El mismo día que el presidente Javier Milei dijo en un momento de su espectáculo en el Luna Park que la “agenda del aborto es totalmente asesina”, algo que ya había sostenido en la cumbre de Davos y en su discurso frente a estudiantes de un colegio privado en la previa del 8M-, su vocero, Manuel Adorni, negaba que el tema estuviera en la agenda del gobierno.
Probablemente, Adorni tenga razón y no habrá ningún movimiento ostensible del oficialismo para avanzar contra la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Tampoco contra el divorcio o el matrimonio igualitario, como sostuvo el secretario de Culto, Francisco Sánchez, en la convención de la ultraderecha global Europa Viva-24, organizada por Vox y que contó con la presencia estelar de Milei.
El coro a Sánchez se lo hizo el inefable diputado por La Libertad Avanza e hijo del líder inspirador del presidente, Bertie Benegas Lynch. En una reciente entrevista radial también cuestionó el matrimonio igualitario. “Unión natural de la familia entre el hombre y la mujer”, definió.
Sánchez también sostuvo, días después de su rutilante exposición en España, en diálogo con Radio Mitre, que los hijos de parejas divorciadas tienen mayor ansiedad y peor rendimiento escolar, basándose en un estudio “muy serio” que no pudo ser encontrado. Benegas Lynch quiso aclarar el asunto: “No dijo que eran inferiores, sino que tenían resultados más bajos en el colegio. Yo no me atrevería a decir eso, porque puede ser un dato que no tiene relación de causa-efecto”. Menos mal.
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El baterista de la banda del Presidente ya se había expedido antes sobre el trabajo infantil. A favor: "Libertad es que si no querés mandar a tu hijo al colegio porque lo necesitás en el taller, puedas hacerlo", dijo y generó una serie de críticas de la oposición y también internas.
Los dinosaurios de Javier Milei están vivos
Sánchez no es del riñón de Milei: fue diputado del PRO por Neuquén y tuvo sus cinco minutos de fama –antes de estos cinco- cuando reclamó la pena de muerte para la entonces vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, diez días antes del atentado contra su vida. Aunque es católico, los vínculos más fuertes del secretario de Culto lo relacionan con grupos evangélicos ultraconservadores, representados por su comprovinciana y diputada neuquina por La Libertad Avanza Nadia Márquez, hija del pastor Hugo Márquez, fervientes militantes contra el aborto legal y los derechos sexuales y reproductivos en general.
El exdiputado neuquino justificó en la entrevista radial la necesidad de “derogar” la ley 26.710 en la baja tasa de natalidad: “La Argentina necesita repoblarse, con lo cual yo diría que no solo tenemos que pensar en derogar el aborto, sino en medidas que promuevan la natalidad para que la cuestión demográfica vuelva a ser un eje estratégico para el desarrollo de nuestro país”.
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En esto coincidió el gobernador catamarqueño, Raúl Jalil, en la apertura de sesiones legislativas de su provincia, el 1° de Mayo. Jalil no habló del aborto legal, pero sí de la caída de la natalidad. En 2020, el gobernador dijo públicamente que estaba en contra del proyecto de ley, aunque acordaba con el debate. No sorprende la coincidencia actual en este tema, ya que se trata de uno de los pocos gobernadores peronistas, junto con el tucumano Osvaldo Jaldo, que manifestó su apoyo a Milei.
El argumento de la baja tasa de natalidad se inscribe en lo que la académica austríaca Ruth Wodak llama “retroutopías”. Así describe las políticas de género de la ultraderecha: la insistencia en volver a la familia tradicional heterosexual y a que las mujeres permanezcan en el hogar sin que ese trabajo sea reconocido. Alimentan la idea de que prohibir el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo podría resolver los problemas demográficos, aunque no hay ningún indicio o evidencia de que algo así detenga el declive demográfico.
Polarizar es la tarea
Las declaraciones de Sánchez, de Benegas Lynch y del presidente Milei no son más –ni menos- que parte de la estrategia de comunicación de las (ya no tan) nuevas derechas globales. Se trata de polarizar y la pelea es por fijar la agenda en los medios de comunicación. El informe de la consultora Ad Hoc de esta semana señala cómo el gobierno libertario retomó el control de la agenda digital a partir de la crisis diplomática con España y el acto en el Luna Park.
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En la discusión pública planteada en términos trolls, esta vez no sólo respondieron desde la oposición. Lo de Sánchez fue tan extremo que la diputada del PRO Silvia Lospennato se trenzó con él en Twitter. “En la ley de Bases original el Estado se retiraba de cualquier contrato y ¿ahora el Gobierno se opone al divorcio y al matrimonio igualitario? Absolutamente antiliberal pensar que las personas no pueden ni siquiera acordar o disolver libremente el contrato matrimonial. El Estado sobre la voluntad de los individuos. Lamentables y muy peligrosas declaraciones de un funcionario de un gobierno liberal libertario”, tuiteó la diputada, una de las espadas fundamentales para la aprobación del paquete del Gobierno en la cámara baja.
El secretario de Culto le respondió, también belicoso, que sus ideas y opiniones “no son un peligro más que para los progresistas que pretenden un pensamiento único. Peligro real son los que promovieron y aprobaron el asesinato de criaturas en el vientre materno, peligro es la cultura de la muerte y la cancelación”.
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En una entrevista con el medio uruguayo La Diaria, Wodak explica cómo la extrema derecha corre el arco de los consensos sociales y convierte en “posibles” los discursos y las prácticas del sexismo, la homofobia, el racismo y la misoginia.
“El discurso se ha vuelto más brutal, más explícito, se han transgredido muchos tabúes y ya no hay que usar un lenguaje codificado para discriminar”, dice la académica. En la lucha por la hegemonía discursiva, la violencia aparece como ganadora. Al menos por ahora, no se avizora una pelea en igualdad de condiciones en el ágora digital. La batalla está en las calles.