El peronismo intenta encontrar la manera de encaminar su interna, estallada con el enfrentamiento entre Axel Kicillof y Cristina Fernández de Kirchner, para definir la estrategia electoral 2025. Para eso amaga con recurrir a un mecanismo conocido, pero de comprobada ineficacia.
Por estos días se debate la conformación de al menos tres mesas políticas donde canalizar las discusiones. “Ordenar lo desordenado”, en palabras de CFK. Pero la conformación de esos ámbitos parece una misión imposible con el grado de belicosidad existente entre las partes.
Una mesa para CFK, Massa, Kicillof y Máximo
En los últimos días comenzó a sonar con fuerza la intención de distintas tribus de conformar una mesa nacional a la que se sienten CFK, Kicillof, Sergio Massa y Máximo Kirchner, un espacio para discutir el rumbo del peronismo y la estrategia para las elecciones legislativas en todos los niveles.
La intención de poner en funcionamiento el espacio fue confirmada a Letra P por fuentes de La Cámpora y del espacio que representa el gobernador. Por ahora, sólo intenciones. En las tribus dijeron a este medio que no hay avances.
Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof en La Plata
Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof en La Plata
Massa siempre lo intentó, pero sin éxito. Lo impulsó durante el gobierno de Alberto Fernández, cuando reclamaba que los tres socios mayoritarios del Frente de Todos (FdT) se sentaran a discutir a puertas cerradas en vez de hacerlo públicamente. No funcionó.
En las últimas horas, el Frente Renovador (FR) salió a bajar la espuma diciendo que Massa considera que “las mesas no resuelven nada”, algo que va a contramano de lo que plantearon fuentes de ese espacio a este medio y que venían instalando hace tiempo. Las marchas y contramarchas exhiben el estado de situación. Como sea, Massa no quiere quedar en el lugar de mediador entre el cristinismo y Kicillof, una interna explosiva sin final a la vista.
En La Plata estimulan la creación de ese ámbito. “Entendemos que hay interés de algún sector de que eso suceda”, dijo a Letra P alguien muy cercano al gobernador y confirmó que están dispuestos a participar si hay un “debate amplio”.
El círculo de confianza de Kicillof destaca el volumen político que le da gobernar la provincia más grande del país -y haber logrado la reelección en medio de un mar de derrotas peronistas-, por lo que no puede estar afuera de ninguna discusión sobre el rumbo de la fuerza. “Al fin y al cabo, Axel tiene la potestad para definir la estrategia electoral en Buenos Aires”, lanza la fuente.
Réplica de una mesa de tres patas en Buenos Aires
Algunos dirigentes empujan la conformación de una versión bonaerense de aquella mesa grande: el gobernador y parte de su tropa, La Cámpora y el massismo. Lo mismo, pero sin CFK, que en definitiva estaría representada por su hijo Máximo.
Esa experiencia tiene un mal antecedente: “La mesa de los lunes”, creada durante la campaña electoral 2021. Allí se sentaban Wado de Pedro, Gabriel Katopodis y Jorge Ferraresi, entre otros. Ese espacio siempre generó ruido y el final es conocido: derrota electoral e intervención del gabinete bonaerense.
Otra que duró poco fue “La mesa de Ensenada”, que nació bajo el clamor por CFK presidenta y terminó mutando y engendrando este kicillofismo que hoy batalla con el cristinismo.
Kicillof Kichner Massa Wado Bianco
Wado de Pedro, Mámimo Kirchner, Axel Kicillof, Carlos Bianco y Cuervo Larroque.
“¿Para qué? Axel no tiene que sentarse a consultar con actores de segundas líneas lo que se hace en la provincia”, picantea ante Letra P un dirigente alineado al gobernador que desecha esta mesa. Dice que de haber una línea de diálogo nacional, no tendría sentido una mesa bonaerense, y si no hay una negociación superestructural, entonces Kicillof no tiene por qué repartir poder. “En todo caso, hay que armar una mesa con quienes apoyamos al gobernador”, desafía proponiendo un tercer espacio para apuntalar al mandatario.
Dos para un bastón de mariscal
La reactivación de CFK terminó convenciendo a muchos dirigentes de que Kicillof debe plantarse ante quien lo construyó políticamente, al menos como jefe del peronismo en la provincia que gobierna, la Buenos Aires de los 14 millones de electores.
El bastón de mariscal bonaerense está en disputa desde hace tiempo entre Kicillof y Kirchner, presidente del PJ en el territorio. Hasta ahora, habían convivido en medio del conflicto con un reparto del poder difícil de sostener. Para quienes están alineados al mandatario, ese tiempo terminó.
De conformarse, esa mesa deberá tener una silla para los intendentes. Jefes y jefas territoriales querrán su representación en las listas. Los asiste en el reclamo el poder que les otorga un nuevo sistema de votación, donde la campaña segmentada será clave.
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No obstante, el intendentismo está disperso. Las divisiones podrían adelgazar la potencia de esa marca -intendentismo-. Por un lado, la tropa alineada con CFK y por otro, la que empuja la sublevación de Kicillof. Un tercer grupo camina por el medio.
Es decir, no hay comandancias ni figuras que logren aglutinar a sus pares bajo su ala. Ya no hay grupos Esmeralda, Octubre o Fénix o un sector consolidado bajo una conducción como la que ejerció el exintendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde.
No hay jefecito
Dirigentes que trabajan por una candidatura presidencial de Kicillof piden conformar un espacio más formal en Buenos Aires que nuclee a toda la dirigencia que acompaña al gobernador. Piensan que sería una manera de sacarlo del “cono de sombras” en el que quedó tras la irrupción de CFK como primera opositora a Javier Milei.
El entorno más cercano al gobernador descarta esa idea y destaca que ya hay diálogo constante de Kicillof con intendentes y otros funcionarios y dirigentes de distintos ámbitos.
“No se me ocurre cómo podría formalizarse esa mesa, esas rondas de charlas son siempre iguales, no tienen un formato determinado”, dice una fuente que se mueve al lado del mandatario. “No funciona así, básicamente porque nadie tiene tanta entidad como para representar a otro. Imposible decirle a un intendente que será representado por otro, ni con Insaurralde funcionó”, cerró.
Sin mesas (y sin PASO)
Hoy parece imposible imaginar a Kirchner y Kicillof sentados a la misma mesa. Tanto como que el peronismo encuentre una manera de dirimir sus diferencias sin sentarse a dialogar. ¿Se vienen tiempos de interna? Poco probable.
La posible eliminación de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), algo que apoya parte del peronismo y también busca la oposición, suma conflictividad: se quitaría una herramienta que podría ayudar al peronismo a encauzar las cosas.
Un sector alineado con Kicillof deja abierta la puerta a una posible ruptura y habla de listas kicillofistas y listas cristinistas para las categorías provinciales. Por las dudas, Massa ya avisó: “Si hay dos listas, hay tres”.