Entre tensiones y despedidas, la Legislatura porteña cerró un año pobre y con disputas de poder
Dos sesiones seguidas expusieron el desgaste político del PRO, el avance de LLA y la incertidumbre por las vicepresidencias que se negocian en silencio.
Con un doblete de sesiones, la Legislatura porteña volvió a exponer las tensiones internas del PRO y la incertidumbre por las vicepresidencias que se negocian en silencio.
La Legislatura porteña cerró el año con dos sesiones que dejaron más señales políticas que certezas: la presentación del jefe de Gabinete, Gabriel Sánchez Zinny, y la última sesión antes del recambio. Entre reproches cruzados, despedidas y discursos encendidos, un dato recorrió los pasillos con fuerza: nadie mencionó a Jorge Macri.
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Sánchez Zinny expuso este lunes un repaso minucioso del temario formal: seguridad, control urbano, obras, movilidad, agentes de tránsito, deuda, educación y políticas de cuidado. Pero la prolijidad técnica se estrelló rápido contra el clima político. La oposición tensionó desde el primer minuto y convirtió la sesión en un anticipo de lo que será el nuevo mapa legislativo.
Gabriel Solano, del Partido Obrero, apuntó directo a la economía cotidiana: subtes a $1.206, aumentos por encima de la inflación, peajes y transporte en alza, caída del salario docente y un boleto estudiantil mal implementado. Por su parte, la presidente del bloque de UP, Claudia Neira, subió la vara con cuestionamientos estructurales al modelo de ciudad, denunció desvío de fondos, pidió precisiones sobre la deuda y marcó las inconsistencias en la videovigilancia.
Hoy tuvo lugar en la Legislatura de la Ciudad una sesión especial donde el Jefe de Gabinete porteño, Gabriel Sánchez Zinny, presentó su informe semestral de gestión.
Matías Lammens, que ocupa la vicepresidencia segundo en representación del peronismo, se concentró en la crisis productiva: caída del turismo, del empleo y de la actividad económica. Desde LLA, Pilar Ramírez reclamó replicar la agenda de Milei en la Ciudad y activar la Ley Bases local. Darío Nieto, hombre fuerte del PRO con llegada directa a Mauricio Macri, defendió el plan oficial y reabrió la disputa por la coparticipación. El clima, más que administrativo, fue político.
La Legislatura porteña en modo catarsis
Por la tarde, la Legislatura cambió de tono pero no de tensión. La sesión de despedidas en la que hablan los legisladores que dejarán sus bancas el 10 de diciembre cuando se concreté la renovación de la mitad del cuerpo es habitualmente amable, pero esta vez dejó entrever alineamientos, heridas y gestos inesperados. Paola Michelotto, negociadora central del presupuesto, fue la figura transversal del día; recibió elogios incluso de quienes la habían cuestionado duramente en otras sesiones.
Graciela Peñafort sorprendió con un discurso emotivo. Sol Méndez repasó su recorrido político con lágrimas incluidas, mientras Claudio Romero alternó homenajes personales con reivindicaciones peronistas. Marilú González Estebarena fue despedida rumbo al Congreso con el reconocimiento por su rol en Ética y en las designaciones judiciales.
Pero la escena más potente no fue lo que se dijo, sino lo que no se dijo: ningún legislador del PRO mencionó al Jefe de Gobierno, Jorge Macri. Ni agradecimientos, ni guiños, ni una referencia lateral. Para una Legislatura que suele reivindicar su vínculo con el Ejecutivo, el silencio operó como un mensaje político.
La conexión con la pelea del presupuesto
El clima de estas dos sesiones fue la continuación directa del temblor que dejó la aprobación del Presupuesto 2026. Tras una negociación dura conLa Libertad Avanza, que impuso rebajas tributarias, vetos a cargos estratégicos y condicionamientos políticos, el PRO llegó desgastado al cierre del año legislativo.
El silencio sobre Macri se interpretó como una señal de ese desgaste: sectores del oficialismo entienden que quedó expuesta la pérdida de centralidad del jefe de Gobierno, especialmente después de que LLA se convirtiera en el socio que define votaciones y sillas. La Legislatura absorbió ese impacto y lo devolvió con frialdad.
En ese contexto, la sesión de despedidas funcionó como catarsis institucional tras semanas de tensiones. Lo que ocurrió en el recinto fue el eco de un proceso mayor: el PRO cedió terreno para sostener números y ahora enfrenta las consecuencias internas de esa cesión.
El verdadero temario oculto: las vicepresidencias
Mientras se cerraba el período legislativo, la discusión que realmente ordena la política porteña no ocurrió en el recinto. La pelea por las tres vicepresidencias, que define la arquitectura del cuerpo y la distribución de poder entre bloques, sigue abierta y atraviesa a todos los espacios.
El veto de LLA a Matías López, un legislador bien ponderado por el resto de las fuerzas políticas, cambió el tablero y mantiene en vilo a la Legislatura. El kirchnerismo busca retener su casillero; el peronismo dialoguista quiere recuperar protagonismo; la UCR intenta no perder pie; y el PRO, debilitado tras la negociación del presupuesto, negocia para no resignar más espacios de poder.