Las dos figuras que compiten por la candidatura a jefe de Gobierno y por la llave de la Ciudad amarilla dentro de Juntos por el Cambio (JxC), Jorge Macri y Martín Lousteau, tienen una coincidencia más allá de estar en la misma coalición: el domingo, la apuesta de los dos es a todo o nada. Mientras el senador radical corre el riesgo de volver a perder en una elección por tercera vez consecutiva contra el PRO, después de las de 2015 y 2017, el ministro de Gobierno primero se mudó de jurisdicción, desde Vicente López a la Capital, y luego enfrentó de forma subterránea al alcalde Horacio Rodríguez Larreta.
Jorge Macri logró imponerse como el único candidato del PRO después de recibir el respaldo de su primo, el expresidente Mauricio Macri, y de la titular en uso de licencia del partido, Patricia Bullrich. Más cerca del cierre de listas, sumó también el respaldo -no muy entusiasta- de Larreta, que bajó a su precandidato, el ministro de Salud, Fernán Quirós. Sin embargo, la relación entre el jefe de Gobierno y su ministro tuvo un quiebre con la decisión del primero de disponer las elecciones concurrentes en el distrito, sistema de desdoblamiento que beneficiaría al radical, lo que hace que la apuesta del segundo sea mayor.
Cerca de Macri dudan de que el apoyo de Larreta sea total y sospechan que podría utilizar el aparato del PRO en la Ciudad a favor de Lousteau. Eso motivó varias charlas de la mesa chica del ministro de Gobierno, a la que se sumaron dos macristas que están en el partido desde su génesis, Alejandro Ameijenda y Ezequiel Sabor. En esos encuentros, ese tema fue central. Sin embargo, nadie quiere romper las formas antes de las PASO, aunque dejan algunos indicios.
Uno de los últimos salió de la boca del propio ministro de Gobierno. "Sólo voy a convocar a los mejores, no voy a lotear el gabinete", manifestó Macri en diferentes declaraciones a la prensa para dar a entender que, de ganar las PASO, luego las generales, tendrá una actitud diferente a la de Larreta. De perder la interna contra Lousteau, el futuro del ex intendente de Vicente López es una incógnita por su traslado reciente desde la provincia a la Ciudad.
Confiado en los números que maneja y en el apellido, la posibilidad de perder no está en la cabeza de Macri.
El riesgo de la tercera
En la vereda de enfrente, pero dentro de JxC, Lousteau afronta una elección bisagra para su carrera política. Las dos derrotas que sufrió de forma consecutiva en 2015 y 2017 ante el PRO lo dejarían, si el resultado le fuera adverso, en la puerta de integrar el grupo de "eternos perdedores" con Daniel Filmus.
El ministro de Ciencia y Tecnología se cansó de perder en las elecciones porteñas ante Mauricio Macri, lo que originó que el kirchnerismo buscara nuevas caras. Desde 2015, no es parte de la pelea grande por el control de la Ciudad. Lousteau, con la derrota en las legislativas de 2017, comprendió que esa posibilidad también podía caberle a él si no se impusiera en en los siguientes comicios que disputara con el PRO.
Más que la Ciudad
Con todo, la apuesta a todo o nada del senador no se explica solamente en el riesgo a que la tercera sea la vencida, porque su juego trasciende el pago chico. Desde 2015, Lousteau es la cara de un sector de la UCR que se oponía a ser el "furgón de cola del PRO" y bregó por ganar poder para poder competir. A partir de esa chispa que se encendió en el ballotage de 2015 contra Larreta, ese sector radical empezó a construir la renovación del partido centenario.
La UCR llegó a tener dos precandidatos presidenciales, como Gerardo Morales y Facundo Manes, pero se quedaron en el camino. Una victoria en la arena porteña le permitiría a Lousteau no sólo ser la cabeza de ese nuevo movimiento, sino abonar, con una gestión propia, un futuro proyecto con la Casa Rosada como objetivo.