El tridente que conforman los intendentes Mario Secco (Ensenada), Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Fernando Espinoza (La Matanza) terminó por consolidarse este martes en el cierre de campaña bonaerense de Unión por la Patria (UP) como el brazo territorial que, desde los municipios que gobiernan, se puso a la cabeza de la campaña por la reelección Axel Kicillof. Empujados por una iniciativa estratégica, la desintegración del polo de poder territorial que encarnaba Martín Insaurralde y la sintonía fina con el mandamás bonaerense y su mano derecha y jefe de Asesores, Carlos Bianco, están en franco ascenso en la antesala de lo que será la reconfiguración del peronismo después de la elección del domingo.
Los tres actos más importantes que encabezó Kicillof junto al candidato presidencial Sergio Massa en la campaña para las generales son muestra de ello. El primero fue el relanzamiento de la campaña en Deportivo Cambaceres, Ensenada; el segundo, la caravana que tuvo su cierre en La Matanza con una multitud rodeando a las principales figuras de UP; el tercero, el cierre de campaña que este martes en el estadio de Arsenal, en Avellaneda. Tres actos, tres intendentes.
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Todas las iniciativas surgieron de las entrañas de la denominada Mesa de Ensenada que sostuvieron estos tres jefes comunales junto con Bianco y el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque, en alianza con gremios y organizaciones sociales que siempre apoyaron sin fisuras a Kicillof. Este grupo de dirigentes puso a disposición del gobernador lo que nunca tuvo ni quiso construir: armado territorial.
La impronta de los jefes comunales pudo verse en Arsenal. La tribuna frente al escenario fue reservada para los intendentes y estuvo copada casi en su totalidad por militantes de los tres distritos: Ensenada, La Matanza y Avellaneda. Solo una pequeña porción quedó para otros intendentes e intendentas que movilizaron en muy menor cantidad, como el de Berazategui, Juan José Mussi, o las de Moreno, Mariel Fernández, y Presidente Perón, Blanca Cantero.
El paisaje de las grandes movilizaciones del peronismo bonaerense cambió en este tramo final de la campaña. Ya no se ven las largas cuadras de las columnas de La Cámpora que solían copar cualquier estadio ni las decenas de banderas celestes de Nuevo Encuentro. Tampoco la tracción multitudinaria de aquellos intendentes que se alineaban bajo el ala de Insaurralde. El tridente mostró convocatoria y poder de movilización. Todas las tribus peronistas estuvieron presentes y el lema se mantiene: "Todos y Unidos". El sector no busca la confrontación abierta; como contó Letra P, primero buscan ganar y, por el momento, no hay margen para la interna.
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La caída en desgracia del lomense potenció el crecimiento de este sector intendentista que siempre resistió la jefatura que Insaurralde lideró en sociedad con el presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner. “El polo de poder del intendentismo se está desplazando. Por mucho tiempo lo tuvo Martín (Insaurralde) y el grupo de intendentes que lo acompañó asociados a Máximo (Kirchner), pero ahora eso está cambiando. Mientras ellos tensionaron con Kicillof otros se acercaron y son los que ahora están en ascenso”, afirmó a Letra P un dirigente bonaerense que se sienta en las variopintas mesas de rosca.
Secco, Espinoza y Ferraresi son intendentes que gobiernan distritos populosos del conurbano en la poderosa Tercera sección electoral, están legitimados por los resultados alcanzados en sus municipios: en las PASO, Espinoza sacó 170.178 votos, un número que aumentaría considerablemente en la general ya que espera retener los más de 100 mil votos obtenidos por la dirigente del Movimiento Evita, Patricia Cubría, a quien derrotó en la interna; Ferraresi sumó 91.148 votos (48%) y Secco 22.156 (58%). Sin embargo, y pese a su poder electoral, el tridente salió perdiendo en el último cierre de listas: ninguno de sus integrantes logró poner representantes propios para la Legislatura.
Los tres serán calve para la reestructuración del peronismo en la etapa que viene, siempre y cuando, claro, Kicillof logre la reelección. De ser así, gran parte del peronismo piensa que se reordenarán las fuerzas y eso decantará en un nuevo esquema de poder político y una nueva composición, también, de la representación intendentista en el gabinete del gobernador.