TRIBUNA LETRA P

Reelecciones indefinidas en Buenos Aires: cambiar las reglas a último momento, una jugada que no sorprende

El oficialismo provincial avanza con un proyecto que habilita la reelección de legisladores y concejales, en medio de la definición electoral.

Hay una máxima no escrita en la política argentina que todos conocemos: no se cambian las reglas de juego en año electoral. Es parte del código político básico, un acuerdo tácito que respeta la estabilidad institucional y la confianza ciudadana. Sin embargo, el gobierno de Axel Kicillof acaba de pisotear esta norma fundamental con el proyecto de ley para la reelección indefinida de legisladores, concejales y consejeros bonaerenses.

La media sanción obtenida en el Senado provincial apura ahora una resolución en la Cámara de Diputados sobre algo que nadie tenía en agenda. Y esto sucede cuando estamos a días de definir quiénes serán nuestros representantes. ¿Casualidad? Por favor.

Es curioso ver cómo el mismo gobierno que se queja permanentemente de las "medidas intempestivas, autoritarias e inconsultas" del gobierno nacional, por debajo de la mesa impulsa exactamente el mismo tipo de maniobras.

Ya veníamos de un año complicado: cambio de calendario electoral y desdoblamiento. La provincia de Buenos Aires parece condenada a la inestabilidad permanente de sus reglas electorales. Y ahora proponen cambiar las normas de los cuerpos legislativos (la discusión de los intendentes quedó resuelta en aquella reforma del 2016) sin planificación y sin consenso, solo por conveniencia política del momento. Mientras tanto, tenemos proyectos urgentes esperando tratamiento. Pero no, la prioridad es modificar las reglas del juego mientras se están repartiendo las cartas.

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Reelecciones indefinidas en Buenos Aires

Si realmente se tratara de una reforma institucional seria, ¿por qué la urgencia? ¿Por qué no hubo debate previo? ¿Por qué modificar algo planteado en 2016? Y las preguntas que molestan: ¿a quienes beneficia de su espacio? ¿Qué cuerpo conformado necesitan tanto el gobernador y su gente? ¿A quién quieren sacar de la cancha con esto y a quiénes sostener? ¿A propios, a opositores? Que sean honestos y lo digan.

No voy a negar que la discusión sobre los límites a la reelección tiene fundamentos válidos. Hay una biblioteca de argumentos a favor y en contra. Existen particularidades y trabajos excepcionales, con aportes legislativos estructurales que merecen que una persona renueve más de dos veces su mandato. Y también existe y es real el problema del anquilosamiento de dirigentes; que tanto la gente critica cuando habla de "la casta". Pero esta reforma a contrarreloj no nace de una mirada introspectiva de la política sino como una estratagema electoral.

Esta es una discusión que merece otro tratamiento, otros tiempos, otra evaluación. No puede resolverse a los ponchazos, jugando con la cuenta regresiva llegando a cero en el calendario electoral y sumando más ruido al desencanto de la población con la clase política. ¿Por qué no discutimos y lo planteamos seriamente en una reforma constitucional y que esa reforma tenga estas discusiones, que contenga el reconocimiento de la autonomía municipal que venimos planteando y reforme todo aquello que debemos discutir hace años?

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La crisis de representación de la política

Lo que está en juego aquí no es solo las reelecciones. Es la credibilidad de las instituciones y el respeto por las reglas básicas de la democracia. Cuando un gobierno cambia las reglas según su conveniencia, rompe el contrato social con la ciudadanía, algo que viene pasando hace años y que tanto daño le ha hecho al vínculo entre los vecinos y sus representantes; lo que nos trae a la crisis de representación y desconexión con los ciudadanos que atraviesa todo el espectro político. Porque estas reformas anteponen un interés político que nada tienen que ver con la discusión de fondo que den respuesta a un mejor sistema político y que defienda el bien común de los bonaerenses.

En algo finalmente se terminan pareciendo el gobierno de Milei y el de Kicillof: en intentar sumir en la incertidumbre permanente a los ciudadanos. Practican el mismo manual: generar inestabilidad para que los favorezca el escenario.

La política argentina merece y los argentinos esperan de nosotros –quienes tenemos cargos de responsabilidad institucional- algo mejor que esto. Los bonaerenses merecen instituciones serias, no maniobras de último momento.

No nos confundamos, esto no es una mejora institucional o una revisión del sistema político: quieren cambiar las reglas del truco porque tienen 23 para el envido. Y eso, lamentablemente, no sorprende a nadie.

Reelecciones indefinidas, el mecanismo favorito de la casta.
Intendentes kicillofistas molestos por no haber sido incluidos

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