En los momentos más complejos, Patricia Bullrich encuentra su sostén anímico principal en dos hombres: su marido, Guillermo Yanco, y su único hijo, Francisco Langieri, fruto de un matrimonio anterior. Ambos tienen un perfil bajo que funciona como contrapeso a la exposición y la popularidad de la candidata presidencial de Juntos por el Cambio.
Bullrich y Yanco no se casaron, pero viven juntos desde hace 25 años en un departamento ubicado sobre la calle Beruti. Se conocieron en en 1997 en un acto político, cuando ella era diputada nacional por el partido Unión por la Libertad y él se le acercó para invitarla a salir. Primero Patricia lo rechazó, pero él perseveró y triunfó.
Yanco es un abogado que tiene negocios de diversa índole. Es vicepresidente del Museo del Holocausto en la Argentina y dueño de la cadena judía de información Vis a Vis, junto a su socio Claudio Avruj, el ex secretario de Derechos Humanos de la gestión macrista.
Sus nexos con Israel, además de la defensa cerrada al gobierno de Benjamín Netanyahu, le facilitaron el desarrollo de negocios en el rubro de seguridad durante la gestión ministerial de su esposa, cultivados por su cercanía al titular de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí, Mario Montoto.
Actualmente es vocal titular en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Seguridad que preside Bullrich, una herramienta clave para la recaudación de la campaña. Antes ocupó el cargo de tesorero del Club Político Argentino, un think tank que nuclea intelectuales ligados al macrismo. Yanco es, en definitiva, un operador político.
“Que no se meta con mi marido”, le advirtió hace unos días Bullrich a Javier Milei, quien acusó a Yanco de estar detrás del repudio que recibió durante el acto por el aniversario del atentado a la AMIA. Un colaborador de la candidata presidencial confió a Letra P que esa fue una de las pocas cosas que la “sacó de eje” durante la campaña, porque el esposo es su punto débil.
El otro hombre importante en la vida de Bullrich es su hijo, Francisco, fruto de su primer matrimonio, el que contrajo con Marcelo “Pancho” Langieri, una relación que nació en sus años de tránsito por la Juventud Peronista, cuando La Piba desafió los mandatos de su alta alcurnia. Hoy, su ex es sociólogo y coordinador de la carrera de Sociología en el Programa UBA XXII. Como antagonista ideológico de Yanco, sólo comparte con el marido actual el perfil bajo.
Francisco tiene 44 años. Durante el gobierno de Cambiemos fue asesor en la Secretaría País Digital, que dependía del Ministerio de Modernización. Su paso por la gestión pública terminó de modo abrupto cuando Macri fue presionado para prohibir la designación de familiares de las cabezas de los ministerios en la estructura estatal. Desde entonces, el hijo de Bullrich se mantuvo al margen de la vida política.
En el PRO incluso existe una orden dictada por Bullrich para que nadie saque fotos o grabe videos de su hijo para respetar su decisión de no aparecer. Un asesor de la candidata confió a Letra P que en la noche del 13 de agosto hubo un cuidado especial en el búnker de Costa Salguero para que nadie se acercara con un celular al sector en el que festejaba el hijo de la candidata.
La debilidad en la vida de Bullrich son sus dos nietos varones, a los que suele dedicarles atención exclusiva los miércoles y los viernes desde las 17, una costumbre que sólo interrumpió por momentos durante la campaña. Cuando está con ellos, suele dejar su celular de lado y usar sólo uno alternativo, que muy poca gente tiene.
Hija de Alejandro Bullrich y Julieta Luro Pueyrredón, la postulante presidencial tiene un linaje aristocrático con antepasados que pisaron fuerte en el mundo de la política, pero sus parientes más conocidos son los que saltaron a la fama en los escenarios.
La rockera Fabiana Cantilo y el baladista César “Banana” Pueyrredón son sus primos. La Fabi contó en el programa de Mirtha Legrand que "Pato" la llevó a su primer recital. “Patricia era zarpada, se animaba a hacer de todo. Éramos medio varoneras, de jugar a los soldados. Ella andaba bárbaro a caballo”, recordó en La Nación.
La otra cara conocida de la familia es su ahijado Segundo Cernadas, el actor que hace años dio un salto a la política y ahora es candidato en Tigre. En ese caso, el vínculo familiar no fue priorizado por Bullrich: Cernadas jugó con Horacio Rodríguez Larreta y le ganó la interna de Juntos por el Cambio al candidato que auspició su madrina.