Pablo Javkin, Patricia Bullrich y Romina Diez, en una caminata por barrio Tablada, con la llamativa ausencia del gobernador Maximiliano Pullaro.
Con un pie en el muelle y otro en el barco, Patricia Bullrich tensó el vínculo con Maximiliano Pullaro al caminar Rosario sin invitarlo. La ministra se vio forzada por la Casa Rosada a apuntalar el lanzamiento de Romina Diez como figura de La Libertad Avanza en Santa Fe de cara a los desafíos electorales que se vienen.
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La excusa fue la firma de un convenio entre la Municipalidad de Rosario y la Secretaría de Integración Socio Urbana -que lidera Sebastián Pareja, armador de Karina Milei- para urbanizar el barrio Tablada. Por esa razón, y porque fue el anfitrión del evento en el Distrito Sur Rosa Ziperovich, Pablo Javkin y su equipo fueron los únicos jugadores externos a La Libertad Avanza que fueron validados por el equipo de Diez para formar parte del acto. “Somos los únicos que le pudimos sacar un peso de la SISU a Milei”, se jactaban los emisarios del Palacio de los Leones, con una media sonrisa.
Por primera vez desde que es ministra de Javier Milei, Bullrich no pudo compatibilizar su relación con Pullaro con los intereses del gobierno del que forma parte. La ruptura del bloque radical en el Congreso, que dejó al gobernador santafesino del lado de los radicales más combativos, lo puso en la mira de la Casa Rosada. En ese contexto, la titular de la cartera de Seguridad usufructuó los resultados de la política de seguridad y los puso al servicio de construir una figura libertaria que enfrente al gobernador. En su entornó se notó la incomodidad.
El lanzamiento de Romina Diez
A la firma del convenio se le sumó luego una caminata por el corazón de Tablada, uno de los barrios más afectados por la crisis de violencia en el pasado y dónde más se nota hoy el resultado de los cambios en la política de seguridad. Allí se terminó de moldear el lanzamiento de Diez: charló con vecinos, atendió a los medios y recorrió las obras que ya comenzaron, con selfie incluida.
Ni lerda ni perezosa, la diputada libertaria se mostró siempre pegada a Bullrich. El inaudito despliegue de custodia -que incluyó a todas las fuerzas federales, más de veinte móviles policiales, otras diez motos y hasta un helicóptero de la Policía Federal patrullando desde el aire- no impidió que los vecinos se acerquen a saludar a la ministra, quien cosechó los resultados de la baja en los indicadores de violencia: le pidieron fotos, le contaron la nueva realidad del barrio y hasta tuvo que firmar autógrafos a algunos niños que se acercaron. Toda una rockstar.
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Romina Diez, Karina Milei y Patricia Bullrich en Casa Rosada.
La ausencia de Maximiliano Pullaro
Los protagonistas intentaron eludir el elefante en la habitación que fue la ausencia del gobernador santafesino. En ese sentido, Bullrich y Diez no mostraron fisuras en el discurso elegido: “El convenio lo firman la Nación y la Municipalidad, no tiene por qué estar acá”, repitieron. Incluso, existió un pedido de los equipos de los protagonistas a los medios con los que guardan mejor relación de no tocar el tema. No solo de parte de Diez, que buscó borrar a Pullaro de su relato, sino también de Bullrich y Javkin, pero por otras razones: la intención de no quedar atrapados en una disputa ajena.
En el entorno del alcalde de Rosario reconocieron que intentaron invitar al gobernador pero chocaron con la negativa de Diez, quien supeditó la realización del acto a la ausencia de Pullaro: no querían que alguien más facture la obra que se encaraba ni les robe el protagonismo derramado por Bullrich. Elegante, el hughense eligió no poner incómodos a sus socios políticos y armó actividades en el norte provincial, algo que fue agradecido por lo bajo en el Palacio de los Leones. Recién a la tarde planeaba pisar Rosario para encabezar un acto similar con Javkin, en el barrio Stella Maris.
Patricia Bullrich & Maximiliano Pullaro: que se doble pero no se rompa
Más expuesta quedó la ministra de Seguridad. Tras haber perdido la disputa interna que libró contra Diez la semana pasada para poder invitar a Pullaro, a Bullrich no le quedó otra opción que encuadrarse ante las órdenes de la Casa Rosada y aportar su alta imagen en los barrios como así también el despliegue de las fuerzas a su cargo para el lanzamiento de la diputada. Su desembarco terminó siendo leído como una mojada de oreja al gobernador: usó los buenos resultados en materia de seguridad que ambos construyeron para tributar a una figura opositora a la Casa Gris.
Bullrich intentó surfear esa tensión en su discurso. Cuidadosamente, evitó mencionar a Pullaro pero valorizó al pasar el trabajo en conjunto con “el gobierno provincial”. Esquivó hablar del gobernador cuando contó, por ejemplo, cómo delinearon los objetivos que se trazaron para contener la crisis de violencia en Rosario; cuando comentó cómo fortalecerán el programa Tribuna Segura en la provincia; y hasta cuando resaltó que hay un 62,7% menos de homicidios en Rosario.
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Sebastián Pareja, Patricia Bullrich, Pablo Javkin y Romina Diez.
“Esta decisión del intendente Javkin, acompañada por la Secretaría de Integración Socio Urbana, es la forma de darle sustentabilidad a lo que se hace en materia de seguridad”, sostuvo la ministra. “Con el presidente Milei pensábamos que si no se intervenía con inteligencia, lo que pasaba en Rosario se iba a extender al resto del país”, dijo en otro pasaje de su alocución. De Pullaro, nada. La pregunta se impone: ¿Cómo seguirá el vínculo?