Histórico: Jair Bolsonaro, el amigo de Javier Milei, condenado por golpista
El líder derechista extremo brasileño fue hallado culpable de intentar derrocar a Lula da Silva. Para el mandatario argentino, era puro lawfare. Arde la región.
"Miren la persecución judicial que sufre nuestro amigo Jair Bolsonaro aquí en Brasil", se quejó Javier Milei el 7 de julio de 2024 en Camboriú. Trece meses después, el líder de la extrema derecha brasileña fue condenado a 27 años de cárcel por el intento de golpe contra Luiz Inácio Lula da Silva perpetrado el 8 de enero de 2023.
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"Quiero agradecer a las autoridades de la Cumbre de Acción Política Conservadora por la invitación y al presidente Jair Bolsonaro y a Eduardo Bolsonaro por la cálida bienvenida que he recibido; realmente me hacen sentir como en casa y es siempre un placer estar entre amigos", había explicitado el carácter de su relación unos minutos antes, en el inicio de su discurso ante esa platea nutrida por referentes de la ultraderecha latinoamericana, un mensaje que publicó completo el sitio oficial casarosada.gob.ar.
Embed - Milei defendió a Bolsonaro y denunció una "persecución judicial"
El 26 de marzo de 2025, ocho meses y 19 días después de que el presidente argentino acusara a la Justicia brasileña de hacerle puro lawfare (muy Che Cristina) a su amigo, la presunta persecución judicial pasó de castaño oscuro: el Supremo Tribunal (la versión brasileña de la Corte Suprema argentina) habilitó el juzgamiento de Bolsonaro y siete personas del círculo íntimo del exmandatario, entre ellas su compañero de fórmula y un exjefe de espionaje, por los cargos de “abolición violenta del Estado democrático de derecho″ y “golpe de Estado″ durante el asalto, por parte de una horda bolsonarista, a los tres poderes con sede en Brasilia, entre otros delitos de ese calibre.
Según la investigación de la Policía Federal brasileña, la conspiración había incluido un plan para frustrar el cambio de autoridades determinado por las elecciones de 2022 a partir del asesinato del presidente electo, Lula da Silva; de su compañero de fórmula, Geraldo Alckmin, y del juez Alexandre de Moraes, quien presidía el Tribunal electoral y ahora es el juez instructor del juicio contra el exmandatario.
Este jueves, la Primera Sala del tribunal alcanzó la mayoría de cuatro votos contra uno para condenar a Bolsonaro, que gobernó el gigante sudamericano entre 2019 y 2022, por los dos delitos ya mencionados, por pertenencia a una organización criminal armada y por daños a bienes públicos y al patrimonio protegido. Con esa mayoría, la sentencia queda firme y no puede ser apelada ante el pleno.
Javier Milei y Jair Bolsonaro: amigos son los amigos
En diciembre del año pasaso, en la edición porteña de la cumbre conservadora itinerante, que tuvo como anfitrión a Milei, Bolsonaro devolvió gentilezas a su amigo a través de un video en el que agradeció el "acto generoso" del argentino de "acoger a estos condenados políticamente, a estos refugiados que están allí", en Argentina, en referencia a participantes del asalto de Brasilia que fugaron para esquivar a la Justicia. "Nosotros, los brasileños de bien (muy Milei, esa expresión), no lo olvidaremos", prometió el excapitán.
Embed - Bolsonaro agradece a Milei refugio a sus seguidores en cumbre conservadora en Argentina
Un mileísta suelto en la conspiración contra Lula da Silva
La amistad entrañable que forjaron Milei y Bolsonaro fue tal, que compartieron operadores. Concretamente, Fernando Cerimedo, un asesor de la campaña presidencial de Milei que, según la investigación de la Policía Federal de Brasil, estuvo involucrado en el plan orquestado para atornillar al ultraderechista en el Palacio del Planalto.
El fundador de La Derecha Diario, una de las plataformas de periodismo militante libertario, tuvo destacada participación en la campaña que llevó a Milei al poder: se lo vincula con la presunta desacreditación calumniosa del sistema electoral y con la falsa denuncia de fraude. No obstante, Cerimedo no fue incluido en la lista de procesados.
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Fernando Cerimedo (de camisa blanca), estratega digital de la campaña presidencial de Javier Milei, con camaradas bolsonaristas.
Entre los "seis núcleos" de actuación contra la democracia que identificó la PF en ese vasto operativo golpista, Cerimedo se habría desempeñado –señaló la acusación– en el de "desinformación y ataques al sistema electoral", señalado por los complotados, sin prueba alguna, como fraguado en favor de la izquierda.
La difusión de esa fake news ya le había valido a Bolsonaro la prohibición de presentarse a los próximos comicios presidenciales, lo que equivale a una proscripción judicial hasta 2030.
Cerimedo siempre denunció una "persecución política" en su contra por parte del STF, una suerte de "embestida personal". Según dijo tiempo atrás en declaraciones a una radio argentina, nunca habló –como asesor del bolsonarismo– propiamente de "fraude", sino de "anomalías" del sistema.
Aunque puede mostrar un presente más auspicioso, otro amigo del Presidente que transitó caminos similares es el mandatario estadounidense Donald Trump. Tras perder las elecciones de 2020, el 6 de enero de 2021 fogoneó un autogolpe de Estado al agitar el asalto al Capitolio de los Estados Unidos por parte de una turba de ultras.
Hoy Trump está de nuevo en la Casa Blanca. Luego de ganar las elecciones de 2024, la Justicia de su país lo exculpó de responsabilidades por los hechos de enero de 2021. En uno de los primeros actos de su segundo mandato como presidente, concedió indultos y conmutaciones de pena a casi 1.600 personas procesadas por los delitos cometidos en el marco de aquel intento de interrumpir el orden democrático. Friends to be friends.
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El asalto al Capitolio alentado por Donald Trump en enero de 2021.
Después, este año, presionó a Lula Da Silva para que dejara en paz a Bolsonaro. Lo hizo en el campo de batalla de su guerra comercial, imponiendo aranceles del 40% a los productos brasileños que entran al mercado estadounidense.
Como Milei, el republicano denunció lawfere contra su amigo brasileño. "Conocí y traté con el expresidente Jair Bolsonaro, y lo respeté mucho, tal como lo hice con otros líderes. La forma en la que Brasil ha tratado a un líder altamente respetado en todo el mundo durante su mandato, incluso por los Estados Unidos, es una desgracia internacional. Este juicio no debería estar teniendo lugar. Es una cacería de brujas que debe terminar INMEDIATAMENTE", dijo, con las mayúsculas incluidas, el inicio de la carta personal dirigida a Lula da Silva.
Pese a esa presión de la principal potencia global, la Justicia brasileña marcó este jueves un hito histórico: por primera vez, un expresidente es condenado por liderar una conspiración golpista.
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Lula da Silva visita a Cristina Fernández de Kirchner en el departamento-prisión domiciliaria donde la expresidenta purga su condena por corrupción.
Como explicó Marceo Falak en Letra P, se trata de un acontecimiento de alto impacto en una región caliente. Se da mientras Trump patrulla el "patio trasero" de Estados Unidos (a la presión sobre Lula se suma el acecho sobre Venezuela con una flota de guerra apostada en el mar Caribe) y mientras, en este otro extremo del continente, el también derechista extremo Milei transita su peor crisis por la paliza electoral que sufrió a manos del peronismo, la fuerza conducida, al menos formalmente, por Cristina Fernández de Kirchner.
La exmandataria, condenada y presa como Bolsonaro, pero en su caso por corrupción, mantiene un estrecho vínculo político y personal con Lula, que la visitó el 3 de julio pasado, en ocasión de la última cumbre del Mercosur celebrada en Buenos Aires, en el departamento en el que CFK cumple prisión domiciliaria.