El reclamo incesante por el manejo de las rutas de Vaca Muerta y el retraso de fondos para obras financiadas por organismos internacionales se entremezclan en la discusión por el presupuesto nacional que el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, deberá pulsear con la Casa Rosada.
Aunque ratificó a este medio que necesitaba tiempo de análisis, el jefe provincial afina la estrategia que alcance beneficios en el plan de gestión libertaria, en la pelea mano a mano junto al neuquino Rolando Figueroa para hacerse cargo de rutas petroleras y pasos internacionales. De eso hablaron este martes los funcionarios a cargo de las carteras vinculadas a la obra pública de ambas provincias, una reunión que tuvo previas de varios llamados y cruce informativo entre equipos técnicos.
En el caso rionegrino, el traspaso de rutas se entremezcla con el reclamo de fondos vinculados a créditos internacionales, como los que salieron del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para planes rectores de agua y cloaca en localidades estratégicas.
"Creemos que en el próximo mes lo vamos a lograr. Queremos manejar las rutas nacionales que están siendo abandonadas”, ratificó el neuquino, tal cual lo consignó este medio.
Un presupuesto adverso para Río Negro
En los últimos días, tras el encendido discurso en el Congreso del presidente Javier Milei, en la Patagonia se asimiló que casi no habrá giros para obras financiadas por la Casa Rosada. El funcionariado sobreentiende que “es parte de la guía” de gestión en la era libertaria, que exige un ajuste por 60 mil millones de dólares a los gobernadores según el Presidente, aunque sus alfiles morigeren la cifra.
“Se tienen que hacer cargo de las obras actuales, de todos los contratos inconclusos”, lanzó el ministro de Obras y Servicios Públicos rionegrino, Alejandro Echarren. “Ellos saben que pedimos el manejo de las rutas 22 y 151. Es un tema complejo que nos preocupa”, sumó el funcionario a Letra P.
Las definiciones de Echarren se justifican en la zona gris dispuesta por el abandono del gobierno nacional. Actualmente, las vías de comunicación que atraviesan el Alto Valle de Río Negro a Neuquén se encuentran en estado crítico. El flujo de vehículos colapsa el tránsito y deteriora sensiblemente la calzada que debería ser mantenida por Vialidad Nacional.
También hay otras arterias sensibles. La cuestionada rotonda de Choele Choel, sobre la ruta nacional 22, que deriva el tránsito de Bahía Blanca y Neuquén al puerto de San Antonio Este y desemboca en la ruta 3, complica el transporte de cargas a la cuenca petrolera.
Otra carretera fundamental es la 151, que viene de La Pampa hasta la región del Comahue. Esta ruta tiene serias dificultades, sobre todo entre Cipolletti y Campo Grande, el municipio rionegrino fronterizo de San Patricio del Chañar, camino a Añelo, la capital de Vaca Muerta.
El reclamo de Alberto Weretilneck
Una semana después de su asunción, Weretilneck y Figueroa empezaron a moverse por los recursos. En los calurosos días de diciembre, activaron reclamos que terminaron en la rebelión de gobernadores reunidos en Villa La Angostura y Puerto Madryn.
En aquel momento, el ministro Echarren planteaba la necesidad de fondos para rutas (sumó la nacional 23 y 40, al igual que dos provinciales), más la construcción de terminales de ómnibus en Viedma, Sierra Grande, Cinco Saltos, San Antonio Oeste, El Bolsón y Villa Regina.
En el reclamo, recordaban los planes rectores de cloaca en General Roca, Catriel y un conector en San Carlos de Bariloche: todos financiados por el BID.
Los aportes para el desarrollo tienen tres variables de pago, al menos hasta la llegada de Milei. Los primeros son los que contrataba directamente el gobierno nacional; el segundo, los financiados por las provincias a través de envíos de la Nación; y, un tercero, que se realiza a través de los municipios. Hoy están en una zona gris.
Los planes de cloacas en Roca y Catriel, por medio del BID, son algunos de los propósitos estratégicos en una provincia que deberá pelear el financiamiento para la ciencia, saneamiento e infraestructura vial. Weretilneck pidió tiempo de análisis, pero su funcionariado ya presiona por los fondos.