El bendito bastón
La presencia de Cristina Fernández de Kirchner en el palco principal durante la (re)asunción del gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, marcó el clima de una asamblea donde dijeron presentes todas tribus peronistas. Ovacionada en su ingreso, CFK fue protagonista. Tras la jura, cuando la vicegobernadora, Verónica Magario, entregó el bastón de mando, un grito resonó en el recinto: “Cristina, el bastón de mariscal dáselo a Axel”, dijo alguien desde un palco, para después insistir con una definición que será la discusión neurálgica de un peronismo en reconstrucción. Un “Axel conducción”, quedó resonando entre las bancas.
WhatsApp Image 2023-12-11 at 20.53.31.jpeg
Advertencia al Presidente
Con su discurso, Kicillof se erigió como vocero de un peronismo que inmediatamente tras la asunción de Javier Milei se mantuvo en silencio. El gobernador del 45% de los votos en la provincia del 38 por ciento del padrón electoral nacional le marcó la cancha al ultraderechista.
Si bien aclaró en más de una ocasión que respeta “la voluntad popular”, se plantó: “La Justicia social no es una aberración, la educación y la salud son derechos que no se tocan, las Malvinas son innegociablemente argentinas, genocidio nunca más”, bramó. Y apuntó a la base del discurso de Milei con una chicana: “Sin igualdad de oportunidades, la famosa libertad es una farsa”.
Autocrítica y nueva canción
El mandatario también pareció marcarle la cancha al peronismo, todavía sin reacción ante la derrota electoral. Al dar su “primera opinión del resultado electoral”, apuntaló la autocrítica. Dijo que “faltó más rebeldía, más justicia social, más distribución de la riqueza” y remarcó que “faltó más igualdad”.
Al mismo tiempo, destacó los desafíos no cumplidos de la fallida administración de Alberto Fernández. Enumeró que creció la inflación y que los ingresos no se recuperaron. “No pudimos dar respuesta a estas necesidades y esa es una de las causas del resultado electoral”, sentenció.
Siempre jefa
La mención especial de Kicillof a la visita estelar que miraba desde el palco principal, La Jefa, empezó con el agradecimiento -respondido con gestos por la vicepresidenta- pero siguió en parte de su discurso, aplaudido por el oficialismo. Al hacer mención a los años de kirchnerismo en el poder, dijo: “Esos 12 años no deben ser recordados con melancolía o nostalgia, esos 12 años maravillosos deben ser convertidos en un manual sobre como gobernar con coraje y amor a la patria”.
Saludo gélido
Una vez finalizada la jura, Kicillof bajó del estrado para abrazar, saludar y besar a los presentes. A unos metros, Máximo Kirchner comenzaba a emprender la retirada en medio de la muchedumbre. Parecía que el presidente del PJ iba a pasar de largo, sin al gobernador, con quien mantiene una tensa relación. Estaban separados por unos metros y varias personas. Kicillof lo vio y le extendió la mano, Kirchner devolvió el gesto y estamparon un saludo protocolar. El hijo de CFK se fue, el gobernador siguió saludando dirigentes.
