PASO 2023

Martín Llaryora le pone un dique a Massa para meterse en la pelea grande del peronismo

El ministro tira centros, pero el cordobés va "hasta el final" con la candidatura de Schiaretti. La proyección nacional del PJ anti-K que necesita al tigrense fuera del escenario.

Apenas se habían conocido los primeros datos de la elección de la ciudad de Córdoba, cuando Sergio Massa elogió públicamente al peronismo de la provincia. Definió a Daniel Passerini, el flamante intendente electo, como “un gran dirigente y un gran pibe” y lo identificó como “uno de los hijos, herederos de José Manuel de La Sota”, el dirigente con el que en 2015 conformó la sociedad con la que estructuró su primera candidatura presidencial. También nombró a Martín Llaryora y al intendente de Alta Gracia, Marcos Torres. Aunque no lo dice abiertamente, su deseo es retomar aquella experiencia para ampliar las bases de su proyección con Unión por la Patria. No le será demasiado fácil. El llaryorismo ya lo identifica como un primer escollo para la proyección nacional del futuro gobernador mediterráneo. Abiertamente, hablan de “un obstáculo”.

“Massa lo hace para confundir y ver si puede robarse algún voto. Llaryora está loco o él está sordo. Martín en el escenario fue totalmente claro en su apoyo a la candidatura de Juan Schiaretti”, dijeron en el cordobesismo cuando la euforia empezaba a disiparse. El candidato de Hacemos por Nuestro País volvió a zanjar las expectativas en su participación en la Exposición Rural de Palermo, donde este lunes repitió las máximas con las que busca ordenar a todo su espacio y que se enarbolan detrás de la bandera del peronismo antikirchnerista.

Envalentonado con el triunfo de su candidato en los comicios municipales, Llaryora irá hasta el final con la estrategia de la triple candidatura que se coronará con la campaña presidencial de Schiaretti. El resultado de la etapa final que el equipo de trabajo se propuso a comienzos de este año puede sumarlo a un “gobierno de coalición”, en caso de que Horacio Rodríguez Larreta termine convirtiéndose en presidente y su proyección de ampliar la estructura de JxC se concrete con una pata peronista cordobesa. Si eso no pasa, también sabe que mientras mejor le vaya a la lista de Schiaretti en octubre, más incidencia tendrá su gobierno para negociar leyes, recursos y apoyos nacionales para su futura gestión. En ese sentido, también reconocen que será necesario sostener una “buena relación” con Massa, en caso de que el tigrense resulte electo presidente.

Sin embargo, la pulseada con el ministro es otra. “Lo necesitamos afuera del mapa”, dicen sin tapujos en el llaryorismo, donde proyectan la elección de Schiaretti como la base sobre la cual se comenzará a construir la proyección nacional del sanfrancisqueño. “Con Massa afuera, la única expresión política con capacidad de sacar al peronismo de las garras del kirchnerismo seremos nosotros”, señalan y preparan una artillería en la que, a diferencia del actual gobernador, habrá una mayor presencia de elementos doctrinarios y una crítica abierta hacia ambos lados de la grieta.

La proyección definitiva del peronismo cordobés

Todo eso empezó a vislumbrarse en el mensaje con el que Llaryora tomó por asalto las portadas de los diarios de todo el país que habían guardado ese espacio para la foto de unidad de Juntos por el Cambio festejando junto a Rodrigo de Loredo. Un discurso que se posiciona nacionalmente desde la provincia de Córdoba. Del mismo modo en que lo hicieron todos sus antecesores, peronistas y radicales, el gobierno de la segunda provincia más importante del país posiciona a cualquier dirigente en una vidriera nacional con un potencial que sólo pocos pueden, quieren y saben aprovechar. El padre del nuevo partido cordobés está decidido a hacerlo.

En su entorno descartan que las palabras de Massa puedan tener un efecto inmediato en los planes del gobernador electo que, mientras empieza a dejar el gobierno municipal en manos de su heredero y planifica con mayor tranquilidad su futuro equipo, cumplirá con su palabra de trabajar por la candidatura presidencial de Schiaretti. De hecho, el eufórico mensaje del domingo por la noche guarda una lógica con esa doble condición del futuro inmediato del intendente saliente: la continuidad de una actitud que pone a la defensa del modelo cordobés por sobre el resto de las cosas y la necesidad de hacerlo con una marcada impronta personal, que empezó a demostrar de un modo más cabal durante la campaña municipal.

Sucede que más allá de los compromisos internos asumidos con el espacio encabezado en el peronismo cordobés, el discurso de la noche del 23 de julio quedará en la historia como el momento en que Llaryora empezó a perfilar ese estilo propio, que hace exactamente lo contrario a lo que sus detractores internos le cuestionaron durante la campaña provincial: se peroniza y pone a Juntos por el Cambio en el banquito ubicado en el otro extremo del ring.

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Mientras el triunfo de Passerini empujaba a la militancia a cantar la marcha peronista como hacía tiempo no sucedía en los actos del cordobesismo, Llaryora se despachó en el escenario con un discurso en el que apuntó directamente al cambiemismo. De hecho, lo hizo echando mano a una liturgia anclada en el corazón de la militancia peronista promedio, como llamar “pituquitos de Recoleta” a quienes se paran en la vereda de enfrente y gritarles “basta de venir a explicarnos cómo hay que hacer las cosas”.

Las reacciones nacionales fueron exactamente las que la lógica de la grieta histórica hace suponer, banca peronista y señalamientos opositores. “No se confundan demasiado porque ese término también engloba a Massa”, aclara el diputado Carlos Gutiérrez, una de las principales espadas del schiarettismo en el Congreso, al ser consultado al respecto por Letra P.

El propio Larreta, que gobierna el territorio recoletense, fue consultado al respecto, pero eligió no jugar “del lado de las agresiones personales”, porque “para sacar este país adelante y ganarle al kirchnerismo tenemos que estar juntos”. También junto a Llaryora, que estratégicamente fue sumando a kirchneristas a su espacio para reconvertirlos en actores fundamentales para su estructura, que dejó a las expresiones relacionadas con el peronismo nacional por debajo del 3% en la elección provincial y del 1% en la municipal de este domingo.

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