ELECCIONES 2023 | CÓRDOBA

Daniel Passerini vs. Rodrigo de Loredo, la pulseada que definirá el nuevo mapa político de Córdoba

El domingo próximo se juega mucho más que el gobierno de la capital. Sprint final de una campaña enlodada por denuncias cruzadas. Promesa de resultado apretado.

En la política cordobesa, la elección que enfrentará el próximo domingo a Daniel Passerini y Rodrigo de Loredo definirá aspectos trascendentales y no sólo la futura autoridad de la capital provincial. Esa realidad, quizás alejada y poco perceptible para el electorado, explica los ánimos alterados de las últimas semanas, las acusaciones cruzadas y el pie en el acelerador de algunos actores que ven su futuro inmediato atado a la suerte municipal, determinante a su vez para el juego de la política de Córdoba.

“¿Cuántas veces lo reeligieron a Juez?”. Con esa pregunta solía chicanear Llaryora en la previa a las elecciones provinciales que lo convirtieron en el sucesor de Juan Schiaretti. De esa manera, buscaba desacreditar la experiencia de gestión de su rival y poner en valor a quienes integraban su lista. Él había sido reelegido en San Francisco, Myrian Prunotto en Estación Juárez Celman y Juan Manuel Llamosas, el primer candidato a la Legislatura, en Río Cuarto. Con menos altisonancia, Luis Juez le replicaba que él no se presentó a ninguna reelección, aunque su candidato por entonces, Daniel Giacomino, ganó la elección de 2007 por más de 20 puntos de diferencia.

A diferencia del líder del Frente Cívico, que quiso saltar de la intendencia a la gobernación y se topó con el poderoso aparato del PJ que truncó, por primera vez, aquel intento de 2007, Llaryora ya se aseguró el premio mayor. Quienes lo conocen saben que, pese a la victoria, no le caería demasiado simpático que su gestión no fuera respaldada en las urnas el próximo 23 de julio.

El gobierno de Llaryora

Para Llaryora, la suerte de Passerini representa mucho más que eso. La política cordobesa terminará de reacomodarse el domingo que viene en ese mano a mano entre el peronismo y el radicalismo, una pelea que no se presentaba tan claramente en Córdoba desde el fulgor del bipartidismo. De hecho, de confirmarse los números que arrojan los sondeos previos, de uno y otro lado, será la elección más pareja de la historia, siempre considerando a un peronista y a un radical como protagonistas excluyentes.

Más allá del lugar al que pueda llegar la aventura presidencial de Schiaretti, en el peronismo cordobés ya reconocen a Llaryora como el único líder del espacio que extenderá su poderío en el poder provincial, por lo menos, hasta 2027. Lo que resta definir son las condiciones en las que el sanfrancisqueño deberá ejercer ese liderazgo. La performance electoral de Passerini jugará, en ese sentido, un rol clave. No sólo por su propio futuro, sino por el efecto que ese resultado tendrá en la vida partidaria, que en los últimos cuatro años repartió espacios en dos de las estructuras de gobierno más grandes del país.

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Aunque nadie en el cordobesismo imagina el escenario de una derrota, quienes exudan más preocupación reconocen también que no serán muchos los espacios que queden para refugiarse en un gobierno provincial que tendrá que repartirse entre la vieja guardia schiarettista, los nuevos socios transversales y representantes del interior provincial que quedarán a la deriva después del 10 de diciembre. Para colmo de males, en la Legislatura habrá 18 bancas menos para ocupar. Si De Loredo gana la intendencia, también habrá menos escaños en el Concejo Deliberante.

El liderazgo opositor

Allí no se agotan las razones que explican los esfuerzos militantes que se redoblaron en las últimas semanas y la incorporación de estrategias de ataque mucho más características de fuerzas opositoras que de quienes ostentan las ventajas de gestionar. Como ya contó Letra P, una eventual victoria de De Loredo le sumaría un problema al gobernador entrante: el de una oposición que, ya fortalecida por el resultado electoral, encontrará un liderazgo fuerte que se proyectará desde la capital provincial.

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Mientras Juez se repliega y busca reinventarse a sabiendas de haber tenido una buena elección el pasado 25 de junio, la elección de De Loredo también será clave para redefinir el futuro del radicalismo cordobés. Con Mario Negri, Ramón Mestre y Oscar Aguad, los tres nombres que concentraron la conducción del partido en los últimos 25 años, proyectando un futuro que los encontrará en el llano o en un eventual gobierno nacional de Juntos por el Cambio, De Loredo podría erigirse como la cabeza de una definitiva renovación partidaria local o ser “uno más” de un lote de dirigentes que librarán una batalla interna que la experiencia previa impide prever tranquila.

Con todos esos elementos, el mapa terminará de acomodarse con la definición nacional que pondrá en la Casa Rosada a quien suceda al presidente Alberto Fernández y que, incluso, puede traer aparejado nuevas convivencias entre referentes de espacios que hoy se presentan en veredas adversas.

Pasivo agresivo

Hasta el momento del cierre de campaña, que será el próximo jueves, Passerini y Llaryora le seguirán planteando un 2-1 a De Loredo a partir de los temas que ya han sido los vertebrales en la discusión política capitalina. Por un lado, la puesta en valor de la gestión y la importancia del trabajo conjunto entre el gobierno municipal y la administración provincial. Por el otro, los señalamientos por la presencia de aspirantes de JxC al Concejo con familiares ligados a causas relacionadas con el narcotráfico. El pase de factura por los puntos flacos de las gestiones de Juez y Mestre también formará parte de ese combo.

De Loredo sabe que no le conviene enredarse en esa discusión e insistirá con sus propuestas diarias y un discurso que intentará presentarse como un continuado de la campaña provincial, vendiendo un clima de fin de ciclo que todavía no llega a consumarse. “Es una campaña muy turbia a la que acude el peronismo, que está perdiendo la elección. No vamos a caer en el barro en que ellos quieren plantear la discusión”, dijo en una entrevista exclusiva a Letra P, a modo de resumen de lo que piensa al respecto.

Casi como intercambiando los roles respecto de la campaña de 2021, esquiva el golpe a golpe y habla de una “convivencia constructiva” con el futuro gobierno de Llaryora. Mientras tanto, su compañera de fórmula, Soher El Sukaria, pide por la expulsión de un concejal del oficialismo denunciado en una causa por violencia de género, y por el apartamiento de un candidato denunciado por haber participado en supuestos hechos de corrupción.

En el mismo lodo y todos manoseados.

passerini: de loredo habla mas como jefe de la oposicion que como candidato
rodrigo de loredo: el peronismo esta perdiendo la eleccion

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