En esas reuniones, que se realizaron en el Senado, el segundo de Nicolás Posse aseguró que los textos que envió están consensuados con la oposición dialoguista de Diputados. De nada sirve si no logra destrabar la negociación en el Senado.
En verdad, para los referentes opositores que tienen la llave para construir una mayoría, la imposibilidad de dictaminar se debe a un caos generalizado en el oficialismo, con internas entre las diferentes tribus que impiden definir interlocutores válidos.
Rolandi es quien negocia desde enero las modificaciones con la oposición del Congreso. En Diputados le costó el fracaso de febrero pero se reivindicó en abril, cuando consiguió la aprobación de ambos proyectos.
En el Senado no le fue tan bien: hace 22 días que busca una mayoría para dictaminar y no puede conseguir las seis firmas que faltan.
Rolandi y la ley ómnibus
Uno de los problemas de la negociación en el Senado es que el Gobierno se acerca a jefes de bloque y descuida las figuras decisivas para dictaminar. Sin ese paso, no hay recinto. El caso más claro es el PRO: Luis Juez no incide sobre Guadalupe Tagliaferri, una de las firmas que faltan.
Este miércoles, Rolandi tomó las riendas de la negociación y se anotó otro traspié. Los borradores, enviados en documentos de word, con letra verde, llegaron a las 12 horas a los teléfonos de autoridades de bloque y otros miembros de la Cámara alta. No hubo un criterio claro en el reparto: los radicales Pablo Blanco y Martín Lousteau nunca pudieron leer los apuntes y se enojaron más.
La oposición esperaba los textos hace una semana. El martes por la noche, el jefe de LLA, Ezequiel Atauche, había recorrido despachos para prometer que llegarían ni bien comenzara el plenario de comisiones del dia siguiente.
El jujeño tiene vínculo diario con Lule Menem, terminal de la secretaria general de Presidencia, Karina Milei. Preside la comisión de presupuesto y confiaba en dictaminar el paquete fiscal este miércoles. Al menos tenía la instrucción de intentarlo.
Tanto era el optimismo de Atauche, que convocó a la comisión a las 14.30. Finalmente, la abrió a las 16 para pasar a cuarto intermedio. Ya se había caído el plenario que trató la ley ómnibus.
Villarruel, sorprendida
Victoria Villarruel, elegida como mediadora la semana pasada por el Gobierno para destrabar la negociación, nunca tuvo acceso a esos borradores de Rolandi y no los consideró documentos oficiales.
Este miércoles, durante el cuarto intermedio de las comisiones, la vicepresidenta tuvo reuniones con autoridades del bloque radical, lideradas por Eduardo Vischi. También habló por teléfono con otros líderes del Senado.
Al mediodía Villarruel se había reunido con Rolandi y la secretaria de planeamiento, María Ibarzabal Murphy, pero nunca estuvo al tanto de los textos que se convirtieron en comentario de pasillo. A la tarde no participó de los últimos encuentros entre funcionarios y miembros de la oposición. Algunos se hicieron en los despachos.
La vice no pudo liderar la negociación como quisiera. Fue anfitriona del encuentro que el lunes tuvo Rolandi con jefes opositores, donde los avances fueron mínimos y presagiaron el fracaso del fin de semana. “El problema es que José habla de redacción y no de contenido”, explicó a Letra P uno de los senadores que participó de la reunión.
Al parecer, Rolandi no podía hacer promesas porque Santiago Caputo, su jefe político, no habilitaba más cambios y pedía aprobar los proyectos con las modificaciones que haya en el recinto, para que en tal caso Diputados defina si las acepta o no. Olvidó que sin las firmas para dictaminar, los textos no llegan al recinto de la cámara alta.
Como explicó Letra P, los borradores de Rolandi contienen muchas de las modificaciones solicitadas, como las restricciones al blanqueo, correcciones al Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), la incorporación del monotributo social y un listado de nuevos organismos que no serían disueltos. También se suaviza la reforma laboral, con la posibilidad de tomar hasta tres empleados sin registrar, en vez de cinco.
Era imposible que los díscolos pudieran revisar el texto durante la reunión de comisión y no hubo otra opción que posponer las gestiones una semana.
Hay varios artículos de los proyectos que siguen trabados. El de privatizaciones es uno: Javier Milei no quiere quitar del listado a Aerolíneas Argentinas, Correo Argentino y Radio TV Pública. Podría caerse el capítulo entero en el recinto.
Ganancias es el fragmento que más complicado está, porque los gobernadores de la patagonia piden mejores alícuotas para su región; y los del norte quieren que se sancione, favorecidos por el reparto de la coparticipación.
Reunión por la noche
Caídas las comisiones, Rolandi e Ibarzabal Murphy mantuvieron reuniones en algunos despachos del Senado para repasar los borradores y reconocieron que Ganancias es el único tema al que no le encuentran la vuelta. Fue antes de que partieran al Luna Park a ver el show de Milei.
El vicejefe de Gabinete aseguró que, a excepción de ese capítulo, los documentos que acercó al Senado fueron consensuados con la oposición dialoguista de Diputados. La situación pone en guardia a los patagónicos.
Pero el mayor problema de Rolandi no es Diputados, sino la cámara alta, donde no puede hacer pie. Este miércoles figuras con firmas decisivas pidieron modificaciones durante las comisiones, como el entrerriano Edgardo Kueider (Unidad Federal), quien en el recinto se asocia al correntino Carlos Espínola.
Antes de pensar en la sesión, Rolandi necesita sacar el dictámenes y es ahí donde queda enredado. Este miércoles nunca apareció el santacruceño José María Carambia, quien prepara un despacho de minoría, en caso de que su firma no sea decisiva para avanzar.
El oficialismo también precisa que suscriban Blanco, Tagliaferri y Lousteau. La próxima apuesta será la semana que viene, ya con textos sobre la mesa. Tardaron en llegar.