El presidente provisorio conduce los debates en los que la oposición lleva la ventaja. La estrategia de preservación. Un recinto que recuperó la chispa.
Myrian Prunotto y Facundo Torres, la primera línea de la Legislatura de Córdoba.
El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, busca acomodar el cuerpo después de la detención del histórico operador del PJ, Guillermo Kraisman, por robar bondiolas y la del subjefe de la Policía, Alejandro Mercado, por corrupción. Bajó línea a su gabinete y mueve las piezas en la Legislatura.
La escudería cordobesista que habita el recinto sabe que no se vienen días fáciles. El doble escándalo, que se suma a otros de calibre, animó a la oposición en el momento justo. Sus referencias, Rodrigo de Loredo y Luis Juez, empezarán este viernes con sus campañas territoriales. El radical recorrerá el norte cordobés y el senador abrirá un local del Frente Cívico en la capital.
Sus espadas legislativas fueron al hueso en la sesión de este miércoles que, en términos políticos, terminó ratificando otra tendencia. El oficialismo corre de la escena a la vicegobernadora Myrian Prunotto y, en su lugar, pone al presidente provisorio de la Legislatura, Facundo Torres, como el piloto de las sesiones tormentosas.
La de este miércoles no fue la excepción. Juntos por el Cambio exigió la renuncia de toda la cúpula policial y de su exaliado, el ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros. El peronismo se prepara para el duelo verbal con el discurso cerrado. “En Córdoba hay independencia de poderes”, es el lema.
Más allá del contenido de la sesión, una observación que circuló en los pasillos es la estrategia para la conducción de los debates de alto voltaje.
Torres Lima presidió la sesión donde se trató el último ejercicio de la gestión de Juan Schiaretti; la que terminó con la aprobación de una declaración de preocupación por la situación de los Servicios de Radio y Televisión (SRT) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC); la del pedido de renuncia al ministro de Cooperativas, Martín Gill, acusado por su expareja por violencia de género; y la de la corrupción policial.
Las crisis son oportunidad, pero Torres no demuestra ansiedades. Cumple el rol institucional y se muestra orgánico. En el precalentamiento electoral, su nombre suena en la pelotera de nombres para la boleta de Diputados en 2025.
Como contó Letra P, la relación entre Prunotto, Torres Lima, el jefe del bloque oficialista, Miguel Siciliano y la legisladora Nadia Fernández es buena, por lo que no puede presumirse un factor interno.
Prunotto tenía un acuerdo con Llaryora de dividir el tiempo legislativo con el Ejecutivo. En concreto, es más que evidente que ese compromiso está vigente porque la dirigente radical tiene agenda de gestión a diario.
Pese a que Prunotto se autoexcluye de la lista cordobesista para 2025, en los pasillos del poder no la descartan y apelan a una táctica de preservación de la figura en momentos críticos. Como contó Letra P, Llaryora ordenó a su gabinete gestionar desde el territorio. Prunotto demuestra que allí es dónde se mueve con mayor naturalidad.
La vice no es la excepción. Llaryora parece determinado a evitar que la oposición melle su equipo de gobierno. Un día después de la detención de la segunda autoridad de la Policía, el gobernador se mostró con el ministro que había quedado bajo la picota pública.
El responsable de la cartera de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, acompañó al mandamás del Partido Cordobés a Yacanto, una de la zona más afectadas por los incendios forestales. En una entrevista radial, el exintegrante del Frente Cívico de Luis Juez afirmó que tiene el total respaldo del mandatorio provincial.
Lo mismo ocurre con Gill. En los pasillos del poder ratifican la permanencia del funcionario en el esquema, pese al fuego amigo y opositor.