Foja cero: el peronismo se rompe (con todo) otra vez
Con el 2027 como horizonte, la disputa en Buenos Aires es total. Las batallas: autoridades en el Senado, pulseada por el PJ, pases y la sucesión de Kicillof.
Peronismos. Axel Kicillof, Sergio Massa, Wado de Pedro, Máximo kirchner.
La unidad con alfileres que construyó el peronismo en Buenos Aires para sujetar las divisiones internas hasta las elecciones de medio término de 2025, se descosió por completo. Con un nuevo horizonte electoral de fondo, el 2027, la disputa vuelve a foja cero y antes de finalizar el año ya se despliega en, al menos, cuatro campos de batalla.
Registrate para continuar leyendo y disfrutando de más contenidos de LETRA P.
El desacuerdo -a esta altura estructural entre el espacio que motoriza la candidatura de Axel Kicillof a presidente, el kirchnerismo que la resiste y el massismo que pivotea entre ambos sectores-, se expuso con fuerza inusitada esta semana con dos hechos políticos relevantes. Uno fue la elección de autoridades en el Senado, donde las diferencias en torno a las postulaciones impidieron definir el lunes la línea sucesoria del gobernador. Cuatro días después, el kirchnerismo presionó por nota escrita a la vicegobernadora Verónica Magario para sesionar el próximo martes y elegir los cargos jerárquicos.
El segundo hecho: la convocatoria de Máximo Kirchner a una reunión del Consejo del PJ bonaerensepara definir una fecha de elección de autoridades, que reemplacen o representen la continuidad en ese lugar del hijo de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Un lugar, el PJ, menos importante por las herramientas programáticas que ofrece que por la función simbólica que cumple entre los miembros del movimiento justicialista. Todos los espacios lo van a disputar.
PJ
Otro episodio que exhibió la pelea sin pudor, bajo amenaza de expandirse: Pablo Elías, el primer concejal de 2023 de Unión por la Patria impulsado por La Cámpora en La Plata abandonó la agrupación kirchnerista y selló un acuerdo con Julio Alak, uno de los intendentes que trabaja por la candidatura presidencial del gobernador.
Pero la gran pelea bonaerense gira en torno del sillón de Kicillof, que termina su segundo mandato en 2027 y no tiene reelección. La provincia de Buenos Aires, el bastión con más votantes peronistas del país, que ese partido necesita para calibrar las chances en la competencia electoral por el retorno al poder central.
1. La línea sucesoria de Axel Kicillof
El lunes 8 de diciembre quedó expuesta, una vez más, la ruptura interna que sufre el peronismo bonaerense, durante la sesión preparatoria y la jura de los nuevos representantes del Senado. Tras la aprobación de las licencias de Gabriel Katopodis para continuar al frente de Infraestructura de la provincia y de Diego Valenzuela para asumir al frente de Migraciones en Nación, el senador peronista Sergio Berni presentó una nota en la que acusó a la vicegobernadora de incumplir con el reglamento interno que indica que la sesión preparatoria es para la jura de senadores y la elección de autoridades de cámara, pero no para los pedidos de licencia que se trataron.
El bloque peronista, dividido entre La Cámpora, el Frente Renovador y el Movimiento Derecho al Futuro, no logró ponerse de acuerdo y quedó pendiente la elección de las autoridades, un tema clave que no es solo nominal. La vicepresidencia primera del Senado es el lugar más importante en la línea de sucesión en la gobernación que, de acuerdo con el orden constitucional, empieza con la presidencia del Senado, hoy en manos de la vicegobernadora Magario, y sigue por la vice primera, actualmente en manos provisorias del libertario dialoguista Carlos Kikuchi. Una astucia del entuerto peronista.
Con ese halo sensible en términos institucionales, y después de haber visto frustradas las aspiraciones de tener el control de Diputados, Kicillof mantiene incólume la postulación a la vice primera de Ayelén Durán, senadora por la sexta sección electoral (Bahía Blanca) y pieza clave del gobernador en el Senado desde que en marzo de 2023 el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Cuervo Larroque (su referente político), se alejó de esa agrupación exjuvenil, a la vez que consolidó su integración al círculo áulico del gobernador.
Mientras tanto, el kirchnerismo mantiene el apoyo a la candidatura del exintendente Mario Ishii, al igual que en el Frente Renovador, donde descartan una candidatura de Malena Galmarini.
2. La disputa por el PJ bonaerense
Apenas un día después del comunicado del presidente del PJ de Florencio Varela, Julio Pereyra, y el intendente de ese distrito, Andrés Watson, quienes reclamaron “garantizar la plena vigencia de los mecanismos electorales partidarios”, este viernes se envió una invitación desde el PJ bonaerense “por indicación del compañero presidente Máximo Kirchner” a la reunión de consejo provincial el próximo 19 de diciembre en Malvinas Argentinas, para convocar a las elecciones partidarias.
La convocatoria se produjo en pleno clima de tensión con el kicillofismo, cuando varios de los intendentes alineados con el gobernador evaluaban hacer distintos pronunciamientos públicos como el de Pereyra. Una competencia interna, entienden, es necesaria para dirimir la conducción del peronismo o, al menos, mostrar con los votos dónde está parado cada espacio.
Del otro lado hay quienes impulsan candidatos considerados de “unidad”, como el intendente de Lomas de Zamora, Federico Otermin, y el de Pilar, Federico Achával. En el kicillofismo descreen de la imparcialidad de esos nombres: “Son de ellos”, dicen, y se los adjudican al kirchnerismo. En el medio asoma otro nombre: el de la intendenta de Moreno, Mariel Fernández. En los papeles, es el más ecuménico de todos.
3. Los pases de equipo
Un pase a último momento del año sacudió al peronismo platense: el que protagonizó Pablo Elías, el concejal que rompió con La Cámpora y lanzó la agrupación Frente Peronista Germán Abdala, un sello que reportará de manera directa al intendente Julio Alak y apoyará el proyecto político electoral del gobernador Kicillof.
Elías fue cabeza de la lista de concejales de Unión por la Patria en 2023, cuando Alak resultó electo. Había sido nominado por La Cámpora en ese lugar, el primero en la línea sucesoria ante una licencia del jefe comunal. Una manera de fijarle límites en el Concejo Deliberante.
Por eso, con una movida el alakismo consigue un doble propósito: sumar una pata territorial importante y quitarle al camporismo una pieza muy valorada. Con la salida del edil, la agrupación quedará con una sola representante en el bloque de concejales de Unión por la Patria: Josefina Bolis asumió su banca este jueves y responde a la presidenta del Instituto Cultural bonaerense, Florencia Saintout.
El pase de Elías es mirado con preocupación, incluso más allá de La Plata. No son pocos los que imaginan una viralización de pases por toda la provincia de Buenos Aires, en busca de robustecer las fuerzas propias, consolidar poder territorial y, de paso, desmembrar al espacio rival.
4. La pelea por el sillón de Dardo Rocha
El recambio legislativo que se formalizó en las dos últimas semanas en ambas cámaras bonaerenses marcará el inicio de la última etapa de la gobernación de Kicillof al frente de la provincia. Y con ella, la carrera de larga distancia para discutirle el 2027 a Javier Milei, empoderado por el triunfo que consiguió en las elecciones de octubre.
Mientras el gobernador empieza a componer los primeros acordes de la nueva canción que se propuso entonar, arranca también la gran pelea bonaerense por la sucesión de Kicillof. Una disputa con los primeros signos visibles de ser directa y confrontativa en el peronismo, sin el resguardo de formas que hubo en la pelea anterior a la estrategia de desdoblamiento electoral que logró imponer el mandatario provincial. Un objetivo, además, que también disputa con argumentos sólidos La Libertad Avanza, que se afirma en la Legislatura bonaerense con una oposición mucho más grande que la que ostentaba hasta el 10 de diciembre y varios nombres con peso específico que entran en la discusión.
Mientras que la disputa nacional supone un entramado complejo, con un sistema federal que le imprime una dinámica particular al sistema electoral, la provincia de Buenos Aires tiene otra lógica. Además, en el distrito con más electores del país, las elecciones no consideran la posibilidad de un ballotage entre los dos candidatos más votados y una mínima diferencia puede definir la elección a gobernador. El kicillofismo y el cristinismo la van a disputar. Los intendentes, también.
Axel Kicillof con Federico Otermín y Mayra Mendoza
Kicillof, en medio de la negociación por el Presupuesto 2026 con el peronismo y la oposición
Por el lado del Movimiento Derecho al Futuro asoman los nombres del ministro Katopodis y los intendentes Alak y Jorge Ferraresi (Avellaneda). Completan la grilla de dirigentes interesados la camporista Mayra Mendoza, flamante diputada bonaerense; el intendente de Pilar, Federico Achával (mencionado en cualquier discusión de candidaturas) y la jefa comunal Fernández, tal vez la más equidistante de las fuerzas en pugna. ¿El propio Kirchner? ¿Wado de Pedro? ¿Galmarini por el massismo?. Solo conjeturas. Pero una certeza: todos son bonaerenses.
Resta saber qué tan determinante resultará el poder territorial de los intendentes, como se pudo vislumbrar en las dos últimas elecciones: en una, la del 7 de septiembre, con una fuerte presencia del aparato que les permitió arrasar; y en la otra, la del 26 de octubre, en la que casi no se los pudo ver y Fuerza Patria perdió. Con más de 80 intendentes sobre un total de 135, y atravesado por una pelea intestina, el peronismo tiene por delante el desafío no menor de vislumbrar qué le falta y con qué cuenta para poner un candidato propio en el sillón de la calle 6 de La Plata.