La calma que La Libertad Avanza aparentaba vivir en La Pampa, en un tiempo de buenas noticias para Javier Milei, de pronto voló por los aires: una guerra sacude a los libertarios locales, que a cielo abierto disputan su liderazgo y su vía de comunicación con la Casa Rosada.
La tormenta a la pampeana es un choque entre Luciano Ortiz y Nicolás Boschi, los principales referentes del espacio, que nunca tuvieron completa buena onda entre sí, pero que ahora se paran de manos mutuamente, en un clima caldeado donde el PRO aprovecha para meter la cola y arriar agua para su molino.
La aparición de Juan Pablo Patterer como apoderado del partido, en alianza con Boschi y con supuesta línea directa con Karina Milei y Lule Menem le pone más pimienta a la batalla: Patterer viene del PRO, que ya andaba haciendo de las suyas por vía de Martín “El Facha” Matzkin.
La interna desencanta a algunos mileístas puros, sobre todo en el interior de la provincia: ya hubo algún portazo a modo de renuncia y es una incógnita cuándo se frenará el efecto dominó de ruidos y acusaciones.
El PRO manoteó cargos en La Pampa
La pelea es también por los cargos. Ortiz todavía es formalmente presidente del partido, está a cargo del PAMI local y juega en tándem son su hermano Moisés, que fue designado coapoderado del partido. Boschi ocupa la oficina principal de la ANSES. Es profesor de Educación Física, secretario del partido, fue condenado por homicidio culposo en 2017 y él mismo convirtió ese tema en asunto político.
El enfrentamiento interno -dicen sus propias tropas- permitió que con facilidad el PRO metiera la mano y se quedara con otros botines que fueron parte de la repartija.
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Lule Menem entre sus dos delegados en La Pampa: Juan Pablo Patterer y Nicolás Boschi, referentes libertarios, llamaron a organizar el partido con un congreso el 8 de diciembre.
Matzkin, designado por Patricia Bullrich para la rosca con el Congreso y con las provincias, es rápido para los mandados: mandó a nombrar en el ex RENAR a Eduardo “Lipe” Helt, que había sido delegado en Enacom; y al empresario harinero Fernando Sabelli en Migraciones.
Además, otro macrista, el abogado Marcelo Otiñano, anunció a los cuatro vientos su propia designación como encargado de Radio Nacional, pese a que es dueño de una emisora comercial local. También los titulares de la ANSES en General Acha, General Pico y Victorica son escuderos amarillos.
Además de las jugadas de Matzkin, empieza a notarse alguna mano del diputado Martín Maquieyra, a partir del aparente acuerdo de cúpulas que catapultaría al propio legislador amarillo pampeano al directorio de YPF.
“El PRO nos quiere copar el partido. Son casta pura”, tronó el escarmiento de las bases libertarias de la primera hora que en distintas localidades trabajaron para la victoria de Milei el año pasado, aún sin referencias pampeanas en la boleta.
La Libertad Avanza, floja de papeles
Detrás de esos leones jugando a la ley de la selva, está la cuestión de fondo: si LLA irá por su cuenta a las legislativas del año que viene o si gestará una alianza, y en ese caso sólo con el PRO, o incorporando también al tiernismo de Comunidad Organizada que cada vez hace más gestos para demostrar que tiene ganas de ser parte. También queda por resolver el vínculo con la UCR, que va y viene.
Todo ese entramado tiene una historia: el año pasado el Partido Libertario no pudo ir a las urnas con nombres propios. La boleta de Milei apareció desprovista de postulantes locales: el sueño de postular como diputado al economista Adrián Ravier quedó trunco porque las fuerzas del cielo quedaron flojas de papeles.
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Luciano Ortiz parecía referencia principal de LLA en La Pampa, pero los últimos movimientos parecen demostrar que Karina Milei y el menemismo libertario le soltaron la mano.
LLA no quiere que ese capítulo desprolijo se repita y mandó a ordenar el partido: cuando comenzó ese proceso, quedaron en evidencia las pujas, con fichas de afiliación “desaparecidas”, información retaceada, maniobras de despiste y acusaciones. Boschi y Ortiz se culpan mutuamente de jugar sucio para entrampar al otro.
El primer ruido fue una nota acusatoria de una treintena de militantes contra Ortiz. Le pidieron “transparencia”, le reclamaron por la falta de mujeres en lugares de decisión y preguntaron por los aportes partidario del 15% de los sueldos de quienes tienen cargos.
La grieta había quedado en evidencia el día en que Milei y Karina formalizaron el lanzamiento partidario a fines de septiembre: Ortiz y Boschi fueron por separado y después compitieron en las redes sociales amontonando fotografías con referencias nacionales. La guerra era silenciosa, pero estaba declarada.
Portazo y próximas batallas en La Pampa
La próxima batalla tiene fecha: el 8 de diciembre fue convocado el congreso partidario. La batuta la dirige Patterer, con la venia de Eduardo “Lule” Menem y en alianza con Boschi.
Patterer siempre estuvo cerca del espacio de Esteban Bullrich, sin evitar los coqueteos con Ricardo López Murphy. En septiembre fue designado en la oficina de la ANSES de General Pico. Antes fue candidato a concejal por el Frente Vecinal Alvearense, que se configuró como alianza contra el peronismo en Intendente Alvear, la ciudad más rica de La Pampa, en el norte de la provincia.
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Juan Pablo Patterer apareció como nuevo apoderado de LLA en La Pampa: viene del PRO, militó con Esteban Bullrich y Ricardo López Murphy.
Las derivaciones de la guerra libertaria que arde son incalculables, pero ya empiezan a sonar ruidos importantes de segundas y terceras líneas. La dirigencia de LLA está poblada de personas que no tienen experiencia ni demasiada trayectoria militante, pero que se ilusionaban también con ocupar cargos públicos.
Brian Pérez tiene 27 años y trabaja en una panadería. Era el referente libertario en la localidad de Lonquimay, a 65 kilómetros de Santa Rosa. Dio un portazo: denunció “una cacería de brujas”, se declaró “desencantado” y lamentó que “regalan cargos”, en referencia a los espacios ocupados por el PRO. Dijo que se había organizado una capacitación para que integrantes de las huestes de El León pudieran asumir en puestos públicos. Se quedó con las ganas. “Es una lástima, una interna estúpida, pero así no se puede seguir más”, se lamentó.