Victoria Villarruel reza sola: tensión por el oratorio católico en el Senado
Rechazo de sectores del evangelismo a un espacio religioso con simbología vaticana. Silencio oficial. Fractura expuesta en medio de la avanzada libertaria.
Por decisión deVictoria Villarruel, el despacho del exsenador Edgardo Kueider fue transformado en un oratorio con banderas de Argentina y el Vaticano, lo que desató tensiones con referentes del evangelismo y expuso nuevamente la fractura relacional, al parecer irreversible, entre la titular del Senado y la Casa Rosada.
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El nuevo espacio, acondicionado en el tercer piso de la cámara alta, fue el primero en modificarse tras el decreto de reorganización de oficinas firmado por Villarruel el pasado 11 de septiembre.
La transformación del antiguo despacho administrativo en recinto de oración reveló una preferencia religiosa explícita que incomodó a propios y ajenos.
Una cruzada católica entre banderas
Según imágenes difundidas en redes, el oratorio fue equipado con bancos, estrado y dos banderas: la nacional y la vaticana. Aunque no se instalaron símbolos religiosos evidentes, el gesto fue interpretado como un mensaje. El oratorio no fue inaugurado con acto oficial, pero su sola presencia generó reacciones.
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El oratorio que había instalado Victoria Villarruel en el Senado
Uno de los primeros en alzar la voz fue Norberto Saracco, pastor evangélico y referente de la comunidad Buenas Nuevas. “Nos retrotrae a tiempos que creíamos superados”, afirmó al cuestionar la “exclusividad católica” del recinto. Y advirtió: “Lejos de ser un espacio abierto a todos, es un recinto para algunos”.
El Senado como altar político
La iniciativa de Villarruel coincidió con el ingreso formal al Congreso de lo que algunos llaman “bancada de la fe”: legisladores de base evangélica que responden a iglesias pentecostales. Entre ellos, la neuquina Nadia Márquez, la jujeña Vilma Bedia y otros integrantes de La Libertad Avanza que militan activamente su credo.
Evangélicos LLA Nadia Márquez y más
Nadia Márquez y la avanzada evangélica en el Congreso
El gesto católico de la vicepresidenta pareció marcar territorio frente al avance evangélico impulsado desde el Ejecutivo. “No creo que sea la Iglesia la que impulsa esto, sino funcionarios que quieren agradar a ciertos sectores”, ironizó Saracco, quien ya había criticado al presidente Javier Milei por su participación en templos evangélicos.
Banderas cruzadas y disputa de culto
La escena religiosa en el Senado no puede leerse sin contexto. La decisión de Villarruel se produjo en paralelo al pedido formal de la Conferencia Episcopal Argentina para que la cámara alta trate con urgencia una ley que regula las apuestas online. El proyecto, aprobado en la Cámara de Diputados, corre riesgo de perder estado parlamentario.
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Victoria Villarruel en el santuario de la Virgen del Valle en Catamarca
Desde el entorno de Villarruel no hubo respuesta al reclamo episcopal, lo que también generó malestar. En medio del silencio institucional, el altar improvisado fue visto como una forma simbólica de responder con liturgia a la presión de los obispos.
Entre la fe y el fuego amigo
El episodio reavivó las diferencias entre Villarruel y Milei, cuyas distancias ya no son sólo políticas. Mientras el Presidente impulsa una estrategia espiritual sincrética que mezcla prédica evangélica y simbolismo judío ortodoxo, su vice se aferra al catolicismo tradicionalista y se muestra cercana a sectores ultramontanos.
“Para ella, la tradición no se negocia: se venera”, resumen allegados a la vicepresidenta. Y el oratorio en el Senado podría entenderse más como un manifiesto silencioso que como un gesto devocional.
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Javier Milei y Victoria Villarruel en el primer tedeum patrio de su gestión
Captura de redes
El eco litúrgico de esta decisión institucional ya llegó a otros bloques. Algunos legisladores reclamaron un espacio multiconfesional que contemple otras formas de espiritualidad o directamente la eliminación de cualquier lugar que exhiba simbología religiosa específica.
La decisión final fue cerrar ese espacio religioso (católico) que Villarruel instaló en el antiguo despacho de Kueider.
Un rezo sin coro
La bandera vaticana, lejos de apaciguar, agitó las aguas. Para el pastor Saracco, lo ocurrido es síntoma de una Argentina “donde la libertad e igualdad aún no se dan la mano”. Y para Villarruel, acaso sea la reafirmación de que, incluso en tiempos libertarios, hay oraciones que prefieren el latín y el incienso.
En el Senado libertario, la fe también arma bloques. Pero por ahora, Victoria Villarruel reza sola y tuvo que desarmar el oratorio en medio de la disputa por los despachos en la cámara alta.