El Día de la Independencia, una alternativa para el acuerdo del Presidente. No hubo ofrecimiento del gobernador. Los puntos a favor del peronismo aliado.
Osvaldo Jaldo y Guillermo Francos.
El gobernador Osvaldo Jaldo se hace eco de las posibilidades de que el Pacto de Mayo naufrague y deja las puertas abiertas para recibir a Javier Milei y a sus pares para poner el gancho al acuerdo con el que el Presidente quiere comprometer a los líderes provinciales. “Tucumán está a disposición para firmarlo el 9 de julio”, dice.
Si bien el vocero Manuel Adorni aseguró este miércoles que el plan original para firmar el pacto en Córdoba continúa su rumbo original, El tucumano es uno de los que confirma su presencia, pero el propio Milei advirtió en las últimas horas que las posibilidades de una postergación estaban siendo analizadas por la administración libertaria y puso como referencia a los meses de junio y julio.
Siguiendo la lógica patriótica de las efemérides, el calendario ubica en esos meses el Día de la Bandera que se celebra el 20 de junio y el Día de la Independencia. En el plano geográfico, Rosario es el centro gravitacional de las celebraciones en junio y Tucumán el lugar al que todos miran cada 9 de julio. En lo político, los idas y vueltas de la Casa Rosada con el radical santafesino Maximiliano Pullaro siempre estuvieron a la orden del día, mientras que con Jaldo la relación es inmejorable.
Allí se ubica, entonces, el horizonte alternativo al pacto que se podría caer por el retraso en los acuerdos para aprobar la ley ómnibus XS en el Congreso. O incluso, según barajan en el oficialismo, montar un acto para un preacuerdo que termine de rubricarse más adelante. Por ejemplo, el 9 de julio.
La idea del Pacto de Mayo fue tomando su propia forma a medida que fueron transcurriendo las negociaciones con las que la gestión libertaria pretende aprobar la versión reducida del megaproyecto fundacional que se truncó en febrero acompañada de un paquete fiscal que, en teoría, estaría dirigido a aliviar la situación financiera de las provincias.
Así, a los aspectos ceremoniales que ya detalló Letra P se sumaron algunas decisiones de neto corte político como no convocar a Axel Kicillof (Buenos Aires), Ricardo Quintela (La Rioja), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego), cuatro de los gobernadores con posturas más opositoras, y tampoco a Cristina Fernández de Kirchner, pese a su condición de expresidenta.
Con el retraso en el debate parlamentario también se modificaron las expectativas y la chance de que el pacto no se firme en Córdoba empezó a analizarse cada vez con más fuerza. Eso podría traer aparejada una suspensión del evento, aunque nadie se anime por ahora a asumir los costos de semejante marcha atrás.
Si eso sucede, el gobernador de Tucumán tiene a disposición la provincia en la que en 1816 se firmó la Declaración de independencia de la Argentina, lo que en los términos simbólicos sobre los que les gusta andar al Presidente, aparece como un escenario mucho más fuerte.
Desde el momento en que Milei anunció la firma del Pacto de Mayo en Córdoba, todas las miradas giraron hacia Martín Llaryora. El gobernador mediterráneo, que había sido blanco de los ataques del Presidente durante una buena parte de los primeros meses del Gobierno, encontraba con el escenario del gran acuerdo una especie de redención logrando una centralidad imaginada en la previa al discurso del 1 de marzo.
Pese a que la actitud del cordobés cambió y el perfil combativo fue bajando decibeles, la relación nunca superó el frío de aquellos primeros meses. De hecho, la cúpula libertaria corrió al cordobés de la organización del acto de mayo y, pese a los rumores previos, se descartó a Córdoba como sede del tedeum, que se celebrará finalmente en la catedral de Buenos Aires.
Si bien la chance del cambio de sede no es algo que ocupe centralidad en la política tucumana, ese vaivén en las relaciones de Milei con Llaryora aparece como uno de los principales puntos a favor de Jaldo.
En los papeles, es el único gobernador peronista oficialmente alineado con el Presidente. Ya durante el debate de ley ómnibus original, los diputados que responden a su espacio armaron su propio bloque, que casualmente se llama “Independencia”, y acompañaron el proyecto oficial. El gobernador alineó su discurso y políticas internas con la gestión nacional, reivindicando que las demandas provinciales habían sido escuchadas por la Casa Rosada.
La semana pasada fue uno de los pocos que salió al cruce del paro nacional convocado por las centrales sindicales y desde hace tiempo trabaja abiertamente para conseguir que el voto tucumano en el Senado se vuelque a favor de la ley en la cámara alta. En especial, la senadora Sandra Mendoza, esposa del mellizo José Orellana, diputado provincial peronista con fuerte anclaje territorial que se mueve en sintonía con el jaldismo. Es otro punto que podría resultar determinante de cara a la decisión final.