ELECCIONES 2025 | EL MAPA FEDERAL

Qué se elige y qué se juega en Buenos Aires: CFK vs. Kicillof, supervivencia del PRO y la potencia de Milei

La provincia pone en juego 35 bancas del Congreso y media Legislatura. Batallas mamushkas y trampolín al 27. El juego de los apellidos en las boletas.

Buenos Aires pondrá en juego en 2025 mucho más que 35 bancas para el Congreso y la renovación de media Legislatura: las elecciones configurarán el escenario del último tramo de la era Axel Kicillof en la gobernación y su disputa con Cristina Fernández de Kirchner, de la supervivencia o extinción del PRO y de la potencia electoral de Javier Milei en su primera contienda en las urnas como Presidente. Todo, en el distrito que concentra casi el 40% del padrón electoral nacional.

Esta nota forma parte de una producción especial de Letra P pensada para confeccionar el mapa federal de los comicios de medio término, bajo la premisa de que cada provincia es un mundo y de que en cada distrito el tablero político cobra una fisonomía particular que desarma el esquema de fuerzas de la política nacional.

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Axel Kicillof y Cristina Kirchner.

Axel Kicillof y Cristina Kirchner.

CFK vs. Kicillof, la disputa menos pensada

Uno de los protagonistas será Kicillof, que por primera vez muestra intenciones de participar en las decisiones de cómo el peronismo -no sólo su espacio- debe afrontar las elecciones. La explicación es clara: no tener chances de presentarse a una reelección en la provincia lo coloca naturalmente como aspirante a la Presidencia, un traje que se calzó apenas revalidó su mandato en 2023, pero que se ve amenazado por la reaparición en la escena pública de CFK, su madrina política.

El antagonismo permanente con el gobierno nacional, producto de un recorte feroz a Buenos Aires que complicó seriamente a la administración bonaerense, le sirvió a Kicillof para polarizar con Milei y pararse a jugar en la cancha de los presidenciables. Algunas señales como la narrativa protectora ante el desastre, la ayuda a otras provincias y cierta apertura política lo posicionaron en un lugar del que sólo una figura podía quitarlo: Cristina.

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Cristina volvió a las recorridas por el conurbano.

Cristina volvió a las recorridas por el conurbano.

La Jefa volvió del retiro sugerido. Atrás quedaron las cartas venenosas y las conferencias magistrales. Volvieron los actos y las recorridas conurbanas para tomar el control del PJ y con él, alimentar en sus devotos el sueño de una candidatura. Quiere jugar, pero ¿dónde? Los suyos, con su hijo Máximo Kirchner a la cabeza, le hacen sentir el rigor a Kicillof y le exigen lealtad. El gobernador cree que es su turno y espera una bandera blanca de su frente opositor interno. La disputa es por el liderazgo: ¿The last dance de CFK o neokirchnerismo con Kicillof?

Si todo sigue como hasta el momento en el peronismo estallado, la elección del año que viene terminará poniendo blanco sobre negro y dirimiendo liderazgos. En principio, mostrará si el gobernador es capaz o no de armar por primera vez listas de postulantes propia, con kicillofistas nativos. Para CFK, las urnas serán el potenciómetro que medirá cuánto le queda de aquella inmensidad que supo conquistar.

PRO: futuro violeta o extinción

Cuando se celebren las elecciones se habrá cumplido una década de la ola amarilla que bañó de macrismo a las políticas nacional y bonaerense. Fueron un puñado de años dorados antes de la pendiente que sacó del gobierno a Mauricio Macri y a María Eugenia Vidal, aunque el partido se mantuvo erguido hasta el año pasado, cuando quedó tercero tras sufrir el éxodo masivo de sus votantes a La Libertad Avanza. Los intentos por renovarse, recuperar la identidad y el espíritu que lo llevó a ser gobierno no alcanzaron y el partido está a las puertas de su última chance. Se reconvierte o se extingue devorado por las fauces del autopercibido rey de la selva y depredador de la casta.

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El jefe del PRO bonaerense, Cristian Ritondo, y Mauricio Macri.

El jefe del PRO bonaerense, Cristian Ritondo, y Mauricio Macri.

Diego Santilli ganó las elecciones de 2021 con algo más del 42% de los votos frente a un peronismo que iniciaba su debacle. Claro que aquello lo hizo montado a la ahora extinta alianza con la UCR y sin la potencia de un actor que empezaba a emerger y que hoy es una realidad: La Libertad Avanza. Diluído, el macrismo fue perdiendo terreno y hoy se encuentra en la necesidad de acercarse al oficialismo si no quiere desaparecer. Algunos de sus dirigentes hacen todos los esfuerzos posibles para que así sea, pero no alcanza.

La estrategia de Macri de creer que podía aportarle apellidos e institucionalidad a un gobierno que no era el suyo falló. El jefe de Diputados y presidente del PRO bonaerense, Cristian Ritondo, lo intenta desde el Congreso; Santilli hace lo propio desde lo discursivo, pero no hay caso. LLA no lo considera necesario y cada vez que puede se lo enrostra. El acuerdo entre ambas fuerzas para coordinar candidaturas según el distrito pierde fuerza y quedará en la nada si se aprueba la derogación de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), resistida por los amarillos. Pintarse de violeta o desintegrarse es el dilema.

Patricia Bullrich, esa espina del mismo palo clavada en el entrecejo del expresidente la vio. Su garrochazo fue un éxito para sus intereses personales y podría contagiar a buena parte de la casta amarilla domada. En la cancha donde se confeccionan las listas de candidaturas se verán los pingos.

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LLA medirá su potencia en Buenos Aires

El gran desafío de Milei será construir/consolidar una estructura con volumen en la provincia, un terreno donde trabaja para robustecer sus armados. La elección permitirá conocer el alcance de esa empresa. Contar con sello propio en el distrito del 38% del padrón electoral nacional lo exime de nutrirse de dirigentes ajenos, en quienes Karina Milei no confía. La estrategia es consolidar las bases locales para empujar votos en una boleta que no tendrá la cara de Milei. Difícil para un proyecto tan personalista, construido sobre la figura del libertario.

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Javier Milei durante la campaña 2023. Una de sus caravanas en La Plata.

Javier Milei durante la campaña 2023. Una de sus caravanas en La Plata.

Se trata del bastión histórico del peronismo, donde Kicillof consiguió el año pasado el 45% de los votos y LLA, entonces sí con la figura del libertario en la papeleta, alcanzó el 24% y quedó en tercer lugar. Tan cierto como que Milei no necesitó ganar Buenos Aires para ser presidente es que el mandatario debe consolidar su partido en ese suelo si quiere quedarse con la gobernación en 2027 y jugar un segundo tiempo en Balcarce 50.

¿Cuál es la cantera de dirigentes de LLA en el territorio donde no gobierna ni una sola intendencia, donde los jefes territoriales del PRO, el peronismo y la UCR se pondrán al frente de la campaña? ¿Quién va a ser el candidato o candidata en el primer lugar de la tira para el Congreso, donde tal vez figure el apellido Kirchner? ¿Cuánto podrá el Presidente nacionalizar una elección provincial desdoblada?

Buenos Aires, puertas adentro

La renovación de los escaños en la Legislatura modificará el escenario político a dos años de la sucesión de Kicillof. El recambio de 46 bancas en Diputados y 23 en el Senado preparará la cancha para el tramo final de la gestión del gobernador, en el que podría lograr estacionar la nave sin mayores golpes de los que ya ha recibido por parte de la administración Milei y sólo disputando la interna frente a La Cámpora; o bien sumarle a esta tensión una oposición mucho más numerosa y combativa, que le lime la gestión justo en la previa de la batalla por el sillón de Rivadavia.

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Kicillof en la Legislatura.

Kicillof en la Legislatura.

Para evitarlo, Kicillof está decidido a participar en las listas seccionales y darle vida a un perfil político que eludía, el de la construcción territorial. Sabe que nutrir la Legislatura bonaerense de dirigentes propios y prestados le permitirá concluir sus ocho años con algo de oxígeno y enfocado en una sola pelea. Una derrota desluciría su imagen y golpearía su gobernabilidad.

El PRO se arrima a LLA

La dirigencia bonaerense amarilla espera señales de Macri, pero sabe que su futuro deberá ser en línea -por no decir de la mano- con el Gobierno nacional. En Diputados, el PRO perdió la exclusividad de segunda minoría, puesto que ahora comparte con los libertarios. A mitad de año, LLA tenía un puñado de legisladores, pero la fusión con el bullrichismo y la reconciliación con Carolina Piparo le dio volumen a la fuerza que se entusiasma con gobernar la provincia y varias intendencias en 2027.

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El bloque de La Libertad Avanza en Diputados alcanzó las 13 bancas y es segunda minoría con el PRO.

El bloque de La Libertad Avanza en Diputados alcanzó las 13 bancas y es segunda minoría con el PRO.

La postura libertaria es intransigente: ni alianzas ni coaliciones, el que quiere estar en Las Fuerzas del Cielo se tiene que teñir de violeta. Así fue con Patricia Bullrich, con Piparo, con dirigentes sueltos y así será con quienes quieran ser una oposición fuerte a Kicillof. El PRO lo sabe, pero resiste. Será cuestión de tiempo.

La UCR bonaerense, en un laberinto

Distinto a lo que pasa con el peronismo, el PRO y LLA, el destino de la UCR en Buenos Aires no depende de lo que pase a nivel nacional. Excepto por el senador y jefe político Maximiliano Abad, la principal dirigencia boina blanca no se asienta en la provincia. No obstante, su expresión bonaerense está herida tras la elección interna feroz que terminó en la Justicia. Quedó con dos bloques legislativos sin miras de reconciliación, menos intendencias (27) que hasta octubre de 2023 y sin socio político, ya divorciada del PRO.

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El presidente de la UCR bonaerense, Miguel Fernandez, con intendentes radicales.

El presidente de la UCR bonaerense, Miguel Fernandez, con intendentes radicales.

Algunas voces radicales creen que el año que viene pueden recuperar la relación con algunos dirigentes del PRO que no comulgan con Milei y que no se dejan llevar por el clima de época. A ellos se suman quienes apostarían por una coalición de centro con sectores peronistas no kirchneristas, progresistas y de centro izquierda, e incluso con libertarios blue.

Será todo un desafío para el partido centenario que en 2027 deberá reencontrarse con su electorado para recuperar poder territorial y, de mínima, no seguir perdiendo intendencias. Desnacionalizar es la cuestión, y apostar por el desdoblamiento de la elección que boceta Kicillof.

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