Del duelo del PJ del '93 al de octubre: los apellidos Schiaretti y De la Sota vuelven a medirse en las urnas
El clan De la Sota construyó poder en Córdoba con la lógica de la ruptura. Natalia está dispuesta a enfrentar a un Gringo muy distinto al de 30 años atrás.
Juan Schiaretti y Natalia de la Sota pelearán por la bolsa de votos peronistas de Córdoba
José Manuel de la Sota rompió con el PJ en 1986 cuando compitió para convencional constituyente de Córdoba. Ganó con la Democracia Cristiana. También de una ruptura, en este caso de la UCR, el intransigente Arturo Zanichelli -abuelo de Natalia de la Sota- le ganó con apoyo peronista a Eduardo Gamond, un sabattinista y luego balbinista, en la elección provincial de 1958.
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Miles de vidas después, la diputada De la Sota sigue la lógica familiar para construir poder. La historia no se repite, pero se le parece bastante. Natalia buscará desde la disidencia cambiar la tónica de un cordobesismo que sólo supo cosechar éxitos en las urnas durante un cuarto de siglo.
Este 26 de octubre los apellidos Schiaretti y De la Sota volverán a protagonizar una interna peronista en Córdoba como no ocurría desde las elecciones legislativas nacionales de 1993. La hija de José buscará disputarle el voto peronista a Juan.
José Manuel de la Sota vs. Juan Schiaretti
El peronismo cordobés llegó a las legislativas de 1993 después de una interna “con golpes bajos y a la mandíbula”, según definían las crónicas de la época. Tres pesos pesados del Partido Justicialista se midieron el 1° de agosto de aquel año: Juan Schiaretti, bendecido por Domingo Cavallo; José Manuel de la Sota, recién regresado de su paso como embajador en Brasil; y Luis "Chicharra" Aráoz, entonces ministro de Acción Social del presidente Carlos Menem.
La campaña fue un decálogo de malos muchachos. Aráoz había cerrado su lista con dirigentes de peso en cada región y tenía a Carlos Caserio como uno de sus principales armadores, pero en la víspera del cierre, Schiaretti convenció a varios de cruzarse a su vereda. “Puso a jugar la billetera gorda de Domingo Cavallo”, recuerdan sus protagonistas.
Entre los saltarines estaba Oscar González, un hombre que sería de altísima influencia con la llegada al poder provincial de De la Sota en 1999 y luego con Schiaretti. También Miguel Lito D’Alessandro, exfuncionario menemista que se alejaría de De la Sota por las diferencias políticas que tenía con Olga Riutort, la influyente primera dama provincial.
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José Manuel De la Sota y Juan Schiretti, protagonistas de una interna del PJ que terminó en una de las sociedades políticas más exitosas de Córdoba
González y D’Alessandro juraron lealtad a Aráoz hasta último momento. El salto les valió apodos inolvidables, un deporte nacional de alto rendimiento en esta provincia: González quedó bautizado como El canguro por De la Sota.
En paralelo, el “Gallego” jugaba su propia partida. Invitó a Aráoz a reuniones para hablar de “unidad” y le dio a entender que podría encabezar la boleta común. El encuentro fue en la casa de la familia de Villa Carlos Paz, ubicada en una zona con vista privilegiada.
Aráoz, confiado –“inocentón”, lo recuerdan con indulgencia-, esperó hasta último momento. La respuesta llegó un día antes de la inscripción: habría acuerdo, pero con De la Sota primero. Aráoz quedó fuera de la jugada y terminó con una lista menguada.
El resultado interno fue claro: Schiaretti hizo una elección pareja en la capital y el interior y se quedó con la victoria. De la Sota arrasó en la ciudad y Aráoz ganó parte del interior, pero ninguno pudo frenar al delfín de Cavallo.
Una campaña memorable en Córdoba
En el libro El Candidato, de Hernán Vaca Narvaja, consultado para esta nota, se recuerda que De la Sota adoptó una postura militante en la campaña y defendió la independencia del PJ cordobés y la independencia frente al gobierno menemista. Schiaretti, por el contrario, se mostró como el exponente del modelo de Cavallo y Menem y el puente para trasladar a la provincia la transformación económica realizada por el poder central.
De la Sota había perdido el favor del Círculo Rojo. El mismo libro sugiere que, además del apoyo de la Fundación Mediterránea, Schiaretti logró el patrocinio económico del grupo Macri, favorecido con el régimen automotor que el propio “Gringo” había diseñado desde la Secretaría de Industria de la Nación. También del Grupo Techint.
El “Gallego” pidió la transparencia de recursos. Con la derrota en sus manos, denunció fraude. Paseó su enojo en la televisión porteña. En aquellos años, esos yeites se les permitían a quienes se definirían más tarde, en contraposición al matrimonio Kirchner, como auténticos federales.
En plena campaña por la elección legislativa nacional del 3 de octubre, el Schiaretti ganador de la interna ya hacía culto de un estilo de baja confrontación como lo refleja este archivo audiovisual de entonces.
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Nilo Neder fue el candidato radical apadrinado por Eduardo Angeloz. Schiaretti era el instrumento de Cavallo para darle pelea al gobernador de un radicalismo fuerte.
Menem, refugiado en la Casa Rosada, jugó con Germán Kammerath por la UCeDé, sabiendo que restaría votos a Schiaretti. La jugada funcionó: Neder ganó –“cuando los radiales ganaban con cualquier cosa”, dicen por acá-; y Kammerath se quedó con la novena banca, pinchándole el globo al ministro de Economía.
Una interna del PJ que siguió con el derrumbe de la UCR
De la Sota convocaría a Kammerath años después para maquillar el peronismo en ese acuerdo amplio que se llamó Unión por Córdoba. No es casual que por estos pagos se diga que el exgobernador se forjó políticamente en sus derrotas.
La revancha de Cavallo llegó al año siguiente. En 1994, Córdoba entró en una crisis financiera brutal que muchos en la política local atribuyeron a un castigo desde el Ministerio de Economía. El derrumbe aceleró el final del tercer mandato de Angeloz y forzó elecciones anticipadas, ganadas por Ramón Bautista Mestre.
Treinta y dos años después, aquella interna que dejó heridos políticos, apodos inolvidables y sospechas de vendettas se revive con este nuevo capítulo: Juan Schiaretti se cruzará en las urnas con Natalia de la Sota, hija de su viejo rival y principal socio político, con el que construyeron un exitosos esquema de poder como repasa este video.
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También jugará otro hijo de apellido ilustre, Ramón Javier Mestre, que lucirá los colores de la Lista 3, empalidecidos después de décadas de derrotas.
A quién enfrentará Natalia de la Sota
Schiaretti ganó una elección que nadie esperaba. Hoy es 100 veces más que el de los ’90. Natalia de la Sota es una dirigente con un perfil bajo en política que, esta vez, decidió plantarse, pero su carrera la hizo en tiempos de paz peronista.
En el cordobesismo la pegan a Sergio Massa. La diputada los corre con la perspectiva de género. ¿Una mujer no puede tomar sus propias decisiones en política?, se pregunta en su paseo por los medios.
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José Manuel y Natalia de la Sota
El contexto hoy es otro, pero el trasfondo sigue siendo el de la renovación política que empezó con el traspaso de mando de Schiaretti a Martín Llaryora en diciembre de 2023. Una camada de peronistas busca protagonismo desde hace años. Hoy son los Schiaretti-De la Sota, los González, los Domingo Carbonetti de aquella época. Tuvieron que esperar porque el fundador del cordobesismo demostró que con el peronismo no alcanza en Córdoba. Llaryora no borró años de experiencia.
Ese peronismo podrá encontrar en Natalia quizá un voto con olor a interna partidaria, que De la Sota y Schiaretti supieron esconder con familia real casi dos décadas. Pero en ese tiempo, el PJ de Córdoba estaba en el llano. Tuvo que disfrazarse para seducir a una provincia “gorila” que demostró que no tiene empacho para doblar a la derecha.
Probablemente logre los puntos para ser diputada. ¿Eso será todo?