El acuerdo que el tucumano Osvaldo Jaldo alcanzó esta semana con la Casa Rosada, que derivó en la promesa de respaldo de sus diputados a la ley ómnibus a cambio de que se mantengan las medidas de protección a la producción cítrica y azucarera, cayó como una bomba en el espacio todavía en formación de gobernadores del peronismo, donde cada vez se agrandan más las diferencias entre los sectores dialoguistas, los combativos y los que atienden su juego sin dar señales de querer sumarse a ninguna liga.
A casi dos meses de iniciada la presidencia de Javier Milei, la mesa de los gobernadores de la oposición no termina de configurarse. Y la jugada del tucumano dinamita los puentes entre el sector perfilado como combativo, con Axel Kicillof y Ricardo Quintela a la cabeza, en contraste con dialoguistas, que tiene a Jaldo como cara visible, pero donde también se anota el catamarqueño Raúl Jalil. En el medio, gobernadores de mucho peso político como Gildo Insfrán y Gerardo Zamora se mueven como líberos y arman una suerte de tercera posición, a la espera de un reordenamiento de los liderazgos en la oposición.
El mapa de los gobernadores peronistas quedó expuesto no solo con la jugada de Jaldo, sino también en las últimas movidas opositoras, en el marco de la foto de respaldo al paro de la CGT convocada en la Casa de la Provincia de Buenos Aires con mandatarios provinciales, legisladores y dirigentes sindicales. Ese día, con Kicillof como anfitrión, la foto mostró juntos al bonaerense y al riojano Ricardo Quintela, un tándem que se mueve cada vez más cerca, acompañados por el fueguino Gustavo Melella.
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El bonaerense -el único que estuvo en la marcha del miércoles- y el riojano Quintela, que asoma la cabeza con una pelea con la Casa Rosada por los recursos coparticipables y el anuncio de la creación de una cuasi moneda, son los dos de perfil más confrontativo con el gobierno nacional. Kicillof, el único gobernador con ADN kirchnerista, fue elegido por el gobierno nacional como una suerte de blanco móvil. Obligado a subir al ring, le escapa por ahora a la idea de intentar el liderazgo de un espacio opositor, aunque las circunstancias parecen empujarlo.
Por eso, se mueve bien cerca de Quintela, con quien lo une un vínculo estrecho que se construyó con un diálogo frecuente y en una agenda común, que tiene a la pelea con la Casa Rosada por los fondos coparticipables como una bandera. El riojano ya primereó con la creación de una cuasimoneda con la que planta un desafío al gobierno de Milei. ¿Lo seguirá su aliado bonaerense?
El fueguino Melella, igual que el pampeano Sergio Ziliotto, que también tiene un estrecho vínculo personal con Kicillof, se mueven cerca de ese sector confrontativo, en los dos casos con abiertas posturas de choque contra el gobierno nacional. El mandatario de La Pampa multiplicó en estas semanas sus apariciones públicas en tono opositor, parándose de manos contra la motosierra. Se golpea el pecho con que la presunta independencia económica pampeana le otorga soberanía política para no callarse.
Gildo Insfrán y Gerardo Zamora, líberos
Melella y Ziliotto participaron de forma virtual de la reunión convocada por los combativos Kicillof y Quintela. También lo hizo, vía videoconferencia, el formoseño Gildo Insfrán, el de mayor trayectoria de todos en su provincia. Confrontativo y opositor contra el gobierno de Milei, es resbaladizo a la hora de intentar encasillarlo en una mesa con otra referencia que no sea él mismo.
En los últimos meses, el formoseño dio señales de una tensión en su histórica alianza con el kirchnerismo. Al frente del Congreso nacional del PJ, Insfrán blanqueó en reuniones privadas con otros referentes de peronismo su visión sobre la necesidad de construir una nueva conducción opositora con Cristina Fernández de Kirchner fuera de escena.
Insfrán no respondió a la convocatoria de Kicillof, aunque sí estuvo el presidente del bloque de senadores, su coprovinciano José Mayans.
Gerardo Zamora, otro de los que se movieron más cerca de CFK, es otro de los que parece estar haciendo su juego propio, sin sumarse formalmente a una mesa de gobernadores peronistas. El santiagueño anunció poco después del triunfo de Milei el inicio de un proceso de ajuste en las cuentas provinciales en sintonía con la motosierra nacional.
Jaldo y Jalil, dialoguistas
En el otro extremo aparece Jaldo, que ya venía dando gestos de acercamiento a la Casa Rosada para llevar adelante negociaciones sobre temas extra sensibles para su provincia (la producción de cítricos y la azucarera) y en los últimos días ejecutó el gran golpe, que replicó también en el Congreso, donde tres diputados que le responden de dejar el bloque de Unión por la Patria y conformar una bancada propia.
En las últimas horas, Jaldo salió a ponerle el pecho al acuerdo y defendió los términos de ese entendimiento con la Casa Rosada. "El gobierno nacional accedió a todos nuestros pedidos. Me eligieron para gobernar para todos los tucumanos sin excepción, sin ningún tipo de distinción", dijo.
En ese escenario, muchos ven al catamarqueño Jalil, quien mantiene encuentros con el gobierno nacional por cuestiones vinculadas a las inversiones en litio en su provincia, como otros de los que integran la mesa del interior dialoguista.
Jaldo y Jalil fueron los dos que se negaron a fines del año pasado a firmar el documento critico con el gobierno impulsado por Kicillof e Insfrán tras la reunión de todos los gobernadores con Javier Milei. En la mesa de los peronistas, juegan su propio juego.