NUEVO MAPA POLÍTICO

Ignacio Torres profundiza en Chubut su estilo refundacional y va contra el tren fantasma

Apunta a las deudas de la política y empuja el primer Código Electoral de la provincia. Batería de proyectos en una Legislatura donde tiene mayoría.

Chubut es la única provincia del país que no cuenta con un Código Electoral propio. Dicha manda constitucional, que en 69 años no se cumplió, podría finalmente materializarse tras la presentación en la Legislatura provincial de un proyecto de ley que implicará meses de debate entre operadores judiciales, ejecutivos y de la sociedad civil. La iniciativa, impulsada por el gobernador Ignacio Torres, forma parte de una gestión cuyo estilo refundacional ya se ha visto reflejado en otros cambios que tuvieron lugar en los primeros seis meses de gobierno.

El sistema de votación argentino incluye algunos pasillos arcaicos, en los que las “avivadas electorales” suelen estar a la orden del día. Allí donde cada contienda arroja denuncias cruzadas por el robo de boletas, pueden ocurrir situaciones como la que tuvo lugar en las últimas elecciones ejecutivas en Chubut, donde el kirchnerista Juan Pablo Luque, finalmente derrotado por Torres por un margen de 1,6 puntos, vociferó a los medios, mientras se iniciaba el conteo definitivo, que su fuerza estaba "arriba por 800 votos”, arrojando un manto de incertidumbre sobre el escrutinio. Paralelamente y haciendo caso omiso a la zancadilla de su contrincante, el ahora gobernador salía a festejar el triunfo junto a Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. Perlitas de una noche agitada.

Transparencia en Chubut

El proyecto del Código Electoral de Chubut no es en realidad uno, sino tres: una batería de documentos elaborados minuciosamente con el fin de cubrir todos los flancos que pueden hackear un proceso electoral y en busca de la transparencia que ha sido el común denominador del discurso de Torres. La iniciativa busca implementar la boleta única de papel, el debate obligatorio, la paridad de género y la figura de Observadores Electorales, entre otras modificaciones.

El primer proyecto de ley es el Código Electoral propiamente dicho. El segundo prevé la creación de una Secretaría Electoral Permanente, que girará bajo la órbita del Tribunal Electoral Provincial, uno de los órganos que trabajó a destajo durante los últimos comicios. “No tenemos una normativa específica y la verdad es que los procesos electorales con reglas claras dan mayor garantía de la ciudadanía”, dijo días atrás Silvia Bustos, presidenta del Superior Tribunal de Justicia.

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A la vez, Bustos puso en valor que el código es "algo que se debe Chubut, que va a poner un manto de claridad sobre un montón de temas y de hechos. En las últimas elecciones, el Superior Tribunal ha tenido que resolver después de que intervino el Tribunal Electoral Provincial, porque la normativa era muy difusa”.

El tercer proyecto del Ejecutivo es la actualización de la Ley Orgánica de los Partidos Políticos, la cual posee uno de los puntos más relevantes de toda la iniciativa: el control del financiamiento de las agrupaciones políticas, estableciendo un sistema de control patrimonial, con auditorías y sanciones, tomando algo de “letra” de la ley nacional 26.215 de Financiamiento de los Partidos Políticos.

En definitiva, el combo de proyectos regula las elecciones en la provincia, municipios sin carta orgánica y comunas rurales, estableciendo principios del sufragio como universal, obligatorio, directo, igual, secreto, libre, personal, no acumulativo e intransferible. Además, contempla la implementación de una Boleta Única para reducir costos y el impacto ecológico; garantiza la paridad de género en las listas e incorpora los debates públicos obligatorios entre aspirantes y la figura de observadores electorales para asegurar la transparencia y el control externo del proceso electoral.

El estilo refundacional de Ignacio Torres

En términos políticos, Nacho Torres busca lograr lo que ningún mandatario consiguió en los 69 años de vida de la provincia de Chubut: refundar una serie de aspectos entendidos como “deudas históricas” de la clase política con la ciudadanía. Con mayoría en la Legislatura, la articulación entre el Ejecutivo y el parlamento transita por las vías del acuerdo y los consensos; lejos del “tren fantasma” con el que el mandatario suele referirse a la denominada “casta” chubutense, mayormente ligada a un peronismo que hoy se debate entre sus propios problemas internos.

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El estilo refundacional de Torres no es caprichoso, sino que responde a una estrategia que apunta a remarcar amplias diferencias de estilo y formas con sus pares que han gobernado la provincia hasta ahora.

“Por primera vez en los últimos diez años, hoy arrancan las clases con normalidad en Chubut”, fue tal vez una de las frases más fuertes, acuñada como un eslogan de gobierno, cuando finalmente la provincia inició, después de un largo tiempo, un ciclo lectivo con normalidad en marzo último, dejando lejos aquellos 140 días de clase promedio que el estudiantado tuvo en los últimos seis años. Atrás quedaron las prolongadas huelgas docentes al gobierno de Mariano Arcioni, que se profundizaron cuando el mandatario comenzó a pagar los haberes del personal estatal de manera escalonada, es decir, “en varias cuotas, sin interés”.

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Para Torres, todo eso forma parte del tren fantasma al que actualmente hasta los propios peronistas y referentes del Frente Renovador miran de reojo; mayormente, cuando recuerdan que formaron parte de dicha estructura y buscan saltar a la vereda de la reconversión política.

“En menos de seis meses pusimos a Chubut primera en responsabilidad fiscal”, señalaba a mediados de junio Torres, cuando hizo un balance de sus primeros seis meses de gestión.

El juego de las diferencias

Con mayoría legislativa y con un partido político propio, Despierta Chubut, que sigue sumando intendentes y figuras de otros espacios, Torres busca pisar el acelerador e imprimirle su firma y sello a una gestión que apunta, incluso, a diferenciarse del Gobierno, tal como ocurre con otros mandatarios tras el arduo debate de la ley ómnibus.

Nacho Torres quiere imponer su propia idea del cambio: mientras que el presidente Javier Milei lleva adelante una profunda reestructuración del Estado nacional y de la economía que arroja esquirlas sobre las 24 jurisdicciones, el gobernador de Chubut busca mostrar que para rearmar no es necesario romper, sino doblar un poco por aquí, otro poco por allí y profundizar algunos cambios que otros gobernantes no han sabido -o querido- concretar.

Para el mandatario provincial más joven del país, por el momento, las estadísticas parecen estar de su lado.

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