“Cuando nos convenga. No tenemos ningún apuro”. Entre risas, Rodrigo de Loredo respondió por enésima vez a la formulación periodística sobre el interrogante del que parece pender la definición del escenario electoral en Córdoba: ¿acompañará a Luis Juez en la fórmula para la gobernación de Córdoba que Juntos por el Cambio (JxC) presentará el 25 de junio?
Fue por la noche de este martes, a la salida de otra reunión en la sede del Foro de Intendentes Radicales, a la que acudió junto con su socio político, ya candidato a gobernador por JxC.
Habían sido las propias autoridades municipales de su partido quienes, aún por vías tácitas, habían vuelto a deslizar durante el cónclave la inquietud por tal indefinición. Sólo 10 días atrás, en Hernando, el Foro ya había expresado su deseo de que el diputado ocupe la plaza vacante, asegurando un espacio que, entienden, corresponde al partido con más figuras en roles de gestión y mayor despliegue territorial.
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Definido como reunión de trabajo, el encuentro había girado sobre dos tópicos. Por un lado, confirmar que la omnímoda problemática de la inseguridad, que golpea duramente en Córdoba, será uno de los ejes de su campaña. Por otro lado, ostentar una secuencia triunfal con tres eslabones como anticipo de la caída del peronismo cordobés tras 24 años en el poder.
Política al fin, el mensaje no tiene como único destinatario al Panal. La enjundia albirroja también retumba en las oficinas del PRO, donde la sinuosidad del diputado radical es señalada como razón de las dificultades en la conformación de la alianza opositora en varios circuitos provinciales.
A los conflictos que ya contó Letra P en Jesús María y Río Tercero, donde JxC parece lejos de constituirse, se suman las tensiones en otras ciudades clave: Villa María, donde ya hay seis precandidatos a intendente cambiemistas para unas elecciones aún sin fecha, y Villa Carlos Paz, donde no aparecen nombres atractivos para intentar evitar el presumible triunfo de un oficialismo aliado a Hacemos por Córdoba, ya en manos del intendente Daniel Gesteira o de su antecesor, actual presidente de la Agencia Córdoba Turismo, Esteban Avilés.
"Los esperamos por meses a que resolvieran sus internas, porque no hay radicalismo sin internas. Ahora parecen apurados. Así no se construye", dice una voz aliancista. "De Loredo y su gente se sienten los elegidos y quieren imponer condiciones, pero ni siquiera saben dónde y cómo van a jugar en unas semanas. A este paso, van a repetir lo que les pasó a los anteriores caciques", analiza un dirigente de una ciudad vecina.
En el deloredismo prefieren atenuar los ruidos y remarcan que todos sus movimientos responden al objetivo de instalar a JxC en la gobernación. También destacan que han sido los intendentes de su espacio los que han intentado conformar la Mesa de armado electoral en las ciudades bajo su control.
Cuentas sin saldar
Acaso tendiendo una alfombra de comprensión para el desfiladero que recorre el dirigente de Evolución Radical, en las filas del larretismo cordobés la paciencia discurre sin límites precisos. "Queremos armar la fórmula con más chances de ganar", subrayan a Letra P. “Estamos a la espera de que Rodrigo defina esta semana. Queremos que lo haga de una vez y que tenga un rol relevante en la campaña, donde decida jugar”, amplían.
Tampoco se exacerban al ser repreguntados por las escasas expectativas para poner un vicegobernador amarillo. “Si nos toca poner el vice, irá Pedro Dellarossa. Si no, vamos a ocupar la candidatura para la viceintendencia de la capital”, amplían.
En el bullrichismo y el macrismo mediterráneos tampoco expresan preocupación por el número 2 de la lista, al que consideran ya reservado para una figura radical. Tampoco dicen esperar una intervención de las referencias nacionales para zanjar las discusiones.
Sin embargo, aún resuenan las palabras con que Mauricio Macri actualizara las cláusulas de su contrato tácito con el cordobesismo: admiración por el modelo de gestión de Juan Schiaretti y distanciamiento público con Juez. Aunque intenten bajarle el tono, voces afines al expresidente admiten que persiste una molestia con De Loredo por su decisión de bajarse de la competencia por el liderazgo de la fórmula, pese al aval brindado meses atrás.
En las próximas semanas se esperan algunos recordatorios sobre aquel tácito compromiso. Algunos llegarían desde los cuarteles generales del macrismo en la ciudad de Buenos Aires. Otros, acaso encriptados, provendrían de viejos conocidos, que nunca aceptaron ver al senador como referencia de un espacio al que definían como libre de viejas prácticas.