Si La Libertad Avanza (LLA) gana las elecciones del domingo y Javier Milei se convierte en el próximo presidente, Victoria Villarruel asumirá el 10 de diciembre la presidencia del Senado y buscará quedarse con el control de todas las áreas vinculadas a la seguridad y otras de ese gobierno libertario, donde imagina a los sectores reaccionarios y conservadores de las Fuerzas Armadas y de la derecha más dura como los garantes de la gobernabilidad.
Villarruel -48 años, abogada y diputada nacional desde 2021- llega al ballotage del domingo convertida en una figura con proyección propia más allá de Milei y con claros gestos de autonomía con respecto a la caótica mesa chica del candidato presidencial, sacudida aún más por el acuerdo con Mauricio Macri.
Su eventual desembarco en la vicepresidencia, que genera entusiasmo en las filas de la derecha y el ala conservadora de LLA, marcaría un hecho inédito en los 40 años de democracia argentina, que no tuvo nunca un titular del Senado que niegue los crímenes de la última dictadura y que se reivindique cercano a varios de los militares condenados por crímenes de lesa humanidad.
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Villarruel es hija de un veterano de la guerra contra el Reino Unido por las Islas Malvinas en 1982 y sobrina de otro procesado por su accionar durante la dictadura. Preside el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas, organización no gubernamental dedicada a “visibilizar las muertes provocadas por las organizaciones terroristas” durante la década del ‘70 en Argentina y “reconocer los derechos de las víctimas” de los grupos armados de izquierda.
De llegar a la vicepresidencia, el primer paso de Villarruel será definir qué áreas del gobierno libertario quedarán bajo su control, en pulseada con otros sectores que orbitan en torno a la mesa chica de Milei y de sectores del PRO, que a partir del acuerdo del economista con Macri se preparan para un desembarco en esa gestión de LLA, por ahora llena de interrogantes.
Milei la menciona una y otra vez como la figura que se hará cargo de toda la agenda de seguridad y defensa. Pero la aparición de Patricia Bullrich como cara visible de la alianza con Macri tras la elección del 22 de octubre próximo podría amenazar esos planes.
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Por eso, la diputada empezó a moverse rápido. En los últimos días, mantuvo conversaciones privadas con el expresidente Macri, que muchos ubican como el motor que puso en marcha los movimientos de los últimos días de Villarruel, que desplegó una agenda paralela a la de Milei, con una volanteada por Recoleta en la que debutó su sello propio y actividades en solitario en Córdoba antes de la llegada del libertario para cerrar la campaña.
La instancia de los debates puede haber acelerado ese proceso. Sin imponerse, Villarruel salió fortalecida del debate de candidatos a vice con Agustín Rossi, en claro contraste con lo que ocurrió con el de Milei contra Massa. Después del domingo, la diputada salió a hacer su juego propio. En la caminata del martes por Recoleta, por ejemplo, no hubo insignias libertarias y casi no se oyeron los hits de Milei, como “la casta tiene miedo”. Antes de iniciar la caminata, Villarruel entonó el himno nacional.
Hay quienes atribuyen a la diputada un plan ambicioso de llegar a la vicepresidencia. Avanzar, desde el Senado, sobre varias áreas del gabinete proyectando a figuras de la "familia castrense" para que se pongan al frente. La cantera sería el plantel de la fundación Oíd Mortales, que Villarruel preside, donde se destacan el coronel retirado Jorge Vives, cercano a los sectores más duros de la Fuerzas Armadas, como responsable del área seguridad y varias figuras del Partido Demócrata, como Guillermo Montenegro -homónimo del intendente de Mar del Plata- y Eduardo Llorente, empresario vinculado al negocio agropecuario y de agencias de seguridad muy cercano a la diputada.
