AL FILO DE LA DEMOCRACIA | TRIBUNA

La amenaza ultra, el dilema de Joe Biden, el rol de la prensa y el espejo roto del peronismo

Para frenar a Trump, un diario le pide renunciamiento al presidente estadounidense y un casting a cielo abierto al Partido Demócrata. En Argentina no se consigue.

Es interesante lo que está sucediendo en Estados Unidos con Joe Biden en el marco de un proceso electoral que pone en escena como ningún otro, por el peso global de la superpotencia, la amenaza que las nuevas ultraderechas representan para las democracias; interpela las dinámicas internas con las que las fuerzas que se autoperciben democráticas toman sus decisiones y pone en cuestión, además, el papel que juega la prensa en estas coyunturas críticas y determinantes.

Lo que sucede en Estados Unidos es interesante, particularmente, visto desde Argentina: salvando las inmensas distancias, uno y otro país comparten desde los rasgos centrales de sus sistemas políticos –de entrada, la Constitución nacional es casi un copy-paste de la estadounidense- hasta preocupaciones coincidentes por la emergencia de una ultraderecha antidemocrática con volumen para acceder al poder.

Es interesante, particularmente, visto desde el peronismo, torpe y poco transparente en la definición de las candidaturas que le propuso a la ciudadanía en 2023 para enfrentar la ola ultra que llevaría en andas a Javier Milei hasta la Casa Rosada y atontado todavía, después del KO que sufrió en las urnas, mientras el Gobierno golpea con dureza inédita a las clases populares, razón presunta de sus desvelos.

Es interesante lo que ocurre en Estados Unidos, también, para una prensa criolla que invierte el grueso de sus recursos en la máquina de hacer cliks.

Un baño de humildad para Joe Biden

Aun condenado en un proceso penal transmitido en cadena nacional -¿gracias a eso, en alguna medida?-, el huracán Donald Trump amenaza con barrer al Partido Demócrata de la Casa Blanca en las elecciones presidenciales previstas para noviembre. El magnate, que ya gobernó la superpotencia y dejó el poder auspiciando un autogolpe de Estado, es una de las caras más notables de una mancha ultraderechista que es trending toppic global a pesar del revés que sufrió esta semana Marine Le Pen en las legislativas francesas.

Aunque su primer mandato es bien ponderado, Biden, a sus 81 años convertido en meme por la maquinaria comunicacional que conduce Trump, recibe una creciente presión para que se baje de la carrera por la reelección y habilite en su partido un proceso a cielo abierto de selección de su reemplazante.

The New York Times, el diario más influyente de Estados Unidos, se ha puesto al hombro la campaña para cambiar el caballo demócrata en medio del río bajo dos argumentos complementarios:

  • Trump “ha demostrado ser un peligro significativo para la democracia estadounidense”;
  • Aunque merece un segundo período en el Salón Oval, el presidente Biden va a perder.

El diario abrió fuego el 28 de junio con un editorial titulado “Biden debería poner fin a su candidatura por el bien de la democracia estadounidense”. El artículo firmado por su Comité Editorial –un grupo de periodistas de opinión independiente de la redacción- fue publicado después de que Biden perdiera por goleada el primer debate con Trump. El demócrata, que “ha sido un presidente admirable”, “se presentó como la sombra de un gran servidor público”, lamentó el periódico y le pidió al Partido Demócrata que reconozca que el mandatario “no puede continuar su contienda”.

image.png
Joe Biden versus Donald Trump. El presidente patinó toda la noche.

Joe Biden versus Donald Trump. El presidente patinó toda la noche.

La saga siguió seis días después, el 4 de julio, con un artículo de Thomas L. Friedman, un columnista de la sección Opinión del diario. “Biden debe enseñarle al país cómo decir adiós”, escribió. “Además de ser un buen hombre, ha sido un presidente verdaderamente consecuente. Merece ser recordado como el líder que salvó al país de Trump en 2020, que nos sacó de los días oscuros de la pandemia de la covid, que aprobó leyes fundamentales para reconstruir las infraestructuras de Estados Unidos, que renovó la dignidad del trabajo, que promovió la transición a una economía verde… y que, al final, supo cuándo y cómo decir adiós”, le aconsejó.

Otros seis días más tarde, este miércoles, el diario publicó una tercera columna, en este caso de James Carville, un miembro ilustre del ecosistema demócrata que, como experto en campañas presidenciales, sentenció: “Biden no ganará”. Por eso, auguró como inexorable el abandono del presidente y propuso convocar a dos celebridades del partido, Bill Clinton y Barack Obama, para conducir un proceso exprés pero intachablemente democrático, que se realice ante los ojos del electorado en un puñado de encuentros públicos organizados para seleccionar a quien pueda evitar el regreso de Trump a la Casa Blanca de entre una grilla que incluya a la vicepresidenta Kamala Harris y a los 23 gobernadores propios.

“Los encuentros públicos –explicó- mostrarán a los estadounidenses una perspectiva renovada de Harris y les presentarán a nuestra amplia banca de reserva de líderes inteligentes, dinámicos y con experiencia. Además, los delegados demócratas podrán interrogar y poner a prueba a estos líderes en reuniones públicas y privadas antes de la votación formal de todos los delegados en la convención demócrata”.

El peronismo no lo hizo

En su modesta escala, Letra P recorrió un camino similar en la previa y durante el proceso electoral argentino de 2023.

Después de tres años de advertir, a través de una saga de artículos escritos con lucidez premonitoria por Marcelo Falak, sobre los riesgos que el ascenso de la rabia ultraderechista implicaba para el consenso democrático gestado en 1983, el 27 de agosto de 2023, con el diario de las PASO sobre la mesa, ante la transformación de esa acechanza en una alternativa cierta de poder encarnada por Javier Milei, este portal publicó un editorial en el que llamó a “construir un amplio acuerdo” que operara como un dique protector de aquel pacto fundante de la nueva democracia.

Fue un grito en el desierto al que sumó la producción de Democracia, 40 años: deudas y desafíos, un ciclo de entrevistas a personalidades destacadas de las últimas cuatro décadas en el que preguntó qué falló para que existieran las condiciones de posibilidad de Milei Presidente y en qué medida estaba en riesgo aquel pacto del 83.

Embed - 40 años de democracia - Letra P

Antes de eso, el 5 de noviembre de 2022, este portal le pidió a Alberto Fernández, por entonces decidido a dar pelea por su reelección, lo que ahora The New York Times le encarga a Biden. “El peronismo necesita el renunciamiento del Presidente”, tituló una columna de opinión firmada por quien escribe estas líneas.

Condicionado por una gestión fallida que arrojaba números rojos en las variables más sensibles de la economía, torpedeado por Cristina Fernández de Kirchner, su mentora y socia mayoritaria de la alianza gobernante, y debilitado tras capitular ante Sergio Massa, el otro grande de la coalición, a quien le había cedido el control de los resortes centrales de la gestión, Fernández se bajó.

El problema fue la manera en que el peronismo eligió al reemplazante de quien nunca había llegado, a pesar de su condición de presidente, a ser el candidato natural del oficialismo.

Primero gastó toneladas de tiempo y energía en tratar de convencer a CFK de que tomara el bastón de mariscal y volviera a postularse, pero esta vez a la cabeza de la fórmula presidencial.

Raúl Jalil junto a Sergio Massa y Wado de Pedro.png
Wado de Pedro fue candidato por un día y le dejó la boleta a Sergio Massa.

Wado de Pedro fue candidato por un día y le dejó la boleta a Sergio Massa.

Después se asomó a una competencia interna que acaso habría fortalecido a quien la hubiese ganado, pero la canceló en un acuerdo escrito entre gallos y medianoche entre las cuatro paredes del despacho de la vicepresidenta. El pacto, sellado a 24 horas del cierre del plazo para la presentación de las candidaturas, dejó un tendal de heridos y consagró, contra la corriente del sentido común, a Massa, rostro omnipresente del fracaso de un gobierno que puso a hervir el caldo de frustración en el que se cocinó la victoria ultraderechista.

“El peronismo en su laberinto”, tituló Gabriela Pepe su columna dominical del 20 de abril, en la que describía a una fuerza política destartalada, todavía groggy y atascada en el barro de internas que “traban cualquier tipo de entendimiento en términos de organización” y “paralizan las acciones políticas y las respuestas que una porción importante del electorado le reclama con urgencia a la oposición”.

Dos meses y 20 días después, todo sigue igual, todo sigue igual de mal mientras el gobierno anarcocapitalista descarga el mayor ajuste de la historia de la humanidad sobre las espaldas de las clases populares, sofoca la protesta social con “bala y cárcel”, como escribió Manuel Tufró, del CELS, en una columna publicada la semana pasada por este portal, y consigue respaldo jurídico (la ley Bases) y político (el Pacto de Mayo) para fundar en Argentina un paraíso para ricos y un infierno para pobres.

Presidente Javier Milei. 
Al filo de la democracia en la era de Javier Milei

También te puede interesar