La guerra del Gobierno y las provincias por los fondos, entre el déjà vu y el Juego de la Oca. El poroteo de la Casa Rosada y la cuña de las jubilaciones.
Caer en la calavera, ubicada en el casillero 58 del Juego de la Oca, implica retroceder todo lo avanzado y volver a empezar. La política, reducida al conflicto entre la Nación y las provincias, merodea otra vez ese lugar maldito: un retorno al punto de partida de hace exactamente un mes, cuando Javier Milei debió resignarse a la derrota y retiró su proyecto de ley ómnibus de la Cámara de Diputados.
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El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, metió el dedo en la llaga en declaraciones a Radio con Vos. "Si van a presentar el mismo proyecto, ¿por qué los legisladores votarían distinto?".
Contra lo esperado por la Casa Rosada, la cuña que metió Milei con su palo y zanahoria, preludio del besamanos esperado el 25 de mayo en Córdoba,reactivó algunos contactos transpartidarios entre administradores provinciales apiñados en el barco de un ajuste que los lleva a la deriva.
Mientras, en el Norte Grande el clima social se narra como espeso, lo que explica borocotazos como el que pegó, haciendo punta, Osvaldo Jaldo.
Esto es día a día y resulta imposible encontrar en la borra del café la respuesta sobre quién ganará la contienda. O, incluso, si esta no tendrá al final más que perdedores.
Mucho más que un proyecto
El renovado ómnibus debería tener, como el original, un apartado para reemplazar la fórmula de movilidad previsional actual por otra que ataría las jubilaciones a la inflación del mes precedente. Sin embargo, el bloque Hacemos Coalición Federal se anticipó con una iniciativa en ese mismo sentido, la que permitiría rehacer la unidad ajada en febrero y volver a acercar a Miguel Ángel Pichetto y la gente de Elisa Carrió. El detalle, que no es pequeño, es que la nueva movilidad que sería tratada en una sesión especial, sería retroactiva a enero. Esto, que necesitaría el respaldo del peronismo y la UCR, supondría un guadañazo de casi la mitad del ajuste logrado en el primer bimestre del año, licuadora mediante, por Luis "Toto" Caputo.
"Esto refleja que la licuación de jubilaciones y salarios del primer bimestre explica la mitad de la reducción total de gasto primario ejecutada en el período", agregó, proporción algo menor si se tomara sólo febrero como base de cálculo.
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Si tuviera éxito y eco en el Senado, una movida semejante no sólo podría ser considerada por el Ejecutivo como una declaración de guerra, sino que tendría destino de veto, sobre todo cuando el superávit fiscal de enero tambalea por el efecto de la recesión en la recaudación de impuestos. ¿Y si luego hubiera dos tercios de los votos para imponerla a fuego?