Universidades: el 89% de los docentes necesita otro trabajo para llegar a fin de mes
Lo reveló un informe de la Universidad Arturo Jauretche. El 74% abandonó instancias de formación por falta de tiempo o dinero. Salarios de pobreza y estrés.
Las condiciones de trabajo de los docentes de las universidades atraviesan una crisis profunda en medio del programa de ajuste que impulsa el gobierno de Javier Milei. Un informe del sector revela datos alarmantes: el 89% necesita otro trabajo para llegar a fin de mes, mientras que más de la mitad enfrenta endeudamiento sostenido para cubrir gastos básicos.
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Se trata de un relevamiento que realiza todos los años el sindicato de docentes, extensionistas e investigadores de la Universidad Arturo Jauretche (ADEIUNAJ) para conocer las Condiciones y Ambiente de Trabajo. El estudio, que recogió casi 600 respuestas de docentes de todas las áreas, evidencia un panorama crítico: salarios en caída, pluriempleo, endeudamiento, problemas de salud física y mental, y falta de tiempo para la formación y la vida personal.
El deterioro salarial de los docentes y la sobrecarga de trabajo
La reducción del presupuesto destinado a las universidades públicas, sumada a la política de congelamiento salarial, genera un escenario de precarización que amenaza la continuidad del sistema educativo superior, según los números del informe. Los salarios están muy por debajo de la canasta básica y la presión lleva a tomar medidas extremas como abandonar las aulas.
El 89% de los docentes necesita otro trabajo para llegar a fin de mes. De cada diez docentes, cuatro cobran en promedio $560.000 y tres apenas $280.000. Esta sobrecarga se expresa también en renuncias, búsquedas de nuevas dedicaciones y mayor nivel de pluriempleo.
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La salud y la vida cotidiana de los docentes, en riesgo
El relevamiento no solo describe cifras, sino que retrata la vida cotidiana de quienes sostienen la universidad. El ajuste del gobierno de La Libertad Avanza no se limita a lo salarial, atraviesa la salud física y mental, los vínculos familiares y la posibilidad de construir proyectos de vida estables.
61% de las personas fue a trabajar estando enferma, muchas veces sin poder gestionar licencias.
La mayoría se encuentra en un endeudamiento sostenido para cubrir gastos básicos, que en ocasiones representa hasta dos salarios.
Más de la mitad sufre de manera crónica estrés, ansiedad, ataques de pánico o malestar físico.
74% abandonó instancias de formación por falta de tiempo o dinero.
57% dejó actividades deportivas o recreativas, afectando la salud integral.
45% tarda en promedio una hora para llegar a la UNAJ, lo que suma jornadas extendidas no remuneradas.
Más de la mitad tiene responsabilidades de cuidado familiar, lo que agrava la sobrecarga laboral y emocional.
Por qué el ajuste a la docencia pone en riesgo a las instituciones.
Sumado a este panorama existe una carga simbólica y presión institucional que complica todavía más el panorama. Es el caso de las exigencias no siempre remuneradas como la investigación, vinculación, gestión y coordinación que recaen en docentes que ya trabajan más horas de las reconocidas. El relevamiento muestra que quienes tienen dedicación simple llegan a 27 horas semanales, y quienes cuentan con dedicación completa o exclusiva superan las 40 horas.
En este contexto, las medidas del Ejecutivo —basadas en la reducción del gasto público y la transferencia de responsabilidades de financiamiento a las universidades— generan un clima de hostilidad hacia la educación pública. Rectores, gremios y federaciones docentes coinciden en que el deterioro no es solo económico, sino también institucional y simbólico: se desvaloriza la tarea académica, mientras se incrementan exigencias no remuneradas en investigación, gestión y extensión.
Una problemática nacional
“Sin salarios dignos no hay universidad ni calidad educativa” es una frase que resuena en muchos de los reclamos por la situación de la docencia universitaria. Lo que sucede en la UNAJ se replica en otras universidades públicas, docentes con salarios de pobreza sosteniendo la calidad educativa con esfuerzo personal y a costa de su salud y calidad de vida.
Frente a este escenario, desde ADEIUNAJ subrayan que defender el trabajo docente es también defender el derecho a la educación pública y el futuro de las universidades nacionales. Por eso, impulsa la necesidad de una nueva Marcha Federal Universitaria para reclamar el sostenimiento y la mejora de la educación gratuita y de calidad en todo el país.
Frente a un contexto de crisis y hostilidad hacia la educación pública, el desafío que plantean los docentes agremiados de la UNAJ es claro: pensar políticas que fortalezcan al conjunto de docentes, que convoquen a reconstruir los lazos de participación y que aseguren la continuidad del proyecto universitario inclusivo y federal.