El subsecretario de Gestión Pública, Lule Menem, resiste el destierro que le aplicó Javier Milei, que lo excluyó de las mesas políticas que armó después de la paliza que sufrió el Gobierno en las elecciones de la provinia de Buenos Aires, y ya es un problema para el flamante ministro del Interior, Lisandro Catalán.
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El riojano, mano derecha caída en desgracia de El Jefe también en declive Karina Milei, desobedeció la orden presidencial de correrse de la rosca con los gobernadores, para lo que dispuso el ascenso de Catalán de secretario a ministro, y recibió en la Casa Rosada al mandatario chaqueño, Leandro Zdero, el cacique radical con quien tejió la alianza con la que La Libertad Avanza se presentó a las elecciones provinciales de la provincia chaqueña.
El ocaso de Lule Menem
Menem quedó en capilla después de haber sido apuntado por Diego Spagnuolo como parte de un sistema de retornos que regía las compras de medicamentos en la Agencia Nacional de Dsicapacidad (ANDIS).
Además, le critican la estrategia que derivó en una saga de durísimas derrotas en el Congreso y errores en el armado electoral bonaerense que contribuyeron a la construcción del batacazo peronista en la madre de todas las batallas.
Pese a todo, Menem no se corre y sigue operando. Su resistencia a salir de cuadro echa más leña a la hoguera en la que arde la interna del Gobierno.
Lisandro Catalán
El ministro del Interior, Lisandro Catalán.
"Puerta adentro, Milei había dicho que Lule no estaba más en el armado y en la mesa política nacional", dijo un funcionario de la Casa Rosada y advirtió que la reunión que mantuvo el riojano con Zdero "generó un fuerte malestar de Lisandro (Catalán)", nombrado ministro del Interior, justamente, para resetear el vínculo del Gobierno con las provincias.