El próximo 29 de septiembre el Partido Justicialista de Chubut renovará sus autoridades en medio de una profunda crisis interna plagada de pases de factura y una amenaza judicial que lo coloca al borde de la pérdida de la personería. El peronismo está presidido por Carlos Linares desde 2020, su mandato permanece prorrogado y el senador ya anticipó que no buscará repetir otro mandato. Mientras, algunas caras nuevas surgen para dejar atrás a los padres de las últimas derrotas electorales y el nombre del intendente de Comodoro Rivadavia, Othar Macharashvili, pica en punta para la contienda interna.
La situación política e institiucional del PJ provincial arrastra años de polémicas y constituye una bomba que nadie se anima a desactivar. En 2016, uno de los principales colaboradores de Linares, Ricardo Mutio, fue ungido como titular de la Mesa Ejecutiva del PJ en una elección que no estuvo exenta de controversias: Mutio asumió sin elecciones gracias a un fallo de la Cámara Nacional Electoral que impidió participar de los comicios a la lista del entonces intendente de Trelew Adrián Maderna. En consecuencia, Mutio reemplazó a Carlos Eliceche, cuyo mandato al frente del PJ también se encontraba prorrogado.
Desde entonces, el peronismo en Chubut comenzó a atravesar una serie de derrotas electorales que llegaron a su punto más álgido en 2021, cuando Linares fue candidato a senador por el Frente de Todos y obtuvo un magro 28,1% frente a Juntos por el Cambio, cuya fórmula encabezaba el actual gobernador de Chubut, Ignacio Torres, que se alzó con un 47,9% de los sufragios.
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La derrota del PJ tuvo su corolario en 2023, cuando Juntos por el Cambio obtuvo dos victorias cruciales que terminaron por soterrar dos décadas de peronismo en Chubut: el radical Gerardo Merino ganó en la ciudad de Trelew, la caja de resonancia de la política provincial, y en la provincia triunfó Nacho Torres.
Crisis interna y la aspiradora de Ignacio Torres
Los cruces entre referentes del PJ Chubut se profundizaron recientemente cuando Torres empezó a sumar voluntades a su armado político, que lleva el sello de “Despierta Chubut”.
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Un grupo de intendentes justicialistas, del Frente Renovador y de partidos municipales confirmaron su acompañamiento al espacio que encabeza el mandatario de 36 años.
A la vez, hubo quienes arrimaron la mirada hacia Torres, como el jefe comunal de la localidad Sarmiento, Sebastián Balochi, quien en una entrevista radial se preguntó “cuál sería el problema” de construir políticamente junto al gobernador. En menos de 24 horas, los consejos de localidad del PJ de Comodoro Rivadavia y de Trelew emitieron dos duros comunicados en los que se preguntaban si Balochi “era realmente peronista”, cuestionando incluso su afiliación al partido.
Nuevas caras y un “favorito” en el peronismo
Con el PJ fuera del poder provincial y en medio del nuevo escenario político que dibujó la victoria de Torres, comenzaron a tomar notoriedad otros jugadores del peronismo chubutense. Entre ellos está Miguel “Coné” Díaz, un dirigente sub 50 que ha sabido cosechar acompañamiento y que estuvo al frente de una línea dialoguista con el gobernador del PRO, proyectando un PJ que, independientemente de las ideologías trabajara en conjunto con el mandatario. Esto último le valió a Díaz pedidos de sanción y de expulsión durante el último congreso partidario celebrado en abril en Comodoro Rivadavia.
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Semanas después, otras figuras del variado abanico justicialista entraron en escena. El diputado provincial de Unión por la Patria Gustavo Fita, quien preside la CGT Saúl Ubaldini de la ciudad petrolera, dijo que “no le molestaría presidir” el espacio. Al mismo tiempo, Othar Macharashvili, el intendente de Comodoro y sucesor de Juan Pablo Luque, el último candidato a gobernador del peronismo, se perfila como el favorito para presidir el partido. Al frente de la ciudad más poblada de la provincia, Macharashvili mantiene un diálogo fluido con Torres, mientras pelea contra YPF por el impacto ambiental de la salida de la petrolera del ejido municipal.
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La encrucijada judicial
Como si la interna no alcanzara, recientemente el secretario electoral del Juzgado Federal de Rawson, Enrique Kaltenmeier, reconoció que la prórroga de mandatos en el PJ, sumada a una serie de decisiones administrativas tomadas “sin las mayorías necesarias”, dejaron al partido al borde de la caducidad y de la pérdida de la personería, a menos que las elecciones del próximo 29 de septiembre sean claras, prístinas y libres de toda sospecha y cuestionamiento. El PJ, entonces, deberá limar asperezas puertas adentro sin que las esquirlas salpiquen hacia afuera y continúen erosionando la credibilidad de su dirigencia, también zanjada por la crisis del peronismo a nivel nacional.
Las sucesivas derrotas electorales y las pujas internas por la representación del partido metieron al PJ en una encrucijada: con su principal candidato manteniendo “buenas migas” con una gestión provincial cuyo espacio político no para de absorber intendentes justicialistas, el espacio que hoy preside Linares se prepara para renovarse dejando un tendal de figuras disconformes con el rumbo que la “mesa chica” ha transitado durante los últimos años. Este último es uno de los principales reproches puertas adentro del Partido Justicialista: la toma de decisiones por parte de los “históricos” conductores del espacio, en detrimento de los resultados electorales y de un sello peronista que ha ido perdiendo color con el paso del tiempo, pero del que nadie quiere sacar los pies del plato.