De los seis ministerios de Género que existían en el país antes del 10 de diciembre, hoy queda uno solo: el de la provincia de Buenos Aires, cuya titular es la referente sindical y feminista Estela Díaz desde que asumió el gobernador Axel Kicillof en 2019. Neuquén también conserva el rango ministerial, aunque ahora su denominación es más “abarcativa”: ahora es Ministerio de Desarrollo Humano, Gobiernos Locales y Mujeres. A nivel nacional y en los otros tres distritos (Santa Fe, Córdoba y Chubut) desjerarquizaron el área.
“No nos parece ningún récord ser las únicas”, admite Díaz en una entrevista con este medio. “El retroceso en la institucionalidad es un síntoma del carácter que ha tomado el debate público: no se trata sólo del ataque a ciertos organismos, están atacando la existencia misma del Estado”, agrega la dirigente platense e integrante desde sus inicios de la Central de Trabajadores de la Argentina que conduce Hugo Yasky.
A la ministra bonaerense le preocupa que hoy se pongan en cuestión "temáticas que creíamos saldadas”. “Esos retrocesos son muy dolorosos, porque nos deshumanizan y nosotras damos disputas que son muy humanizantes”, explica
Sin respuestas del gobierno de Javier Milei
Hasta el momento, indica Díaz, aunque estuvo en contacto con la nueva subsecretaria de Protección Contra la Violencia de Género, Claudia Barcia, no obtuvo ninguna respuesta en relación con las políticas públicas que dependían del gobierno nacional y dejaron de funcionar desde la asunción de Javier Milei. “Nos dijo que entendía la preocupación, pero que necesitaba hablar con la ministra Sandra Pettovello. Desde diciembre a esta fecha todo lo que se creó a partir de 2019 no tiene continuidad, salvo la línea 144, que tiene una suerte de inercia de funcionamiento porque lleva más de diez años, así que no es adjudicable a la última gestión”.
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Buenos Aires no es la única jurisdicción que necesita respuestas del Gobierno. “Vemos con preocupación que hay subejecución presupuestaria y junto con otras 14 provincias estamos reclamando a Barcia que convoque al Consejo Federal de las Mujeres. Ella dice que le eleva la nota a la ministra, pero parece que Pettovello no tiene tiempo”, relata Díaz. “Sus tiempos priorizan cualquier otra cosa en lugar de las mujeres que sufren violencia, que no están pudiendo responder por su vida", añade.
A pesar del ahogo financiero, la provincia sostiene los programas propios como Comunidades sin violencia, que transfiere recursos económicos a los municipios para contratar equipos, además de profundizar en la articulación de las distintas áreas del gobierno bonaerense que tienen iniciativas que son confluentes. Díaz plantea dos grandes prioridades: el abordaje de las violencias por razones de género –que incluyen trabajo con el sistema de salud, el sistema educativo o líneas vinculadas con hábitat- y la autonomía económica. “Nos reunimos con el Consejo de la Administración Pública y conformamos una mesa de trabajo que incluye la producción, el trabajo y los cuidados como ejes fundamentales”, describe la ministra.
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El retroceso en relación con la agenda de género, sostiene Díaz, no se refleja en los municipios de la provincia de Buenos Aires. De hecho hay varios –como Gonzales Chaves, cuya intendenta es la radical Miriam Lucía Gómez- que han rejerarquizado las áreas de igualdad, aunque todavía la diferencia entre mujeres y varones al frente de los ejecutivos municipales es abismal: sobre 135, en 2019 eran seis intendentas y hoy son 11.
La culpa no es del feminismo
“Nuestro espacio nacional y popular tiene vocerías muy masculinizadas”, responde Díaz a la pregunta sobre la supuesta responsabilidad de los feminismos en el avance de la ultraderecha. “Hay una tarea pendiente: fortalecer los liderazgos de las mujeres” del propio partido. A esta conclusión le suma que en las alianzas más conservadoras hay mujeres visibles que ocupan lugares de decisión. “Nos pasó lo mismo en la derrota de 2015”, analiza. “El macrismo tuvo a María Eugenia Vidal, la primera gobernadora bonaerense mujer; Elisa Carrió, Patricia Bullrich … y en nuestro espacio eran todos candidatos varones”.
“La derrota electoral tiene que ver fundamentalmente con los temas económicos: la alta inflación y la pérdida de poder adquisitivo durante ocho años consecutivos fueron factores cruciales”, continúa Díaz, “sobre todo con un gobierno peronista, que se debe caracterizar por la redistribución de la riqueza y por la ampliación de derechos”.
La culpa, entonces, no es del feminismo, deja en claro la ministra: “Nada de lo que faltó en la mesa o en la resolución de los temas económicos fue porque le dedicaron los recursos al feminismo”.
Javier Milei, el enemigo del pueblo
“Nos gobierna el enemigo del pueblo”, sintetiza la ministra de Mujeres bonaerense cuando se le pregunta por el Presidente. “Alguien que quiere destruir el Estado porque dice que es una organización criminal va a hacer que nuestra vida sea un infierno, para las grandes mayorías y especialmente para las mujeres en la dimensión cotidiana”, agrega.
Díaz profundiza en el impacto de las políticas libertarias sobre las mujeres. “Somos las que nos ocupamos de lo doméstico, de cómo organizar cada una de las cosas, cómo comés, cómo te vestís, cómo vas a la escuela, cómo te curás cuando tenés una enfermedad. Todo eso vamos a tener que resolverlo casi sin ingresos”, describe.
En el final, cierra con una invitación “a los compañeros”. “Este gobierno es profundamente antifeminista. Entonces nosotros tenemos que ser feministas, porque ahí hay una clave de cómo profundizar una sociedad con mayor igualdad, con mayor justicia y con mayor inclusión”.