ELECCIONES 2023 | CÓRDOBA

Luis Juez asume el rol de garante de JxC para seguir en la pelea de Córdoba

Busca plantarse como celador de la unidad de la alianza. Pidió al Frente Cívico un último esfuerzo para la campaña capitalina. Su plan frente al triunfo o la derrota de De Loredo. Libertad de acción en la puja Bullrich vs. Larreta.

Luis Juez reunió a la dirigencia del Frente Cívico en el Hotel ACA de la ciudad de Córdoba para pedirle un último esfuerzo para la campaña del radical Rodrigo de Loredo. La arenga forma parte de las buenas prácticas de convivencia en toda coalición, pero también es un gesto hacia una sociedad política que nació con el triunfo de las elecciones legislativas de 2021 y que espera que continúe. Aunque los nuevos términos estarán condicionados por los resultados en la Capital y en la ronda presidencial.

La derrota provincial ajustada, que dejó al senador por tercera vez fuera de la gobernación, no escamoteó su vigencia política. El control del Tribunal de Cuentas con dos de sus alfiles y la paridad legislativa con el peronismo -que obligará a Juntos por el Cambio a cuidar la unidad como un divino tesoro- son cartas que el senador utilizará para aprovechar su capital político. También para resistir un proceso de renovación dirigencial que afectó al peronismo, pero también a opositores de trayectoria como Mario Negri, Oscar Aguad, Ramón Mestre, entre otras referencias.

Juez no quiere integrar ese lote. Aceptó las “vacaciones” que le impuso De Loredo en la campaña por la puja capitalina del 23 de julio. Retomó el panelismo mediático con motivo de su estadía en Buenos Aires, desmenuzó allí las causas de su derrota y omitió referirse a la Capital. No obstante, dejó un mensaje para la reconfiguración que se viene: “hay que cuidar la unidad que me costó dos años construir”. La autorreferencia, el uso del singular, da algunas pistas del rol de celador de la alianza que pretende ocupar.

El mensaje fue dirigido a la platea local y a la nacional de JxC que tiene a Horacio Rodríguez Larreta y a Patricia Bullrich en una lucha cuerpo a cuerpo por el electorado de la perla amarilla del interior que, para este turno, divide la adhesión en dos canastas más, la de Juan Schiaretti y Javier Milei. También para la dirigencia local que tendrá que trasladar a la Unicameral, y a un eventual gobierno municipal, la cohesión lograda en el plano electoral.

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Fase A del plan de Juez

Con respecto al frente nacional, Juez mantendrá el equilibrio, pese a la distancia que exhibe con Larreta producto del coqueteo con Schiaretti en el armado previo a las PASO. En esa reunión que pidió trabajo al 100% para De Loredo, dio libertad de acción para el tamiz electoral de agosto. Su mesa chica se reparte con Ernesto Martínez, apostando a la jefa del PRO; y Walter Nostrala, más cercano al jefe de Gobierno porteño.

Si JxC recala en la Casa Rosada en diciembre, Juez planea un rol de alta visibilidad desde el Congreso. “Quiere ser el Mario Negri de Mauricio Macri”, resumen en el entorno directo del senador. Cabe recordar que el radical fungió de vocero de primera línea de las acciones del gobierno de Cambiemos: explicó y defendió el gradualismo y también puso la cara frente a los desaciertos.

Con todo, un triunfo de De Loredo en la Capital terminaría despojando a Juez del apoyo prestado -y contundente- que recibió de la UCR durante el proceso electoral provincial. Al menos, mayoritariamente, porque el radical se encargó de cauterizar las heridas abiertas del cierre listas provincial en la mesa de negociación para la contienda municipal.

Aquí es donde el Tribunal de Cuentas que controlará Juez tiene una importancia más política que de condicionante real de la gestión del gobernador electo, Martín Llaryora. “De Loredo va a necesitar el Tribunal para presionar a la provincia si la relación se complica”, disparan.

Fase B

En otras palabras, todo el sistema político reconoce que la suerte de una gestión de un municipio de estructura gigante depende de la buena relación con el Panal, como se conoce a la sede de la gobernación. Llaryora reconoció en sus actos políticos que Schiaretti lo “ayudó mucho”. La oposición reforzó esa lectura al informar que buena parte de la obra pública de la ciudad se hizo con aportes directos del tesoro provincial.

El propio De Loredo le puso número al empujón del mandatario a su delfín: "El aporte en obras de la provincia a la ciudad fue en estos años de $53 millones, que equivalen a dos veces las obras ejecutadas por la Municipalidad". En concreto, según el radical, de cada 100 pesos girados, $10 corresponden a transferencias totalmente discrecionales (financiamiento de obras, convenios específicos) y $12 a transferencias de asignación específica que derivan de acuerdos como subsidios al sistema de transporte.

Si De Loredo gana la intendencia y el triunfo opositor se replica a nivel nacional, el diputado radical sabe que contará con una mano de oro para empezar a tejer su camino hacia la gobernación. Naturalmente, Llaryora lo impedirá, en esta suerte de práctica política que trasvasa generaciones. Juez sabe que la distribución municipal de la coparticipación o la asignación de obras son potestad de la provincia. El radical necesitará del conjunto.

Esta oferta de garante de la unidad en la Legislatura y su rol de contralor en el Tribunal del Cuentas que hace Juez es una primera muestra de que no está dispuesto a jubilarse. Por ahora, toma las vacaciones que le recomendó De Loredo hasta que se resuelva su futuro. Si el boina blanca pierde, la pelea interna por el liderazgo tocará notas más bajas.

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