La primera medida de fuerza de estatales contra el gobernador se da en el peor momento para un conflicto con los gremios. Grieta en el frente sindical.
El paro estatal de este jueves en La Pampa incluirá una movilización desde la plaza principal de la capital Santa Rosa hacia Casa de Gobierno.
El gobernador de La Pampa, el peronista Sergio Ziliotto, afronta este jueves el primer paro en contra de su gestión. Estatales de distintos sectores reclaman una recuperación de los salarios y protagonizan una movilización en las calles y en Casa de Gobierno.
Si bien la muñeca de la Provincia logró deshilachar la medida de fuerza logrando que algunos soldados importantes quedasen a mitad de camino, la intersindical de trabajadores públicos picanteó su discurso hasta el punto de que salió a reclamarle a Ziliotto “que no se parezca” a Javier Milei.
Hace un par de meses, gremios y gobierno se reconocían en una misma vereda, bancando incrementos impositivos a los sectores más beneficiados a partir del mentado “aporte solidario obligatorio” para armar un fondo que enfrente la emergencia alimentaria. Algo salió mal y hubo una ruptura en ese proceso.
Para el gobierno es el peor momento para un conflicto de este tipo, sobre todo con sectores que se comportaban como compañeros. Ziliotto ya afronta una compleja negociación para cobrarle al gobierno nacional una deuda de $70.000 millones, discute en la Legislatura un presupuesto provincial que la oposición no le acepta y enfrenta las llamaradas del fuego amigo que movilizan al PJ pampeano con un ojo en las legislativas del año que viene.
Si bien la convocatoria al paro estatal perdió fuerza, será una medida que expresará el descontento del sector trabajador. A la cabeza de la intersindical aparece la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), en el marco de una grieta que se profundizó en las últimas semanas.
Los otros dos espacios con mayor fortaleza, UPCN y el gremio docente UTELPa enrolado en la CTERA, la miran de afuera y destacan la necesidad de “sostener el diálogo y la paritaria” con el gobierno pampeano.
En su proceso de diferenciación con los gremios más combativos, no ahorran cuestionamientos y ya repudiaron el maltrato público que algunas figuras dirigenciales le dispensaron al secretario de Trabajo Marcelo Pedehontaá, uno de los referentes principales del ziliottismo.
La oferta oficial de un bono de fin de año de $300.000 generó más ruido en la intersindical, ya que a la aceptación general de la propuesta, se sumó que el sector de Obras Sanitarias, SIPOS, se bajó de la protesta.
Los que sí se sostienen en la posición de resistencia son los trabajadores judiciales, legislativos, y viales. Como así también los docentes nucleados en el Sitep, un gremio alternativo con representación minoritaria; y Luz y Fuerza, que de todos modos hizo su advertencia previa respecto de que no coincidía con la metodología y la oportunidad del paro, pero no se bajó al reconocerlo como parte de la construcción transversal.
La jugada de Ziliotto que debilitó la protesta también causó la reacción del frente sindical, que salió a pegar donde más duele. “Le pedimos que no se parezca a Milei”, soltó este miércoles el secretario general de Luz y Fuerza, Julio Acosta.
Acosta viene del Partido Comunista y si bien nunca se mostró como un gremialista demasiado cercano al PJ pampeano, el 17 de octubre aportó con su presencia en el acto del Día de la Lealtad que hizo el arco gremial con Ziliotto a la cabeza.
La chicana sindical no es azarosa: está fresca la foto del gobernador en la Casa Rosada, abriendo una puerta para negociar con el gobierno nacional los fondos que se le adeudan a la provincia.
El gobierno también garantizó un mínimo de $800.000 para los sectores de la administración que menos ganan. Y para ese caso los gremios eligieron la misma comparación: “Lo que pedimos es una recomposición salarial, no un aumento de la ‘garantía’, porque es el mismo mecanismo que utilizó Milei con el bono de 70 mil pesos para jubilados", dijeron los sindicatos.
Esos sectores insisten en que el paro es “legítimo y necesario”. Y plantean una advertencia, con tercera comparación al hilo: “esperemos que no se parezca a Milei y que no haya descuentos por ejercer un derecho constitucional”.
El que se puso la camiseta de Ziliotto, sin sacarse la de secretario general de UPCN, fue Jorge Lezcano, funcionario hasta el 10 de diciembre pasado y parte de la cocina del oficialismo con varias referencias de su espacio interno, Identidad Peronista, en lugares claves de la gestión.
UPCN se apartó de la Intersindical ya hace varios años y hoy hace su propio juego. En el contexto del paro, Lezcano no eligió la comodidad del silencio, sino que explicó que su sector decidió en un plenario no adherir a la medida porque la prioridad es “sostener el diálogo y las paritarias, que se lograron después de mucha lucha”.
Una posición similar, aunque un tanto más cauta, tiene el gremio docente, que sufre porque una movida “autoconvocada” lo corre por izquierda cada vez que muestra algún entendimiento con el gobierno.
El bono de $300.000 que el gobierno sacó de la galera en la paritaria de hace una semana, instaló la fractura en la Intersindical, pero también le granjeó a Ziliotto un problema colateral: se le abrió un nuevo frente con las intendencias, que fueron a reclamarle ayuda para pagar ese monto porque no les alcanzan sus propias cajas.
Es histórico que las comunas adhieren a la política salarial provincial. Pero las alicaídas arcas de pueblos y ciudades esta vez no dan abasto. Primero pegaron el grito las intendencias opositoras, después se sumaron también las oficialistas. Lo que se analiza es la posibilidad de un adelanto de coparticipación, mientras los actores del primer conflicto sindical miden sus fuerzas.