Marcos Ferrer se alzó este domingo con un contundente triunfo en Río Tercero, ciudad que gobierna desde 2019, la quinta en el ranking de la más pobladas de la provincia de Córdoba. El radical que se identifica con los colores de Evolución, núcleo que se referencia con Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti, logró su reelección con el 49,61% de los votos. Completaron el podio Nicolás Rodríguez, de Nuevas Ideas, con el 27,51%; y el exponente de la coalición peronista Hacemos Unidos, José María López, con el 12,34%, con el 100% de las mesas escrutadas.
Ferrer cortó con una mala racha. Juntos por el Cambio (JxC) quedó sin aliento con la derrota provincial de Luis Juez, en junio; pasó a terapia intensiva con la inesperada caída de Rodrigo de Loredo en la capital al mes siguiente; y apela a electrochoque para meter a Patricia Bullrich en el ballotage presidencial con Javier Milei, el indiscutible ganador de la PASO del 13 de agosto.
Con esa carga, Ferrer definió como un “desahogo” su victoria municipal. “Ha sido un año duro en términos electorales, con varios sinsabores; pero este triunfo fue un desahogo. Somos un equipo: cuando ganamos, ganamos todos; cuando perdemos, perdemos todos”, dijo a radio Sol de Río Tercero.
El mensaje político no tardó en llegar cuando interpretó el resultado como el punto cero para reconstruir a la oposición frente al "partido cordobés" que propone el gobernador electo Martín Llaryora. “Buscamos que el radicalismo tenga una renovación para generar proyectos políticos de poder. No vamos a claudicar en ese camino. El radicalismo abraza una serie de convicciones que en la Argentina que vienen van a ser más necesarias que nunca”, dijo en conferencia de prensa en la que contó con la escolta de De Loredo, Yacobitti y el empresario Daniel Angelici.
La incertidumbre que domina a la dirigencia cambiemista cordobesa sobre la posibilidad de volver a ser gobierno nacional, obliga a ajustar las expectativas a la política estrictamente doméstica. Vivir con lo propio asoma como la salida previsible, aunque sostengan que no perderán las esperanzas de ocupar la Casa Rosada una vez más. Nobleza obliga, el cuarteto de Evolución que trabajó para Horacio Rodríguez Larreta en la PASO aprovechó el escenario para ratificar el apoyo a Bullrich, quien se comunicó para felicitar al ganador por videollamada.
El doblete de Llaryora en la provincia y de Daniel Passerini en la ciudad de Córdoba se resignifica si el triunfo de Bullrich se esfuma. Saben que la red de intendencias de JxC priorizará la gestión más allá de las fidelidades políticas, un juego en el que el peronismo cordobesista participará con especial esmero para aprovechar una oposición que quedó sin liderazgos nítidos. Cuando el gobernador electo da por hecho un gobierno de Milei agita este fantasma de desprotección municipalista que lo tendrá como primer lugarteniente para apagar incendios o contribuir en el alcance de los resultados.
Por eso el triunfo de Ferrer no fue sólo un respiro para Evolución, que además de la derrota capitalina experimentó la de Lousteau en la primaria porteña. Es un respiro para toda la UCR y, por extensión, para JxC de la provincia.
El aliado emergente
Ferrer es aliado estratégico de De Loredo. Compartieron la intimidad del domingo electoral, asado mediante, y la convicción de que este resultado revitaliza al eje renovador dentro del radicalismo de la provincia.
La fuerza boina blanca cordobesa no está libanizada, pero vive una suerte de limbo que se extenderá hasta la noche en la que se conozca a la próxima autoridad nacional. Algunas figuras perfilaban para jubilarse, pero la derrota de De Loredo pareció extender la vigencia de la vieja guardia. Por otro lado, la UCR recuperó terreno territorial con las victorias municipales de este turno electoral, pero aguarda definiciones sobre su conducción. Ferrer promete ser ese norte en tándem con el diputado.
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Ferrer no sólo revive a ese eje de cambio que venía observándose en el centenario partido y que tiene a otros protagonistas como Juan Negri, Soledad Carrizo o Javier Bee Sellares como parte del futuro comando radical. También, el riotercerense se perfila como el conductor natural del Foro de Intendentes Radicales que renovará autoridades a fin de año.
Ese espacio será central para coordinar las prioridades y la postura que llevará el bloque en la Mesa Provincia-Municipios que desde diciembre estará tutelada por Llaryora. Asoma como un elemento central de unidad política de la oposición. Como viene señalando Letra P, Llaryora apostará a la gestión articulada con municipios y con exintendentes y exintendentas en la Legislatura para morigerar el repliegue territorial del peronismo y el equilibrio de fuerzas en la Unicameral.
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“Tenemos 170 intendentes de la UCR. A partir de ahí se puede construir un círculo virtuoso. Rodrigo ha hecho una elección en la capital con 40%, la elección provincial nos dejó en una situación pareja, tenemos que manejar la unidad con responsabilidad”, el primer guiño de Ferrer a ese brazo territorial clave en el nuevo tablero de la política provincial.