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La suba del dólar de diciembre se diluye día a día con el avance de la inflación.
Desde ya, una segunda suba del dólar previa a una eventual salida del cepo, que fuentes del mercado calculan en alrededor del 55 al 60% –la mitad de la de diciembre–, dispararía remarcaciones de precios de segunda vuelta y, para Milei y Caputo, un impopular volver a empezar.