Alberto Weretilneck cumplió el primer mes de su tercer mandato como gobernador de Río Negro atravesado por focos de conflicto y una profunda crisis económica. Enfrenta la pesada herencia de quien fuera su delfín y luego enemiga interna, Arabela Carreras, e intenta ordenar las cuentas de una provincia asfixiada por las obligaciones salariales y la deuda que supera ampliamente los 26 mil millones de pesos. “ Tenemos que pasar marzo”, le dice a su funcionariado, con la vista puesta en la tormenta perfecta que origina en las provincias de la Patagonia el presidente Javier Milei.
El raleo en el gabinete fue la primera muestra del cambio de era. Bajó a ocho ministerios y dos secretarías de Estado el organigrama de su gestión, en notable contraste con el que tenía su antecesora. Desde abril pasado, cuando llegaba a la elección provincial como gran favorito en un amplio acuerdo con la mayoría del justicialismo y el radicalismo histórico, dedujo que la coyuntura del nuevo tiempo iba a ser compleja.
El primer aviso de turbulencia fue la cancelación del salario anual complementario de diciembre en dos cuotas. Inclusive, no pudo hacer una oferta salarial a los gremios que llegaron a Nochebuena con la peor de las noticias para afiliados y afiliadas.
53429402915_198facd8a3_k.jpg
"Tenemos que pasar marzo", le afirma el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, a su gabinete.
Para enfrentar de lleno la crisis, armó un reducido equipo de leales. Sumó a un superministro como Federico Lutz, que concentra las áreas de Gobierno, Trabajo, Modernización y Turismo. En una señal de cambio de era en los roles del Estado, acomodó las piezas de acuerdo al momento histórico de Juntos Somos Río Negro, que se expandió en los principales centros urbanos durante la última década.
Los inseparables aliados de la Logia de Cipolletti se mantienen con Nelson “Pocho” Cides como secretario general de la Gobernación. El hermano del legislador Elbi Cides, del partido MPP, y la secretaria de Energía, Andrea Confini, son los únicos a cargo de una cartera de este tipo con rango ministerial.
Weretilneck regresó al poder en un escenario similar al de 2012, cuando el descalabro institucional reinaba en Viedma por el asesinato de Carlos Soria. En aquel tiempo, el peronismo se había instalado superficialmente en los ministerios y la mano invisible de Miguel Ángel Pichetto presionaba para que su tropa no perdiera privilegios.
https://publish.twitter.com/oembed?url=https%3A%2F%2Ftwitter.com%2FLetra_P%2Fstatus%2F1731746109410742411&partner=&hide_thread=false
Si se compara con los dos primeros mandatos, el cipoleño debe reconstruir lo que atesoró durante los frenéticos ocho años de su doble gestión, sobre todo entre 2015 y 2019. Esa etapa fue en la que más poder acumuló, con una amplia mayoría en la Legislatura, en la que su espada parlamentaria Facundo López demostró que en la capital, cuando Weretilneck no estaba, tenía más influencia que quienes figuraban en la línea sucesoria.
El jefe de bancada se sienta en las reuniones de gabinete, funciona de nexo con el Poder Judicial y atiende en su despacho legislativo o de la casa partidaria a buena parte de los referentes. Este período volverá a ser clave, en tiempos de una composición legislativa mucho más apretada, pero en la que los bloques opositores sufrieron reiteradas fracturas.
Poder territorial
A fines de 2014, cuando empezaba la ruptura con el entonces Frente para la Victoria (FpV), Weretilneck echó al 50% de su planta política. De 340 personas que ocupaban cargos dejó 170 y, ante la necesidad de cerrar las cuentas, bajó el salario de su equipo.
Con la misma impronta comenzó 2024. Alojado en la residencia oficial, una casona antigua anclada en pleno centro de Viedma, cruza a diario la plaza San Martín para instalarse en la gobernación. Las horas que está en la capital, la oficina tiene un tránsito permanente.
Por su despacho, los últimos 30 días pasaron figuras del Ejecutivo, la Legislatura, las intendencias y el ámbito sindical. Con ATE y UPCN, gremios mayoritarios de la planta estatal, negoció personalmente la paz social. UnTER, el sindicato docente, tuvo contacto con la senadora Mónica Silva, otrora ministra de Educación rionegrina.
53454787117_59c42ccd11_k.jpg
Alberto Weretilneck y Juan Carlos Scalesi. El Estado de Río Negro vive una profunda crisis.
Primero, antes de asumir, se sentó con Juan Carlos Scalesi (UPCN) para reordenar su diálogo. En las últimas horas, se fotografió con el número uno de ATE a nivel nacional, Rodolfo Aguiar, para retomar la negociación del convenio colectivo en el Estado. En una semana, con algunos gremios condicionados por las bases para salir a la calle, logró contener el reclamo salarial. Una señal a las organizaciones sindicales fue la designación de María Martha Avilez al frente de la Secretaría de Trabajo. La funcionaria del área laboral fue auspiciada por la UOCRA y en los despachos de los popes sindicales se asimiló como un guiño al movimiento obrero organizado.
Hasta promovió la vuelta de la roquense Tania Lastra, expresión del viejo justicialismo que acompañó al Gringo Soria en 2011. Hoy representante del Gobierno en la mesa de la función pública, la dirigente se sumó al grupo fundador de JSRN y cumple el trabajo sucio en la negociación paritaria.
"Quienes son los responsables máximos de la etapa que nos antecedió no están vinculados con esta gestión y no hay autocrítica", se quejó Lastra en CNN Radio de General Roca, sumando palos a la administración de Carreras.
Energía hasta marzo
Si de peronismo se habla, Weretilneck aportó a reconstruir la relación con General Roca. Algo que parecía imposible ocurrió este verano, cuando arribó a la principal ciudad del Alto Valle e invitó a María Emilia Soria en su primera visita oficial. Días más tarde, regresó y hablaron en el despacho a 12 años de su último ingreso al edificio de Mitre y Sarmiento. El espanto al proyecto de Milei logró lo impensado.
También visitó otras comunas, como Allen y Villa Regina, que atraviesa una compleja realidad financiera en los primeros meses del massista Luis Albrieu. La última semana se fotografió en San Carlos de Bariloche con el intendente Walter Cortés, un dirigente que expresó el descontento social y terminó al frente del Centro Cívico de manera inesperada con un partido municipal y el 22% de los votos. En todos los casos, el gobernador articuló directamente con las intendencias.
image.png
Alberto Weretilneck y María Emilia Soria, una foto de impacto en Río Negro.
Para obtener recursos, definió prioridades. Se enfocó en resolver el drama del sistema de Salud y la destrucción de la Policía. Trianguló todo con el Ministerio de Hacienda que conduce Gabriel Sánchez. El monitoreo es diario. Weretilneck negocia con cada prestador, empeña su palabra, pide favores.
En la empresa de generar divisas ante la deuda acuciante, se puso al frente de la batalla cultural para que Río Negro desarrolle minería a gran escala. Letra P explicó el lobby que su secretario del área, Joaquín Aberastain Oro, realiza para que la actividad explote de una vez por todas. Si todo continúa como hasta ahora, en el primer semestre puede haber novedades sobre el megaproyecto Calcatreu, una enorme reserva de oro y plata asentada en la región sur rionegrina.
Por fuera de las fronteras provinciales, coordina tareas con su amigo y par neuquino Rolando Figueroa. Asistió a la cumbre de Villa La Angostura y comentó en su círculo íntimo que el bloque será punta de lanza de otras regiones para frenar medidas de Milei. "Los recursos son nuestros, de las provincias, y no se negocian", dijo en El Messidor el último jueves. A través de Silva, su espada en el Senado, resiste también en el debate parlamentario nacional.
"La crisis nos puede llevar puestos a todos, por eso debemos hacer las cosas bien y llegar a marzo". La cruda definición de Weretilneck, reiterada a su mesa chica, expresa cabalmente el tiempo que enfrenta. Este trimestre blanqueará cómo la crisis nacional afecta a Río Negro.